A nadie le sorprende que choquemos los codos para saludarnos. Tampoco sorprende vernos a dos metros de distancia o untarnos las manos con geles hidroalcohólicos. Evitar el contacto físico es una de las máximas para prevenir contagios de la covid 19. No es infalible, pero ayuda. La tecnología de seguimiento ocular, conocida como eyetracking, quiere contribuir a que la nueva realidad sea más llevadera, así como mantener a raya al coronavirus en la medida de lo posible. Tan solo con la mirada podemos llamar al ascensor, encender la luz, abrir una puerta, manejar la maquinaria o sacar dinero de un cajero. Solo mirar. Nada de tocar.
Detrás de esta innovación se encuentran empresas como la vasca Irisbond. En palabras de su fundador, Eduardo Jáuregui, jamás pensó que una pandemia fuera la responsable de mejorar su herramienta. Cuando comenzó la startup en 2013, la idea no era otra que facilitar métodos de comunicación alternativa a personas con una discapacidad o enfermedades como la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Se topó con el proyecto casi por azar —"estaba guardado en un cajón y vi las posibilidades que tenía"— y ahora se ha convertido en una de las grandes compañías mundiales del control ocular y la única que lo fabrica y produce en España. "Los algoritmos los desarrollamos directamente con el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) de EE UU", precisa.
La interacción con el entorno se produce mediante infrarrojos. En una parte se coloca un dispositivo que emite estos rayos, inocuos por completo para la córnea, y en el otro una cámara recoge la información, procesada por un algoritmo que se encarga de traducir los movimientos de la mirada en coordenadas. Gracias a este sistema, los ojos controlan los gestos que haríamos con un brazo, una mano o un pie. "Es preciso y estable. Apenas hay margen de error. Posibilita que una persona navegue por internet, presione las teclas de un teclado virtual o hable sin necesidad de utilizar pictogramas", sostiene.
Hasta aquí lo que ha impulsado su negocio. Ahora buscan evolucionar el sistema con la colaboración de la inteligencia artificial y el aprendizaje profundo. Todavía están entrenando a la máquina, aunque la emergencia sanitaria ha acelerado los plazos. La intención es deshacerse del hardware y de las luces infrarrojas. Explica Jáuregui que ha llegado el momento de que sea directamente la cámara la encargada de interpretar los movimientos oculares. Los resultados, según su juicio, son prometedores hasta el momento. Si los plazos que tiene en su mente no varían, a finales de este año la tecnología estará valida.
Nuevas posibilidades
Sin una fecha concreta para dejar atrás la pandemia, en los meses venideros toca esforzarse en no agravar la crisis. Al margen de que Jáuregui ingresa 1.500 euros por cada solución vendida, imagina su tecnología en infinidad de lugares. Desde puntos de información turística hasta máquinas dispensadoras. Sin embargo, entiende que la realidad es más compleja, que la mirada solo es una forma más de comunicación. "Creo que un muy poco tiempo el contacto físico se reducirá bastante. Nos comunicaremos con el entorno a través de los ojos, la voz y los gestos", zanja.
La propuesta ha despertado el interés de las instituciones comunitarias. La Comisión Europea le otorgó a principios de julio el sello de excelencia para luchar contra la covid como parte del llamamiento urgente que hizo a los emprendedores en aras de atajar la pandemia. Es un aval con el que solicitar financiación e impulsar el negocio en mercados completamente novedosos o revolucionar los ya existentes. "Este virus ha adelantado años el despegue de ciertas tecnologías que, si bien ya estábamos aplicando, se iban relegando por no considerarse fundamentales", argumenta.
El eyetracking ha demostrado su utilidad en la comunicación alternativa. Ha mejorado la inclusión social de aquellas personas que, hasta hace pocos años, no podían explicarse. moverse o verbalizar sus pensamientos. La aceleración propiciada por el virus lleva a imaginar un futuro disruptivo. El fundador de Irisbond asegura que el neruromarketing y la industria del coche autónomo comienzan ahora a ver las opciones abiertas por esta tecnología. No detalla ninguna aplicación en concreto, solo su interés reciente en innovar desde otros puntos de vista. Cuesta pensar que conduzcamos un vehículo simplemente con los ojos, pero también eran pocos quienes creían que un virus paralizaría a la humanidad en pleno siglo XXI.
Dispositivos de seguimiento
La Consejería de Sanidad valenciana ha sido la primera en toda España en ofrecer gratuitamente 150 dispositivos de seguimiento ocular Irisbond. Podrán solicitarlos, siempre con una prescripción médica, pacientes con trastornos neuromotores graves, con afectación severa de ambos miembros superiores e imposibilidad de comunicación oral o escrita (sobre todo enfermos de ELA), trombosis de la arteria basilar, parálisis cerebral infantil, traumatismo craneoencefálico y mielinolisis pontina, indicó El País. "Las soluciones de comunicación alternativa son clave para la libertad, la autonomía y la inclusión social de los usuarios. Son una herramienta que les permite llevar una vida social más plena pese a las limitaciones de su afección", concluye Jáuregui.