¿Héroe o villano? Algunos lo señalan como el único capaz de solucionar los problemas estructurales de su país, gracias a su gran capacidad e inmensa fortuna. Incluso, lo candidatearon como presidente, aunque ya avisó que no planea postularse para el cargo. En cambio, sus detractores aseguran que su holding monopoliza una de las industrias más importantes y pujantes de los últimos años, y que esta situación infla los precios de los servicios. Carlos Slim Helú recorrió un largo camino para convertirse en una de las figuras más reconocidas y controvertidas de la historia de México. Cercano al poder político y dueño de uno de los grupos económicos más influyentes y rentables a nivel mundial, cumplirá 80 años y apuntan que su retiro de la actividad podría estar cerca.
Si bien construyó su carrera empresarial a través del Grupo Carso, que lo lanzó a la fama a principios de los 90 cuando salió a la Bolsa, su riqueza proviene de América Móvil, principal player de la industria de las telecomunicaciones en América latina. No obstante, la telefonía es sólo uno de sus intereses ya que también desarrolla proyectos y actividades en la construcción, retail, consumo masivo, banca, minería y tabaco, entre otros.
Antes de convertirse en el hombre más rico del mundo, puesto que ocupó durante varios años, muchos señalan que su verdadero crecimiento se dio como 'buitre' durante la crisis financiera mexicana de 1982. En los años siguientes, Slim se hizo de más de una decena de compañías, entre quebradas y en crisis, que se vendieron por precios muy bajos ante la desesperación de capital.
Luego, llegó la mano del "rey Midas" moderno. Consiguió dar vuelta los números de estas firmas y lograr un rendimiento positivo. Sus inversiones no son estratégicas sino que guardan un interés de puro retorno. Comprar a precios bajos, reestructurar para que los balances vuelvan a estar pintados de azul y vender a una valuación superior a la adquirida.
Slim está alejado del día a día de sus empresas, actividad que delegó en sus seis hijos, pero continúa siendo una personalidad preponderante en México. Mueve influencias, se reúne con políticos nacionales y extranjeros y anuncia desembolsos multimillonarios. Pero su estilo de vida pareciera no ser el de un ostentoso millonario, al menos en algunos detalles, como el haber vivido durante 40 años en la misma casa en el barrio de su infancia o su predilección por manejar su auto para ir al trabajo en lugar de tener chofer. "Es la imagen que quiere dar", señalan los que lo conocen.
Cuentas claras
Su padre, Khalil Salim Haddad Aglamaz, llegó a México en 1902 proveniente del Líbano, de donde había escapado para evitar la conscripción del Imperio Otomano. Paso a paso inició su vida como empresario, primero con una mercería -que atendía con su hijo- y luego a través de la compraventa de propiedades. Fue justamente de su padre que Slim aprendió a comprar barato y vender caro. Salim Haddad se cambió el nombre a Julián Slim Haddad poco después de pisar suelo mexicano.
A su hijo le enseñó a leer documentos financieros para que sepa interpretar cuál era la mejor decisión, y acción a realizar, con sus títulos y valores. Así, el futuro magnate comenzó negociando acciones y firmando cheques con tan solo 12 años. Al poco tiempo, su padre murió y él se hizo cargo de la empresa familiar.
Estudió ingeniería civil en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por eso se ganó el sobrenombre de 'el ingeniero' entre sus colaboradores. Más tarde se desempeñó como operador del área de remates en la Bolsa Mexicana de Valores, pero su verdadera vocación estaba puesta en desarrollar su carrera en solitario. Entonces, en 1965, fundó Inversora Bursátil (Inbursa), dedicada al corretaje de acciones. A esto le sumó una unidad enfocada en el negocio inmobiliario, una pata especializada en la construcción. También agregó a su portfolio a la embotelladora, una mina y Galas, compañía quebrada que elaboraba calendarios. En 1980 juntó todas estas empresas en el Grupo Galas, renombrado Grupo Inbursa dos años más tarde.
La década siguiente fue una de gran actividad para Slim. Aprovechó la crisis mexicana para comprar la mayoría accionaria de varias compañías, entre ellas la tabacalera Cigatam, la cadena de tiendas Sanborns e Industrias Nanocobre. Aseguran que entre 1980 y 1990 fueron más de doce las empresas que sumó, Varias de ellas aún las tiene bajo su ala; otras le sirvieron para obtener rédito económico tras desprenderse a cambio de una importante suma.
De empresario a millonario
La llegada de una nueva década trajo consigo el impulso que necesitaba Slim para alcanzar la fama. Su holding, que pasó a ser llamado Grupo Carso, realizó su debut bursátil en junio de 1990. A fin de ese año se quedó con Teléfonos de México (Telmex) tras ganar la licitación pública de la privatizada compañía de telecomunicaciones mexicana. La operación se realizó por casi u$s1.800 millones en sociedad con Southwestern Bell, que luego se fusionó con AT&T, France Telecom y algunos inversores locales.
Slim convertiría a esta firma en su verdadero caballito de batalla del mundo empresarial. "Las telecomunicaciones son el sistema nervioso de la civilización moderna", asegura. Al negocio de la telefonía fija le sumó el de la móvil con Radiomóvil Dipsa, a la que rebautizó como Telcel. América Móvil nació a partir de esta unidad de negocios y fue ganando protagonismo. La compañía, que opera en varios países bajo la marca Claro, ofertó u$s23.000 M por el 59% de Telmex y un año después u$s6.500 M por el porcentaje restante. Esto le dio a Slim el control del 70% del mercado de la telefonía móvil en México y más de un 80% del share en lo que respecta a las líneas fijas.
