La cuarta revolución industrial está transformando la forma de hacer negocios. Y las organizaciones que no aprovechen las nuevas herramientas para aumentar su productividad y entender más claramente las demandas de los consumidores ponen en riesgo su futuro inmediato.
En este sentido, un informe realizado por la Unión Industrial Argentina (UIA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y CIPPEC arrojó números sorprendentes en lo que se refiere a la adopción de la industria 4.0 por parte de las pequeñas y medianas empresas argentinas.
El relevamiento se realizó sobre la base de una encuesta unas 300 firmas nacionales con el objetivo de obtener una muestra representativa del estado de situación. Y las clasificó en tres grupos a los que dividió según la difícil tarea de llegar a la cima de una montaña:
- Cóndores: utilizan tecnología de avanzada para "hacer conversar a los datos" que generan. Representan el 6% y poseen las mejores condiciones para afrontar el futuro
- Alpinistas: se trata del 45% de las firmas. Poseen un grado intermedio de adopción de nuevas tecnologías y están decididas a planificar su escalada hacia la cima
- Trekkers: el 49% restante representa a aquellas empresas –en su mayoría, Pymes– que no emplean ningún tipo de tecnologías vinculadas con la revolución 4.0
Sin embargo, no todo está perdido. Si bien este último grupo parte de un escenario adverso, está en carrera para ganar mercados y mejorar su productividad de la mano del salto tecnológico.
Subir el Aconcagua 4.0
A principios de 2014, Alladio, que produce los lavarropas Drean, inició su proyecto para insertar tecnología 4.0 a su proceso productivo, de la mano de un convenio de transferencia tecnológica con un proveedor español.
Tras meses de desarrollo, instaló un módulo de conectividad a las placas de comando de los lavarropas de alta gama para que los usuarios gestionen su equipo de manera remota a través de una app móvil. A su vez, el fabricante compila los datos que ese aparato genera para mejorar el producto en el futuro.
"Para nosotros genera un beneficio clave tener conectados en tiempo real a los productos, geolocalizados y sabiendo qué tarea están desarrollando en cada momento", revela a iProUP Federico Insausti, responsable del proyecto dentro del área de innovación y diseño de la empresa.
Y explica: "Todos los componentes electrónicos y eléctricos de un equipo estándar se transforman en sensores, que se traducen en patrones de funcionamiento que pasan por un algoritmo o métrica generando datos de cómo está andando el equipo".
El caso es presentado a menudo en charlas y conferencias industriales como un éxito en lo que se refiere a la implementación de Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés).
Claro que no es la situación de la mayoría de las compañías argentinas. "Lo primero que se detecta es que el mundo 4.0 está siendo aprovechado por un grupo reducido de empresas", advierte a iProUP Ramiro Albrieu, investigador del CIPPEC que formó parte del equipo de especialistas que realizó el estudio.
En la muestra relevada, el promedio de adopción de tecnologías 4.0 por parte de las compañías ascendió al 2%. Claro que existen áreas en las que se registra mayor penetración y que pueden ser el punto de partida. Por lo pronto, las soluciones basadas en inteligencia artificial (IA) se posicionan como la gran herramienta para que ganen en productividad.
"Una Pyme puede recibir un mail pidiendo un producto en particular, y ya hay una tecnología que está leyendo ese mensaje y dándose cuenta de que provino de un cliente, que su intención es comprar, y ahí mismo sugiere una cotización dentro del sistema de ventas", ejemplifica a iProUP Felipe Girado, director ERP en Axxon, consultora dedicada a brindar servicios de incorporación de tecnología en los procesos de negocios. Y añade: "Son escenarios genéricos en los cuales la IA no reemplaza al empleado sino que lo ayuda a hacer su trabajo de manera más productiva".
En el caso de Alladio, Insausti destaca que si bien "aún no hay una métrica que diga en cuánto mejoró la productividad" debido a que el proyecto es muy reciente, destaca que los datos generados "han sido aprovechados para el desarrollo de productos".
"Hoy tenemos certeza del 100% de cuáles son los problemas que se nos están reportando porque los vemos en tiempo real. Eso nos hace tomar decisiones muy rápidas", sostiene.
