El auge de la IA trae consigo un aumento significativo en la demanda de energía global y eso puede aumentar las emisiones de carbono que calientan el mundo
03.12.2024 • 14:30hs • Columna
Columna
Más allá del consumo energético: el impacto positivo que la IA puede tener en el cuidado del ambiente
Hace dos años, la irrupción de ChatGPT marcó un hito en la adopción masiva de la inteligencia artificial (IA) generativa.
Desde entonces, esta tecnología ha transformado hogares, instituciones y empresas al automatizar tareas, personalizar experiencias y optimizar procesos. Sin embargo, mientras la IA redefine nuestra forma de vivir y trabajar, comienza a surgir una pregunta crucial: ¿cómo afecta este avance a la sustentabilidad global?
Inteligencia artificial: cómo impacta su uso en el medio ambiente
El auge de la IA trae consigo un aumento significativo en la demanda de energía global y eso puede aumentar las emisiones de carbono que calientan el planeta.
Según analistas de Wells Fargo, para 2030, la demanda de electricidad de EE. UU. aumentaría un 20% debido a las exigentes necesidades de entrenamiento de la IA. Goldman Sachs, por su parte, estima que la IA representará el 8% del consumo energético de EE.UU. en 2030, comparado al 3% actual.
Los centros de datos, donde se procesan y almacenan los modelos, hoy representan el principal desafío ambiental, ya que requieren de energía para entrenar modelos de lenguaje que es mayor a la de un microchip promedio y emite incluso más calor.
Este panorama genera tensiones incluso en las grandes tecnológicas, que enfrentan incrementos exponenciales en las emisiones, en gran parte apuntaladas por la IA, pese a sus ambiciosas metas en términos de disminución de su huella ambiental y a la innovación que buscan en nuevos suministros de energía.
Pero, a pesar de los desafíos, la IA también ofrece soluciones prometedoras para el cuidado del medio ambiente. En la reciente COP29 de Bakú, los líderes tecnológicos y ambientales subrayaron el potencial de las tecnologías digitales, incluyendo la IA, para acelerar la acción climática.
Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones de las Naciones Unidas, estas herramientas pueden optimizar el consumo energético, mejorar la eficiencia operativa y reducir la huella de carbono de los centros de datos.
Empresas líderes en tecnología como Google, Microsoft, IBM, Amazon, Tesla, DeepMind, Open AI, entre otras, están enfocadas en desarrollar Inteligencia Artificial verde y sostenible. A nivel internacional, ya podemos ver algunos ejemplos de empresas que están utilizándola en proyectos innovadores:
- Protección de recursos hídricos: investigadores del Instituto Mines-Telecom en Francia están empleando IA para estudiar los efectos del cambio climático en los océanos. Sus modelos en 3D han permitido analizar corrientes y concentraciones de CO2 con mayor precisión, a partir de datos de teledetección recorridos por satélites
- Agricultura de precisión: en el sector agrícola, la IA empieza a hacer su aporte para la producción de cultivos saludables y la predicción de problemas. La agricultura de precisión emplea herramientas como sensores, software e Internet de las cosas (IoT) para recopilar datos y convertirlos en información útil para la detección de enfermedades en plantaciones
- Conservación de la biodiversidad: WildTrack se encuentra desarrollando una tecnología que combina IA y el reconocimiento de huellas individuales de los animales para revolucionar la forma en que se estudia y monitorea la vida silvestre. Este proyecto puede cambiar el rumbo de la investigación de fauna salvaje al identificar sus comportamientos a partir de fotografías de huellas
La tecnología, y la IA, tiene sus luces y sus sombras. De cara al futuro, y como sociedad, debemos tomar consciencia de nuestra relación con ella.
El buen uso de las nuevas irrupciones tecnológicas puede ser, y ha sido, transformador en lo social, ambiental y económico. Utilicémosla con propósito, usémosla a nuestro favor y encontraremos miles de formas de acelerar los esfuerzos de sostenibilidad, cuidado de los recursos y las comunidades. Pero hay que poner manos a la obra.
*Por Iván Buffone, socio director en Business & Sustainability