Lo afirmó en Twitter Tobi Lutke, fundador y CEO de la compañía de software de comercio electrónico Shopify, con un presupuesto de u$s48.000 millones.
30.12.2019 • 11:57hs • Emprendedores
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CEO de Shopify rompe un mito: por qué cree que no hace falta trabajar 80 horas semanales para tener éxito
Tobi Lutke, fundador y CEO de la compañía de software de comercio electrónico Shopify, con un presupuesto de 48.000 millones de dólares, tiene un mensaje especial de Navidad: no es necesario trabajar 80 horas a la semana para tener éxito, según una nota de Business Insider.
Y él es la prueba viviente, según explicó en un hilo de Twitter el jueves, el día después de Navidad, en respuesta a un debate sobre el equilibrio entre el trabajo y la vida privada y a la semana laboral de 40 horas que está extendiéndose por la comunidad de empresas de capital riesgo y de startups en Twitter. Ese debate, aparentemente iniciado por el CEO de Basecamp, Jason Fried, tiene a muchas personas compartiendo sus perspectivas.
"Me doy cuenta de que el feed de Twitter de cada uno es muy diferente. Pero voy a continuar y escribir sobre dos conversaciones que veo en este momento: a) Cómo diablos Shopify se hizo tan grande esta década y b) Tienes que trabajar 80 horas a la semana para tener éxito", publicó en Twitter.
"Nunca he trabajado durante toda una noche. Las únicas veces que trabajé más de 40 horas en una semana fueron cuando sentía las ansias de hacerlo. Yo necesito dormir ocho horas cada noche. Lo mismo que todos los demás, lo admitamos o no", tuiteó.
Shopify ha tenido unos años espectaculares. Sus ingresos se han duplicado desde 2017, superando sólidamente las estimaciones de Wall Street trimestre tras trimestre, creciendo desde los más de 171 millones de dólares en el tercer trimestre de 2017, hasta los más de 390 millones de dólares en el tercer trimestre acabado en septiembre de 2019, su último trimestre completo. Se prevé que termine el año con unos ingresos de unos 1.500 millones de dólares.
Shopify salió a Bolsa en 2015 y en el último año, las acciones se han disparado más de un 200%, pasando de unos 134 dólares a unos 407 dólares, lo que le da a la empresa una capitalización bursátil de 47.600 millones de dólares. Pero incluso en la escala de sus operaciones actuales, él asegura que no deja que su trabajo eclipse el resto de su vida.
"Estoy en casa a las cinco y media de la tarde. No viajo los fines de semana. Juego a videojuegos solo, con mis amigos, y cada vez más con mis hijos. Mi trabajo es increíble, pero al mismo tiempo es sólo un trabajo. La familia y la salud personal ocupan un lugar más alto en mi lista de prioridades", escribió en Twitter.
Él considera que una de las razones por las que Shopify creció sin renunciar al equilibrio entre el trabajo y la vida privada es que tiene su sede en Ottawa, Canadá, lejos de Silicon Valley y de su veneración por la adicción al trabajo. La industria tecnológica es famosa por los CEO que duermen en el trabajo, como Elon Musk, que ha llegado a dormir en el suelo de la fábrica de Tesla, a Jack Dorsey, que dirige Twitter y Square y que ha dicho que a veces ha trabajado hasta 20 horas al día.
En lugar de buscar 10 veces más trabajadores o ingenieros estrellas —o imbéciles brillantes— contrata a personas que puedan hacer grandes equipos. "Lo que es aún mejor que la gente son los equipos", escribió. "No quemamos a la gente. Le damos espacio a la gente. Nos encantan los equipos reales con la formación de verdaderas amistades."
Existe mucha investigación que respalda el punto de vista de Lutke. En 2014, el profesor de Stanford John Pencave publicó un artículo ahora famoso en el que describió un precipicio de productividad cuando la gente trabaja más de 50 horas a la semana.
Erin Reid, profesora de la Facultad de negocios Questrom de la Universidad de Boston, también publicó un estudio que decía que los gerentes no podían diferenciar entre los que registraban 80 horas semanales verdaderas y los que las fingían.
"La investigación es clara: las prolongadas jornadas resultan contraproducentes para las personas y las empresas", escribió Sarah Green Carmichael para la revista Harvard Business Review. O como resume Lutke: "No somos unos robots sudorosos. Somos personas y las personas son increíbles"