Cuando la pandemia hizo que las mascarillas faciales y los barbijos fueran esenciales todos los días, la empresa emergente japonesa Donut Robotics detectó una oportunidad.
Creó una mascarilla inteligente: una actualización de alta tecnología a revestimientos faciales estándar, diseñada para facilitar la comunicación y el distanciamiento social.
Junto con una aplicación, la máscara C-Face Smart puede transcribir dictado, amplificar la voz del usuario y traducir el habla a ocho idiomas diferentes.
Los recortes en la parte delantera son vitales para la transpirabilidad, por lo que la máscara inteligente no ofrece protección contra el coronavirus. En su lugar, está diseñado para ser usado sobre una máscara facial estándar, explica Taisuke Ono, CEO de Donut Robotics.
Hecho de plástico blanco y silicona, tiene un micrófono integrado que se conecta al teléfono inteligente del usuario a través de Bluetooth. El sistema puede traducirse entre japonés y chino, coreano, vietnamita, indonesio, inglés, español y francés.
Donut Robotics desarrolló por primera vez el software de traducción para un robot llamado Cinnamon, pero cuando la pandemia golpeó, el proyecto del robot se puso en espera. Fue a ahí cuando los ingenieros del equipo se les ocurrió la idea de usar su software con una máscara facial.
El antecedente de un robot atractivo
Donut Robotics comenzó su vida en un garaje en la ciudad de Kitakyushu, en la prefectura de Fukuoka, en 2014. Ono cofundó la compañía con el ingeniero Takafumi Okabe con el objetivo de "cambiar el mundo con robots de comunicación pequeños y móviles".
Con la inversión de capital de riesgo, el dúo participó en Haneda Robotics Lab, una iniciativa que buscaba robots para proporcionar servicios a los visitantes en el aeropuerto Haneda de Tokio.
Según un portavoz de Haneda Robotics Lab, citado por la CNN, los robots satisfacen una necesidad, ya que la fuerza laboral en declive de Japón hará más difícil reclutar personal humano.
El robot Cinnamon de Donut Robotics, diseñado para proporcionar a los turistas información útil y ayudarles a navegar por el aeropuerto, fue uno de los cuatro prototipos de robots de traducción seleccionados por el proyecto en 2016.
Haneda Robotics Lab dice que Cinnamon venció a la competencia debido a su estética atractiva y diseño fácil de usar, y porque el software de traducción funcionó bien en ambientes ruidosos. Este éxito llevó a la compañía a trasladarse a Tokio y asumir tres nuevos miembros del equipo.
Ono dice que el software Donut Robotics utiliza el aprendizaje automático desarrollado con la ayuda de expertos en traducción y se especializa en el idioma japonés. Afirma que "la tecnología es mejor que la API de Google u otras tecnologías populares" para los usuarios de idioma japonés, porque la mayoría de las aplicaciones de la competencia se centran en traducir al inglés.
El equipo comenzó a probar un prototipo en el aeropuerto de Haneda en 2017 y continuó desarrollando la tecnología. Pero a principios de este año, covid-19 golpeó Asia y detuvo el proyecto aeroportuario.
"Nos estábamos quedando sin dinero y preguntándonos cómo mantener la empresa en marcha", dice Ono. El equipo buscó una solución y se le ocurrió la idea de adaptar su software para un producto que se vendería bien en una pandemia.