El sector de la economía del conocimiento es uno de los que se podrían adaptar más rápido para ayudar al país a salir de la recesión tras la pandemia. Pero esta actividad está en un limbo luego de que la ley aprobada por unanimidad el año pasado y ya reglamentada fue suspendida antes de que empezara a regir, en enero.

El Gobierno nacional envió al Congreso un proyecto de ley para modificar la norma, que fue ya aprobado por Diputados y ahora espera su turno en la Cámara Alta.

Para los referentes del sector, lo importante, ahora, es que esto se apruebe para tener un marco de actuación.

Luis Galeazzi, director ejecutivo de Argencon, la asociación que reúne a empresas prestadoras de servicios profesionales, tecnológicos, culturales y otros del conocimiento, destaca que la puesta en marcha de este régimen es clave para salir de la recesión actual. También opina sobre la norma para regular el "teletrabajo".

"Lo más importante hoy es salir de este impasse", comienza a decir el ejecutivo evaluando el proyecto "la ley debería haber estado vigente en enero y van seis meses sin ninguna norma. Eso es malo. El objetivo principal es que haya una ley rápido, que sea reglamentada y que pueda tener vigencia este año". Aunque luego agrega que aún hay que esperar un poco más, ya que "todavía falta la instancia en el Senado y la reglamentación. El año pasado esta demoró tres meses. También se tiene que crear un consejo consultivo. Con viento a favor, podría estar vigente en el último trimestre. Es clave que la ley esté porque es un motor que puede encender la toma de empleo y las exportaciones. La pandemia hizo más necesario tener este régimen".

Sobre los tintes de la nueva ley, las mejoras y las que no, Galeazzi opina que es "Un punto positivo es haber tratado bien las diversas poblaciones. Se incluyen beneficios para el empleo femenino, de zonas geográficas desfavorecidas, a quienes tienen discapacidad. En cambio, se han perdido algunos beneficios. Los más importantes son la estabilidad fiscal por 10 años, que ahora no se prevé, y un menor recupero de los impuestos que el exportador paga en el exterior". Por otro lado suma que "los dos beneficios principales siguen. El primero es la reducción de las contribuciones patronales en un 70 por ciento en general y en un 80 por ciento para las poblaciones especiales. Y el otro es la reducción del 60 por ciento en la alícuota del Impuesto a las Ganancias".

Aunque aún falta que pase por el Senado, la Ley de Economía del Conocimiento traerá visibles beneficios

En cuanto a cómo las empresas van a enfrentar a nueva normativa, ve dos reacciones posibles. En primer lugar,"las empresas que ya tenían beneficios por la ley de software, que terminó el 31 de diciembre, en enero dejaron de tenerlos, porque esta era una continuación. Van seis meses que no tienen nada. Se supone que cuando se modifique la norma, se les daría una beneficio retroactivo", y por el otro, "en el resto de los sectores, que no estaban en el software, había muchas empresas que habían hecho proyectos para ampliar empleo y oficinas, porque era una ley aprobada, reglamentada y con todo para entrar en vigencia. Todo esto se congeló y muchas de estas iniciativas están muertas porque se pasó la oportunidad".

El ejecutivo ya ve algunos ejemplos concretos de la aplicación de la ley: "por ejemplo, hoy el sector del conocimiento exporta u$s 6.000 millones, y creemos que se puede duplicar. Las proyecciones para final de la década son de u$s 15.000 millones y seríamos el segundo rubro exportador después del campo. Pero tenemos que aprovechar el momento y recuperar participación en un mercado internacional que crece". Asimismo "hoy tenemos 440.000 puestos de trabajo dependiente y un número muy alto de profesionales independientes. Tanto el trabajo registrado como el freelance pueden duplicarse en el mismo plazo. Es empleo de calidad y con sueldos superiores al promedio. Para esto se necesita trabajar en el sistema educativo, en la formación técnica y de inglés".

Galeazzi no deja pasar la oportunidad para hablar sobre la ley de teletrabajo: "respecto a esto tenemos sentimientos encontrados. Por un lado, se impone como una disciplina en el mundo moderno, y es bueno para empresas y para trabajadores. Es una modalidad muy demandada por jóvenes y por mujeres. Pero salió una ley complicada, con complejidades de implementación y exceso de regulación. Nos gustaría que se pudieran corregir algunos artículos en el Senado".

Par el ejecutivo estos artículos crean registros adicionales que provocan una burocracia inútil: "por otra parte, se señala el teletrabajo como la única modalidad cuando hay muchas distintas formas de trabajo a distancia: en el domicilio del trabajador, en el de un cliente, en un hotel si está de viaje. Toda la ley se aplica como si se hiciera en el domicilio o en la empresa", indica, y agrega que "a la ley le falta que se hable con los sectores que tienen experiencia y conocen las prácticas que hacen que sea tan demandado y pedido por los trabajadores. Busca proteger al trabajador por un eventual abuso, pero ponen trabas para que se expanda. No es una ley de promoción, sino más una defensa de algunos derechos que, aparentemente, están amenazados. El foco se desvía del incentivo".

"Si uno imagina que la forma de hacer teletrabajo es estar en la casa encerrado en cuarentena, se equivoca. Parece que para la ley se tomó el modelo actual como si fuera permanente; y en realidad, el trabajo a distancia es algo diferente", concluye Galeazzi.

Divisas y empleo

Con el nuevo régimen, el sector prevé duplicarlos en una década.

Exportaciones. En 2018, la economía del conocimiento exportó por 6.000 millones de dólares.

Rubros. El 60% fueron servicios profesionales (contables, financieros, auditorias, legales, ingeniería, arquitectura, consultoría), otro 30% correspondieron a tecnología informática; y el resto, la mayoría son industrias creativas con productos audiovisuales.

Empleo. Tiene más de 437.000 puestos de trabajo con salarios 35% superiores al promedio de la economía, indicó La Voz.

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