No fue fácil. De hecho, hicieron falta tres intentos para lograr que finalmente fuera obligatoria. Pero hoy, a la par de esa adopción generalizada, se está desarrollando un mercado en la Bolsa que convierte a las facturas electrónicas en el nuevo fenómeno de financiamiento de empresas, medianas y pequeñas. Más aun, tienen el potencial suficiente como para competirle, con el paso del tiempo, a la opción predilecta: el cheque de pago diferido.

Si se repasa lo ocurrido en un breve lapso de tiempo, los números hablan por sí solos: en julio, el mercado celebraba el debut con la negociación de las primeras dos facturas. En agosto, pasaron a ser 9. En septiembre, esa cifra escaló a 39. Y en octubre se disparó a 140. Es decir, la operatoria creció más de tres veces en apenas un mes y va por más.

En lo que va del año ya se emitieron 190, por un monto de $350 millones y las expectativas del mercado son más que alentadoras. "El volumen puede multiplicarse por diez cuando todos los actores empiecen a trabajar con esta herramienta", anticipa a iProUP Santiago Lacasia, jefe de asesores de la Secretaría de Simplificación Productiva, del Ministerio de Producción y Trabajo, parte del equipo que trabajó durante los largos meses requeridos para afinar hasta el último detalle.

Bancos ya piensan en apps

La expectativa favorable es compartida por varios. Entre ellos, por Martín López gerente de productos mayoristas del Banco Comafi, entidad con foco en el segmento Pyme y la única que avala sus cheques en el mercado.

El ejecutivo reconoce a iProUP que ya están pensando en una app para este tipo de operatoria, que apuntaría tanto a clientes como a sus proveedores, lo que ampliaría además el universo de empresas a las que llegan.

Sin embargo, aclara: "Tenemos que esperar a que haya más volumen, ganar en escala. Pero lo estamos trabajando. Hoy se hace todo por teléfono, como con los cheques. Pero lo ideal sería automatizar los procesos".

A decir verdad, mientras que varios players se están preparando para salir a la cancha, ya existe un jugador fuerte: InvoiNet, que arrancó hace siete años y gestiona facturas de 80 grandes compañías y 75.000 Pymes, lo que significa unos 800.000 instrumentos por mes.

Cuando irrumpió el canal digital, la compañía supo responder con reflejos rápidos: así nació la app InvoiTrade, que arrancó en septiembre tejiendo una alianza de colaboración con el Rofex para el clearing. Hoy día, más del 70% de las facturas que se negocian en el país pasan por esta plataforma.

Potencial en números

En el Gobierno ponen fichas en esta operatoria y son más que optimistas: proyecta que el mercado potencial (de facturas a descontarse) será de 5.000 instrumentos por $2.500 millones al finalizar noviembre.

El cálculo es el siguiente: este mes deberían fluir en el sistema unas 500.000 facturas por $250.000 millones, de las cuales 50.000 (es decir, un 10%) se convertirían en lo que se denomina un "título ejecutivo". Es decir, un valor susceptible de ser negociado por un monto de $25.000 millones (10%). "Si se da una relación parecida a lo que vemos con los cheques, llegamos a estas 5.000 facturas potenciales que podrían negociarse este mes", explica Lacasia.

Por supuesto que el mercado no escalará tan exponencialmente. Pero, según el especialista, es una proyección que muestra hasta dónde puede llegar esta nueva forma de fondeo cuando todo esté más aceitado y el instrumento sea más conocido. 

En ese sentido, el Fondo Nacional de Desarrollo Productivo (Fondep) fue clave como dinamizador en la etapa más temprana, interviniendo en la plaza.

Empujón oficial

"Te diría que menos de la mitad de las facturas fueron compradas por el Fondep -el resto por fondos privados-, aunque hay que reconocer que en un principio fue gran motorizador. Eso es muy bueno y marca que hay muy buen demanda", aporta Lacasia. 

Fondep tiene un listado que es limitado para la compra de cheques directos. También para las facturas, mucho más amplio, si bien por montos menores. Por ejemplo, cuando no se trata de firmas de primera línea está autorizado a adquirir hasta $15 millones en facturas.

