Existe un denominador común, una suerte de "receta" casi mágica, en el ambiente emprendedor: el desarrollo de tecnología disruptiva como núcleo de empresas que crecen a ritmos exponenciales y que en algún momento se espera sean rentables.
Eso no sería posible sin los fondos de capital de riesgo que financian este crecimiento sideral.
Pero hay casos que indican que se requiere un cambio, ya que muchos indican que hay un aire de recuero de las burbujas tecnológicas de las puntocom, que estallaron en aquellos primeros años de internet.
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"Lo que ocurre es que todo el sistema de los VC (Venture Capital) se asienta en una única búsqueda: un unicornio, una empresa que tenga un éxito tal que pueda salvar todo un portfolio. Se invierte en múltiples startups pero con el objetivo de que sea el exit (la venta) de una de ellas el que dé sentido a todo el proceso. Es necesario repensar el sistema hacia alternativas más sustentables", apunta Santiago Lorenzo, Tech & Digital Innovation en venturebees.
"Lo que proponemos es repensar la idea de la cantidad de startups por sobre la calidad, o la salida rápida versus el crecimiento sostenible. Queremos proyectos prósperos, con impacto social y que generen ganancias para los accionistas, pero basados en la sustentabilidad, donde no solo importan los fines, también los medios. La propuesta es repensar la manera en que nacen los negocios, tanto en Argentina como en la región", comenta Ricardo Gómez, Startup Growth & Co-Operations en la empresa.
Como para dar contexto, en nuestro país, de acuerdo con el Estudio de la Industria de Capital Privado, Emprendedor y Semilla en Argentina 2016-1S 2019 de Arcap, la cantidad de transacciones de capital privado se incrementó un 31% en 2018 respecto al año anterior. Por el otro lado, así como aumentó el número de transacciones en los últimos tres años, el monto invertido durante el primer semestre de 2019 duplicó lo registrado para el mismo período del año anterior.
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La hora de las cebras
De acuerdo con el Informe Squaring Venture de 2017, realizado por la Universidad de Stanford y la British Columbia, la mayoría de los unicornios está sobrevalorada: los inversionistas estiman posibilidades de crecimiento, capacidad de disrupción en el mercado y competencia, pero ese número no siempre se corresponde con un valor real, lo que se comprueba muchas veces cuando estas firmas se hacen públicas. Con todo, es el sistema que predomina a la hora de fondear empresas tecnológicas.
para Juan Manuel Santucci, Business Mentor de venturebees: "No hay que perder de vista que apenas una entre 250 startups va a llegar a ser un unicornio. El modelo cebra es una alternativa. Si el unicornio va tras el exit ( 50x retorno), el crecimiento desmedido y exponencial, en el caso de las cebras se habla de un retorno de 5x veces, con el acento puesto en un portfolio de empresas que generen ingresos, estén vitales y en camino a la rentabilidad", indicó Perfil.