La pandemia global de coronavirus modificó a miles de empresas de todo el planeta, que debieron usar la creatividad e ingenio para lanzar nuevos productos y servicios que les permitieran evitar resignar el mayor porcentaje posible de sus recursos.
Pero además, el mercado laboral también sufrió un fuerte terremoto y miles de personas se quedaron desocupadas en la Argentina y en todo el mundo.
Sin embargo, otros empleos comenzaron a ganar terreno y experimentar un crecimiento exponencial de demanda: los trabajas vinculados a la industria IT
En ese contexto, un grupo de jóvenes emprendedores argentinos crearon Henry, una academia virtual que permite a estudiantes de toda la región el acceso a educación de calidad en tecnología.
Educación online
Cada vez son más argentinos eligen la modalidad a distancia en carreras de grado o pregrado por diferentes motivos. Gracias a la tecnología, muchas universidades ofrecen su campus online con clases grabadas, material de lectura y exámenes virtuales.
Según datos oficiales del 2017, en el país se ofrecen más de 630 carreras a distancia, incluyendo casas de altos estudios públicas y privadas, que son cursadas por cerca de 170.000 estudiantes.
Pero la cuarentena obligó a casi la totalidad de estos establecimientos migrar sus clases hacia plataformas virtuales, tanto ya sean en disciplinas de corta duración o como carreras universitarias y universitarias.
La particularidad de Henry es que la plataforma le cobra al estudiante una vez que el mismo consiguió un trabajo.
Mediante la educación recibida en Henry los jóvenes podrán acceder a salarios mensuales que rondan los US$ 1.500, la cifra promedio que paga la industria.
En apenas 6 meses de operación, en plena pandemia, Henry ya cuenta con más de 500 alumnos regulares en toda la región. En ese tiempo los resultados fueron prometedores: los primeros egresados consiguieron trabajo remoto desde América latina hacia EE.UU. o Europa, accediendo a ingresos entre tres a cinco veces más de los que tenían antes.
Como una potente fuente de igualación social y de democratización de la educación, Henry está permitiendo que cientos de jóvenes de Latinoamérica completen sus estudios técnicos, a través de clases 100% digitales y en vivo, en la carrera de Full Stack Developer.
Quién invirtió
La inversión inicial que puso en marcha el proyecto de una academia de tecnología fue de u$s 50.000, cifra aportada por Borchardt. Pero luego, gracias a la originalidad de la iniciativa, la aceleradora Combinator y los inversores Tim Draper y Mike Santos, decidieron invertir en la ella otros u$s 300.000.
Combinator, por ejemplo, está presente en otros proyectos de gran crecimiento en la región como Groso, Airbnb, Stripe, DropBox y Rappi, entre otros. El fondo que lidera Draper, en tanto, está presente en SpaceX, Skype y Tesla, mientras que Mike Santos es fundador & CEO de Technisys.
El objetivo es ambicioso; Henry quiere transformarse en el hub de desarrollo más grande de América latina, potenciando el talento digital de las personas, sin importar su nivel socioeconómico.
Querés participar
Para todos los interesados en participar del proyecto deberán contar con estas cualidades; ser mayor de 18 años; acceso a una computadora, WiFi y un espacio de trabajo tranquilo; secundario completo; pasión por conseguir un trabajo que cambie tu vida; pasión por trabajar y colaborar con otros estudiantes.
Para el futuro, el CEO de Henry explicó que el objetivo en los próximos 5 años es formar a 100.000 desarrolladores
"invirtiendo en la educación de las personas y luchando contra el problema de la falta de salida laboral de calidad que padecen los jóvenes en América Latina, así también como de talento digital calificado que tienen las compañías de todo el mundo", concluyó.