El CEO de Booking, Glenn Fogel, lanzó hace unos días, tras presentar los resultados de su agencia, un mensaje de optimismo fundado en que "el negocio volverá" porque hoy "viajar es una necesidad básica para la gente", de modo que por el coronavirus anticipó una caída máxima de sus pernoctaciones del 10 por ciento.
El sentir del líder de la mayor agencia de viajes mundial coincide con el del resto de grandes espadas de la industria turística, que aunque sufriendo estos días una bajada de ventas, se muestran convencidos de que en unas semanas los ritmos de ingresos volverán a los niveles habituales a medida que la psicosis por el coronavirus.
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La caída bursátil de los mayores intermediarios de viajes del mundo como son la citada Booking junto a Expedia y Tui están estabilizándose, de modo que los inversores empiezan a sentir que el final de la caída abrupta del consumo turístico está cada vez más cerca, y que los gigantes van a capitalizar parte de su recuperación.
Las grandes empresas turísticas, también las españolas, asisten en su mayoría con grandes dosis de paciencia el descenso de las ventas, y trabajan con un escenario de repunte de ingresos en unas semanas, salvo excepciones donde reina un pánico que puede salirles contraproducente de cara a la temporada alta.