La Comisión Europea (CE) dio a conocer su estrategia digital para los próximos años, que prevé un desarrollo seguro y confiable de aplicaciones de inteligencia artificial, así como la creación de un mercado común de datos que contribuya a la economía comunitaria.
"Queremos que la transformación digital dé poder a nuestra economía (...). La inteligencia artificial no solo mejora nuestras vidas sino que la UE es líder en esa área", recalcó la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, ante la prensa, al presentar las iniciativas.
La política alemana recalcó que la UE quiere "atraer más de 20.000 millones de euros al año para invertir" en inteligencia artificial, asunto sobre el que la CE ha abierto una consulta pública hasta el próximo 19 de mayo para recabar opiniones y debatir asuntos polémicos como las excepciones en las que podría permitirse el reconocimiento facial.
La Comisión quiere que los europeos puedan "confiar" en la inteligencia artificial, un área "compleja" y que puede implicar "riesgos significativos en ciertas áreas", según reconoce, por lo que habrá que dotarle de "normas claras" y "más estrictas" en lo que se refiere a la protección de los consumidores para lidiar con prácticas comerciales desleales y proteger los datos personales.
La salud o el transporte son áreas en las que la inteligencia artificial puede tener un impacto de "alto riesgo", de manera que su uso debe ser "transparente, poderse rastrear y garantizar la supervisión humana", consideró.
"Hay situaciones específicas que levantarían rápido una bandera roja, situaciones en las que puede haber un daño material o inmaterial o que nos expone a discriminaciones", explicó por su parte la vicepresidenta ejecutiva comunitaria Margrethe Vestager.
En opinión de la CE, las autoridades deben poder comprobar y certificar los datos utilizados por los algoritmos, y es necesario contar con "datos imparciales" para garantizar el respeto de los derechos fundamentales, en particular la no discriminación.
La CE recuerda que actualmente el reconocimiento facial a través de reconocimiento biométrico remoto está "generalmente prohibido y solo puede utilizarse en casos excepcionales, debidamente justificados y proporcionados", sujetos a "salvaguardas basadas en leyes de la UE o nacionales".
Así, pretende recabar opiniones sobre en qué circunstancias, si las hay, podrían justificarse tales excepciones.
"La inteligencia artificial debe servir a la gente y debe cumplir siempre sus derechos", subrayó von der Leyen.
Por lo que se refiere a las aplicaciones de inteligencia artificial "de bajo riesgo", la Comisión contempla un esquema de etiquetado voluntario para las que apliquen altos estándares de seguridad.
Para el desarrollo de esta tecnología, Bruselas apunta a asociaciones entre el sector público y privado y crear los incentivos adecuados para incluir también a las pymes.
La Comisión también difundió una hoja de ruta para crear un "verdadero espacio europeo de datos", un "mercado único de datos", a fin de liberar datos que no se utilizan y dejar que fluyan libremente en beneficio de empresas, investigadores y administraciones públicas.
Para que eso sea posible la CE tendrá que presentar el marco regulador adecuado sobre gestión, acceso y reutilización de los datos entre empresas, empresas y administraciones públicas y entre administraciones, lo que implica crear incentivos para compartir información y establecer reglas prácticas de acuerdo a la protección de los datos personales o las normas de competencia.
La CE presentará este año un acta de servicios digitales que establecerá normas claras para que las empresas accedan al mercado único, reforzar la responsabilidad de las plataformas en línea y proteger los derechos fundamentales.
La asociación europea de consumidores, BEUC, pidió a la Comisión normas vinculantes para establecer los derechos de los consumidores en relación con la inteligencia artificial, obligaciones para las empresas y que las autoridades públicas tengan el poder de garantizar que esas aplicaciones no exponen a daños a los usuarios.
Por su parte, la patronal europea, BusinessEurope, pidió una inteligencia artificial de confianza según la cual las empresas puedan desarrollar aplicaciones, teniendo en cuenta que sigue habiendo una brecha de inversión digital en la UE de 190.000 millones de euros anuales en comparación con Estados Unidos o China.