La polémica sobre el uso de software de reconocimiento facial en ámbitos públicos sumó un nuevo capítulo esta semana, ya que Taylor Swift utilizó una plataforma de estas características para detectar acosadores entre su público.
En declaraciones realizadas a las revista Rolling Stone, Mike Downing, director de seguridad con conocimiento de la organización del show, aseguró que el equipo de la cantante instaló una carpa en la que los fans podían ver clips de los ensayos previos al concierto, mientras sus caras eran detectadas por una aplicación basada en face recognition.
Estas imágenes fueron enviadas a un centro de mando ubicado en Nashville, Tennessee, para ser comparadas con un banco de cientos de acosadores de la artista. “Todos los que pasaban, se detenían y miraban el video; luego, el software comenzaba a funcionar”, aseguró Downing, que estuvo presente en el concierto como invitado de la empresa encargada de la seguridad.
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Esta acción de vigilancia no fue notificada a los asistentes, por lo que ha generado polémica entre organización de derechos humanos. La investigadora de Human Rights Watch (HRW), Sarah Vincent, señaló al medio online Slate que Swift y las empresas en general “tienen la responsabilidad de respetar los derechos humanos, y deben asegurarse de que cualquier vigilancia que realicen esté realmente limitada a lo que es estrictamente necesario para lograr un objetivo legítimo”.
Medios locales indicaron que un supuesto acosador de Swift, Eric Swarbrick, recibió en septiembre pasado una orden de alejamiento de la cantante, ya que la había hostigado con cartas en los dos últimos años en las que amenazaba con violarla y asesinarla.
Meses antes, Mohammed Jaffar fue condenado a seis meses de cárcel y cinco años de libertad condicional por robo, después de aparecer en casa de Swift en Nueva York cinco veces en dos meses.