Este aspecto no es menor para un fabricante de electrodomésticos: durante el primer año de garantía de los productos, los arreglos corren por cuenta de la empresa, de modo tal que detectar un potencial fallo de un componente antes de tiempo le permite a Alladio cambiarlo en su producción y así reducir los reportes de fallas, ahorrando costos.
Albrieu sugiere que el mejor camino para una empresa es contratar a un perfil con conocimientos tecnológicos para fortalecerse: "Las soluciones estandarizadas hacia afuera, como la relación con clientes, pueden funcionar bien, pero lo importante es estandarizar los datos a nivel interno. Por eso, la compañía debe contar con un recurso tecnológico propio".
Insausti considera que la adopción de tecnología 4.0 "les abre a las compañías muchísimas oportunidades". ¿Cuánto invertir? Para llevar a cabo este proceso de transformación tecnológica, una cifra razonable es el 2% de la facturación anual. "Si se invierte menos, se corre el riesgo de quedar atrasado", reflexiona Girado.
Por lo pronto, las decisiones vinculadas a dar el salto tecnológico se vinculan a lo que sucede dentro y fuera de las compañías. Entre las pequeñas y medianas se presentan dos principales obstáculos: la cultura empresarial y el desconocimiento tecnológico.
"Muchas ejecutivos de Pymes asocian el concepto de inteligencia artificial a un robot y no a lo que realmente es: un sistema inteligente. Quizás no se llegó con un mensaje claro sobre por qué la tecnología es clave para ganar productividad y rentabilidad", señala Albrieu.
"A veces, esos cambios son más sencillos de implementar cuando son a la fuerza, pero cuando te está yendo bien te topás con cierta resistencia. Hay que dejar claro que son procesos que deben ser atravesados para mantener a la compañía con buena salud", agrega Insausti.
Productividad, divino tesoro
El caso de Alladio puede servir como ejemplo de cómo una empresa puede renfocar su producción dentro de un cambio del modelo de negocios que ya se inició y apuntar hacia una mejora en su productividad.
La compañía cordobesa "aprende" de su propio producto para mejorar la experiencia del usuario y el proceso productivo. La sensorización no sólo se aplica al producto final, sino que las inyectoras con las que se producen los lavarropas también generan datos que les permite a la empresa saber aspectos específicos y así mejorar procesos.
Por ejemplo, Alladio sabe la fuerza que se le debe aplicar a una pieza según parámetros de temperatura ambiente para reducir al mínimo posible fallos en el uso del lavarropas.
Los datos recolectados van a una base de datos que forman parte de un archivo digital. Cuando ese lavarropas sale a la calle e hipotéticamente tiene un problema, el servicio técnico escanea el código de barras del aparato y accede al historial de producción de la unidad.
Para dar esos pasos, las empresas necesitan un empujón y el Gobierno de Alberto Fernández, con un perfil más centrado en lo productivo -de la mano del ministerio que comanda Matías Kulfas- puede ser una de las llaves hacia el camino 4.0 de las Pymes, de la mano de políticas públicas que tiendan a ayudarlas en el proceso de adopción de innovaciones.
Las fuentes consultadas coinciden destacar dos cuestiones que tendrán al Estado jugando un rol clave: la baja en las tasas de interés para líneas de financiamiento y la conformación de mesas sectoriales capaces de darle un impulso al nuevo paradigma productivo.
Sin embargo, no todo tiene que ver con dinero accesible para invertir. "Como política productiva, a las empresas hay que llevarles un menú de opciones y de capacitaciones básicas", se explaya Albrieu al reflexionar sobre los próximos pasos que deberían darse en materia de decisiones públicas.
Por su parte, Insausti aporta como ejemplo lo que sucedió con Alladio: "Desde que iniciamos este proyecto, todos los organismos que motorizan planes para llevar esta tecnología a las Pymes, ya sea el INTI o la UIA, siempre dieron mucha promoción a estos cambios".
"Si hay un escenario con excedente de pesos, es buen momento para invertir en tecnología. Es un área clave, más si la empresa viene atrasada en materia de innovación", asegura Girado.
Si se tiene en cuenta que el ecosistema Pyme es uno de los grandes empleadores del país, el salto hacia adelante en materia de actualización tecnológica implica la posibilidad de brindar más y mejores bienes y servicios.
Una ecuación nada despreciable en tiempos en que Argentina debe ganar en productividad y rentabilidad para colocar sus productos en el mundo.