Marcela Riccillo es doctora en ciencias de la computación, especialista en inteligencia artificial (IA) y robótica; docente de la Especialización en Ciencia de Datos del Instituto Tecnológico de Buenos Aires y hace unos días fue mencionada por Robohub -la reconocida publicación estadounidense especializada en robótica- como una de las "30 mujeres en Robótica del mundo que debes conocer".
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Riccillo se enteró de la mención a través de un mail: "cuando lo leí pensé que no estaba entendiendo bien el idioma. No lo podía creer. Fue una hermosa sorpresa. Pienso que es un reconocimiento a mi trayectoria y al esfuerzo de todos estos años. La divulgación requiere formación y actualización constantes. Es un gran esfuerzo, y creo que por eso Robohub me incluyó en su listado".
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La docente asegura que hay muchas de nuestras acciones cotidianas que están influenciadas o manejadas por inteligencia artificial y robótica, como Netflix o Amazon, cuando recomiendan películas o cosas para comprar según nuestros gustos. "Estas empresas ya están utilizando inteligencia artificial. También esta tecnología es utilizada por las cámaras fotográficas de los celulares, por ejemplo cuando saca fotos sólo cuando la persona a fotografiar se ríe. Incluso cuando usamos esos filtros que nos muestran más viejos o más jóvenes. Los asistentes virtuales como Siri, de Apple; Cortana, de Microsoft, o el de Google también se valen de estas tecnologías. Existen muchos ejemplos de robots, también, como los chat bots de las compañías, que responden como si fueran una persona, pero en realidad quien está del otro lado es una máquina. También existen controles de cultivos con drones y, en medicina, hay robots para realizar operaciones y programas que permiten al médico hacer detección de enfermedades con sólo analizar una radiografía digital", indica.
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Pero más allá de esas cuestiones, también sabe que surgen dudas éticas sobre su uso, que ella en primer lugar descarta ya que hay que tener en cuenta, en primer lugar, que la inteligencia artificial general (AGI) no existe y no hay ningún indicio de que pudiera existir. "Eso sería una consciencia artificial, pero la máquina no tiene ni sentimientos, ni ganas, ni intención, ni consciencia, ni culpa. Entonces la responsabilidad de un software sigue siendo del ser humano. Si algún día existiera, sería creada por un grupo de investigadores o por una empresa, y en ese momento tendríamos que ver cómo hacer para controlar esa AGI por medio de leyes, de la moral o enseñándole religión. Pero eso aún es ciencia ficción, porque no hay ningún indicio de que pudiera existir una AGI. Mientras tanto, lo que sí es importante es la responsabilidad del humano que construye el software", asegura.
Sobre la cuestión de si los robots y las nuevas tecnologías reemplazarán al hombre y su trabajo, Riccillo indica que hay mucho sensacionalismo cuando se habla del futuro del trabajo y es necesario dejarlo de lado. "Hace 40 años no existía la televisión a color, hace 20 años el celular no es lo que es hoy. No se puede saber cómo será el futuro dentro de 20, 40 o 100 años, y cuando se habla de cambios laborales hay que pensar también que se crean nuevos trabajos, y que la sociedad se va transformando. Por ejemplo, ¿cuánto hace que existe Netflix? Y este servicio ya está cambiando la forma en que consumimos contenidos. Es más, los chicos ya casi no ven televisión. ¿Qué pasará entonces en 20 años? Creo que en el futuro el mercado laboral cambiará, pero no lo veo relacionado directamente con la IA y la robótica. Estimo que se crearán nuevos trabajo, pero será el ser humano quien deba decidir cómo quiere que sea su futuro".
Finalmente, sobre o que recomienda como futuros estudios para adecuarse a las nuevas demandas laborales, la docente primeramente deja en claro que los robots y la tecnología sirven para algunas tareas, pero no para todas. "Hay muchos trabajos que no se van a reemplazar. Los médicos, por ejemplo, no pueden ser reemplazados porque el acompañamiento que brindan cura más al paciente que los medicamentos. Los cuidados y el seguimiento son imprescindibles para que un enfermo se mejore. Claro que existirán cada vez más herramientas tecnológicas que van a ayudar al especialista para hacer un diagnóstico adecuado o para asistirlo durante una operación, pero complementarán al ser humano, no lo reemplazarán. Más allá de esto yo recomiendo seguir la profesión que más les guste, que busquen su pasión. Y no necesariamente deben ser jóvenes, también los adultos pueden especializarse en temas tecnológicos. La otra sugerencia es que se capaciten. Para entender lo que está pasando en el mundo con la robótica y la inteligencia artificial hay que aprender continuamente, no sólo para saber qué es lo último, sino también para entender qué consecuencias tendrá para mi profesión o en mi negocio", indicó La Nación.