El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, considera que el coronavirus ha abierto "un periodo de notable incertidumbre" que cambiará los actuales patrones de producción e inversión mundiales.
En el prólogo del último informe de la Fundación Telefónica "Sociedad Digital en España", Pallete defiende que, "en estos momentos de incertidumbre" donde se carece de referencias del pasado se debe "anteponer el interés y bienestar de la sociedad a cualquier otro objetivo".
"Si tras la crisis financiera global de 2008 se habló de la nueva normalidad y se crearon nuevas figuras de cooperación internacional como el G20; sin duda, después la crisis del Covid-19, surgirá un nuevo mundo que se podría llamar nueva anormalidad", señala el máximo responsable de Telefónica.
Época de transformación
A su juicio, se abre una etapa en la que "los valores tienen que ser la brújula" que guíe a la sociedad y "se configurarán nuevos patrones de gobernanza, producción, consumo e inversión a escala internacional".
Pallete agrega que esta transformación, apoyada en la tecnología, debe ser "justa e inclusiva". "Debe ser humana. Es tiempo de poner a las personas en el centro", resalta.
En su opinión, no se puede permitir que los beneficios de la digitalización "lleguen sólo a unos pocos" y hay que todos participen en un mundo conectado.
"Esto se vuelve incluso más necesario ante situaciones de crisis, donde la comunicación se convierte no sólo en esencial, sino en verdaderamente crítica para poder seguir adelante", añade.
Nueva era
También escribe en la presentación del informe el presidente de la Fundación Telefónica, César Alierta, quien señala que el Covid-19 está mostrando que el alto grado de digitalización de España está permitiendo que, a pesar de las restricciones que impone la lucha contra la pandemia, "se puede mantener la actividad productiva más esencial, la educativa y cultural, y comunicarnos para estar al lado de los nuestros".
"Si miramos hacia el futuro, no cabe duda de que destacan dos ámbitos que, si ya eran estratégicos antes de la situación actual, ahora lo son aún más: el trabajo y la educación. A corto plazo, todas las revoluciones tecnológicas han generado la destrucción de determinados empleos y la creación de otros, aunque con el tiempo su impacto sobre la ocupación neta y el bienestar de la sociedad haya sido siempre positivo", sostiene Alierta.
"Nuestro reto ahora debe ser minimizar los efectos adversos que se produzcan en el periodo de transición y, sobre todo, esforzarnos en crear nuevos empleos para el presente y el futuro", sentencia.