No obstante, en 2013 se encontró con una piedra en el camino. El Gobierno mexicano aprobó una reforma de la Ley de Telecomunicaciones que instalaba sanciones para los players que ejercieran una posición dominante y brindaba mayor flexibilidad para el ingreso de inversores extranjeros al mercado local.
En 2017 le solicitaron a América Móvil que escindiera a Telmex y Telnor (unidad que brinda servicio a localidades del noroeste) en dos firmas separadas. Ante este panorama, Slim profundizó inversiones en otros países: completó la venta de Nextel Brasil (u$s905 millones) y compró a Telefónica sus operaciones en Guatemala y El Salvador (u$s648 millones.
Por otro lado, Carso seguía creciendo y el holding se dividió en cuatro unidades, cada una conformada también por múltiples empresas:
- Grupo Sanborns: la pata comercial (y la más exitosa). Esta integrada por la cadena que le da su nombre, Sears México, iShop, DAX y un par de centros comerciales
- Carso Infraestructura y Construcción (CICSA): la unidad de negocios dedicada a la construcción, que desarrolla obras civiles así como también de viviendas.
- Grupo Condumex: se enfoca en la manufactura y comercialización de productos para la industria de las telecomunicaciones, automotriz, energética y petrolera, entre otras
- Carso Energy: creada en 2014, realiza obras de explotación y transporte de hidrocarburos y gas
A pesar de su afán por mantenerse activo, un hecho casi trágico marcó un antes y un después en la vida de Slim: una operación a corazón abierto, en 1997, que lo tuvo 24 horas en estado crítico y con respirador artificial. Incluso aseguran que durante varios lapsos estuvo al borde de la muerte. Después de eso, decidió alejarse de a poco de la dirección ejecutiva de sus empresas y quedar como presidente honorario. Sus hijos Carlos, Patricio y Marco Antonio heredaron la silla principal en Telmex, Grupo Carso e Inbursa, respectivamente.
Sin telco, no hay fortuna
No hay punto de comparación entre Carso y América Móvil: la mayor parte de la fortuna del empresario mexicano, valuada en más de u$s60.000 millones, según el ranking de multimillonarios de Bloomberg, se debe justamente a la telco.
Entre enero y septiembre, la firma reportó ingresos por 744.100 millones de pesos mexicanos, es decir, unos u$s37.000 millones, de acuerdo a la cotización actual. Su net income fue de 46.500 millones de pesos y entre los 25 países en los que opera alcanzó un total de 278 millones de líneas inalámbricas. Su revenue está repartido de manera pareja, ya que 34% se lo llevan los servicios prepagos, mientras que el 30% del share de la facturación corresponde al pospago. Argentina, Uruguay y Paraguay (cuenta estos mercados como una unidad) superaron los 24 millones de suscriptores.
Las operaciones de Telmex le permitieron a Slim convertirse en el primer no estadounidense en erigirse como la persona más rica del mundo, según Forbes, en 2010. Desplazó nada menos que a Bill Gates en ese puesto y pudo conservar su lugar durante cuatro años consecutivos.
Del otro lado, Carso tiene al negocio de consumo como su principal motor. De los 96.600 millones de pesos que facturó en 2018, más de 51.700 millones fueron generados por el Grupo Sanborns. Asimismo, mientras Sears se declaraba en quiebra en los EE. UU., la filial mexicana vivía una época de prosperidad y protagonizó la mitad de los ingresos de esta división.
Por su parte, CICSA fue la que más creció durante el primer semestre de 2019 con un alza del 20% en su revenue. Sin embargo, en el mismo ejercicio sufrió un revés por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien canceló la construcción del nuevo aeropuerto en Ciudad de México, obra en la que Slim tenía gran interés.
El último enemigo
"Se acabó el predominio de una minoría y la vinculación del poder económico y político, que el Gobierno esté solo al servicio de un grupo", sentenció AMLO poco después de haber sido elegido como presidente de México.
Parecía un mensaje directo para Slim, cuyo vínculo con las grandes esferas del Estado había sido uno de los principales puntos de crítica para sus detractores. Además de la obra del aeropuerto, el mandatario quiso dar marcha atrás con un proyecto de construcción de gasoductos en manos de Carso. "Esos contratos eran abusivos", definió.
Parecía que luego de años de una relación amena con el gobierno de turno, esta vez el millonario había encontrado un verdadero adversario para sus negocios. El vínculo se mantuvo tirante durante parte del primer año presidencial de López Obrador hasta que decidieron calmar las aguas para beneficio de ambos. Slim no menosprecia la posibilidad de tener una mano amiga en el Gobierno y AMLO ve con buenos ojos los millones que el empresario le promete invertir. Reunión y foto protocolar para sellar el nuevo acuerdo de paz.
El magnate anunció que invertirá 100.000 millones de pesos mexicanos durante los seis años de administración del presidente. El principal monto se destinará, por supuesto, a la unidad de telecomunicaciones, con un desembolso de 700 millones de pesos. Con 79 años, Slim volvía a demostrar una vez más su poderosa influencia en la vida mexicana, incluso muchos llegaron a referirse al país como Slimlandia.
Sin embargo, fruto del encuentro entre ambos, surgió una perlita. AMLO aseguró que Slim le confesó que quería retirarse definitivamente de la actividad antes de 2024, cuando cumpliría 84 años.
"El ingeniero Slim comentó con el Presidente que los dos tienen casi 6 años de trabajo intenso por el país. El Presidente por mandato electoral y el Ingeniero por su edad", explicó su yerno y portavoz, Arturo Elías. Hace unos años, Slim reveló que ya tiene armado el plan de sucesión de su imperio. Los detalles los tiene sólo él y están bajo siete llaves.