Se está produciendo una especie de batalla en el norte argentino, dado que cada vez más empresas se suman a la contienda para explotar este tan rico y demandado mundialmente recurso.
Hubo, desde el 2015, dos grandes precursores para esto: Sales de Jujuy y Litarsa, pero ya hay más de otros quince proyectos anunciados
El litio, la batalla empresarial que tiene lugar desde 2015 en el norte de la Argentina, dejó a un lado el silencio y avanza a pasos agigantados. Sin embargo, tanto la casa de gobierno como las autoridades de Catamarca, Salta y Jujuy deberán establecer reglas de juego más contundentes y mantener estrictos reparos para el desarrollo óptimo de esta materia.
Actualmente ya hay dos empresas que exportan el "oro blanco" y más de 15 proyectos están realizando exploraciones tecnológicas para empezar a trabajar con el yacimiento. Esto le permite a la Argentina ser parte de una cadena de valor global que, a su vez, la posiciona como el tercer país productor de litio a nivel mundial.
No obstante, la mayoría de estas empresas, tanto las que ya están en movimiento como las que siguen en distintas etapas de estudio han invertido millones de dólares a partir de capitales extranjeros.
A pesar de que la Argentina cuenta con buenos costos de producción dentro de la materia -y eso le permite seguir siendo competitiva-, el margen cada vez se achica más. Regímenes de IVA, impuestos a las exportaciones, inflación y los elevados niveles de las tasas de interés, son algunas cuestiones que afectan a la disputa con productores de otros países por el litio.
Martín Pérez de Solay, CEO de Sales de Jujuy, una de las empresas que ya produce y exporta litio desde la Argentina, sostiene que no resulta una ventaja competir localmente, sino que es más preeminente trabajar en conjunto y unificar esfuerzos para abrirle el paso a esta oportunidad.
Si bien la Argentina exporta al 100% alrededor de 35.000 toneladas por año -de las cuales Jujuy aporta cerca del 40%- queda claro que es necesario establecer ciertas pautas en el juego, ya que el boom del litio podría ser reemplazado por nuevas tecnologías en un abrir y cerrar de ojos, si los costos de producción se llegan a disparar.
El mineral que se encuentra en auge tiene una ventana temporal que se extiende hasta 2023. Por ende, se ha convertido en un recurso natural que hay que explotarlo, producirlo, transformarlo para poder seguir gozando de sus beneficios.
"Si para 2025, los procesos que están en marcha no están en condiciones de incorporarse al mercado mundial del carbonato de litio comerciable, probablemente perdamos el tren y nos quede el litio guardado en el salar", sostuvo Carlos Oehler, titular de la estatal Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado (Jemse).
Es evidente que, si se generan las condiciones adecuadas, las empresas seguirán corriendo esta carrera; y encolumnados detrás de Chile el país podría llegar a pasar de terceros a segundos en el ranking de productores y exportadores de litio.
"Tenemos muchísimas chances, pero siempre faltó el apoyo del Estado. Con todos los gobiernos faltaron políticas para el litio", alegó Emiliano Guerrero, CEO de Litarsa, la primera empresa de capitales 100% argentinos dedicada a la exploración, explotación y producción del litio. Añadió también que, si bien el gobierno de Mauricio Macri no resultó un estorbo, y más aún, benefició al sector -en 2015- cuando decidió sacar el cepo, no incentivó las inversiones mineras.
Los desafíos
En la actualidad la explotación de este mineral se encuentra frente a tres problemáticas centrales. Una de ellas es la caída de precios. Hace dos años el precio rondaba los u$s 11.500 la tonelada, en 2018 bajó a los u$s 10.500 y este último trimestre del año tocó los u$s 6200.
Pérez de Solay sostiene que esto constituye un problema ya que se demandan altos niveles de calidad, pero esto a veces resulta una tarea muy difícil, debido que los precios en baja generan una gran presión sobre la rentabilidad.
Sin embargo, para la tranquilidad del sector se estima que en el 2021 puede haber un rebote. Los especialistas consideran que el valor promedio se va a estabilizar y el precio del carbonato de litio en el mundo va a estar alrededor de los u$s 10.000.
Siguiendo este lineamiento, existe otra cuestión que agobia al negocio del litio: las inversiones. El mercado requiere desembolsos muy grandes y todavía no está claro el ritmo de crecimiento de la demanda mundial; implicando una dificultad para los proyectos del litio a la hora de conseguir financiamiento.
"Nos hemos enfrentado con unos costos de inversión asociados a una elevada inflación y un tipo de cambio a veces atrasado. Los costos de las tasas de interés sumado a la necesidad de invertir en tecnología se complican. No es fácil en el contexto actual", sostiene el número uno de Sales de Jujuy.
Por último, un desafío importante para la Argentina es establecer canales de comunicación social para mitigar el sentimiento "antiminero" generalizado.
"Hay muchas campañas contra la minería y hay muchos políticos que como eslogan hablan contra la minería sin explicar por qué. El principal desafío es la comunicación para que esta sea más aceptada", dijo Guerrero y aclaró que es responsabilidad tanto del gobierno como de las mineras explicar que se trata de una industria sustentable y responsable.
En base a ello, desde Sales de Jujuy afirman que hay una creencia de que la producción de litio está exportando un producto primario. "Me parece que es una visión muy sesgada y muy parcial. Si se ven las operaciones que nosotros tenemos y la calidad del producto que estamos exportando cualquiera se da cuenta de que estamos sacando un producto de alto valor agregado que genera riqueza y trabajo en la Argentina", aclaró el ejecutivo.
En busca de un incentivo
La necesidad creciente del ingreso de divisas y la flexibilización de algunas condiciones para atraer a inversores interesados, son algunas de las cuestiones requeridas para que la explotación del litio despegue por completo.
"La expectativa es que estos proyectos que están en estado de avance importante no encuentren más trabas de las habituales y para ello hay que repensar ciertas condiciones para facilitar que ese tipo de inversiones se produzcan; y que así, se generen puestos de trabajo", afirmó el titular de Jemse.
Para bajar la presión fiscal y debido al impacto de los altos niveles de inflación en la coyuntura actual, el sector puja para que el gobierno trace un esquema donde se favorezca a la inversión.
En Sales de Jujuy sostienen que al igual que lo que sucede con Vaca Muerta, el litio tiene un nivel estratégico de igual importancia para el país y por ende, el gobierno debería proteger esa inversión, sobre todo para asegurar que esas inversiones lleguen y funcionen dentro del país. Además, considera que "el mercado de carbonato de litio global es muy grande y casi todo lo que se produce se exporta, por lo tanto, hay que tratar de producir con mayor grado de pureza".
En el sector además destacan que resulta imprescindible generar las condiciones comunicacionales para darle certidumbre al inversor; y que este trabajo también se debe hacer desde la nación y las provincias, ya que, los recursos naturales les pertenecen.
El presidente Alberto Fernández ha manifestado explícitamente que el gran desafío va a ser la estabilización de la macroeconomía para el inversor, para conseguir el financiamiento. El panorama es especialmente sensible para provincias como Salta, Jujuy y Catamarca en las que la minería juega un papel cada vez más relevante en materia de empleo y actividad económica, indicó La Nación.
"Lo que se espera del próximo gobierno es que quien vaya a ocupar el cargo de minería convoque a los empresarios del litio porque la minería es una inversión de riesgo altísimo", dijo el CEO de Litarsa.