El inicio del proyecto fue paulatino, con un cronograma que ha ido incorporando a distintos sectores de la economía con sumas decrecientes. El primer ensayo tuvo a la industria automotriz como protagonista y fue de $9 millones. Hoy, casi todas las actividades están en el piso de emisión ($100.000) y eso facilita su crecimiento como instrumento bursátil.

Por eso es que Lacasia se entusiasma: "La gran noticia es que este mes ya están todos adentro, toda la economía salvo el supermercadismo, que se sumará en diciembre". Estos instrumentos son emitidos por grandes empresas, por ende, con bajo riesgo. Sin embargo, la normativa también prevé que se establezca un mercado entre pequeñas firmas, que podrían ser avaladas o garantizadas como ocurre con los cheques.

¿Por qué entonces no hubo aún operaciones de este tipo? López, de Comafi, lo resume así: "Lo que ocurre es que en el caso de las MiPymes la adhesión al régimen es optativo. En cambio, hay 1.400 empresas grandes que están obligadas a recibir facturas Pyme".

Plataforma para avalar online

Las jugadores que hasta ahora habían quedado fuera del partido son las Sociedades de Garantía Recíproca (SGR), que tienen participación fundamental en el mercado de cheques de pago diferido, al punto que más del 70% están avalados por alguna de ellas, lo que baja el riesgo involucrado y permite a la compañías acceder a mejores tasas.

Pero eso está por cambiar. Rosana Montarcé, gerente de mercado de capitales de Garantizar, la SGR líder por lejos de la plaza local, confía a iProUP  que ya se están ultimando los detalles con la Caja de Valores y la AFIP para poner en marcha un sistema 100% online que permita a las firmas chicas obtener respaldo.

Montarcé explica cómo funciona: - El esquema arranca con una Pyme que emite una factura a una gran empresa, que debe aceptarla- En la plataforma aparecerá inmediatamente la opción de cederla- Ahí entra en acción la SGR: la factura queda en garantía en la Caja de Valores (en tenencia de la sociedad de garantía recíproca) - La Pyme monetiza la operación descontando un cheque de pago diferido propio. Se denomina FCE (factura de crédito electrónica) en garantía

Los avales también entrarán en juego cuando exista un mercado en el que las dos puntas sean pequeñas compañías. Esto ayudará a atraer también a más cantidad de inversores. Hoy, son básicamente institucionales, como fondos Pyme o aseguradoras que –incluso por normativa– deben tener en su cartera cierta cuota de instrumentos Pyme.

A futuro, también puede ser atractivo para ahorristas individuales, sobre todo en un mercado que, tras el reperfilamiento, quedó bastante desprovisto de opciones en pesos a corto plazo que no contengan riesgo público.

Así lo ve Andrea Manavella, gerenta de Pymes de Criteria: "Creo que será como el cheque, un instrumento para todos. Más aún, al tener toda la dinámica de la Caja de Valores, por cómo está armado. También tiene altas chances de atraer a individuos, sobre todo cuando se involucren las SGR".

La financiación de las más chicas

Los vehículos de inversión Pyme representan el 54% del total del fondeo que las compañías locales que salen a buscar en el mercado de capitales. 

Además del cheque de pago diferido y la factura electrónica, las pequeñas empresas cuentan con instrumentos como los pagarés y la llamada ON simple, pensada especialmente para facilitar la emisión de obligaciones negociables en este segmento

En los últimos 15 años han operado en el mercado de capitales aproximadamente 20.000 Pymes y actualmente hay más de 12.000 activas. Estiman que podrían llegar a participar 200.000 gracias al sistema de factura de crédito electrónica. En algunos países, esta operatoria mueve un monto al equivalente al 10% del PBI.

Por ahora, su participación es mínima, más allá de su creciente aceptación. Los cheques suponen la mitad del financiamiento del total de las firmas en la plaza local cuando estos instrumentos apenas arañan el 1%.

Hoy, las tasas de los cheques de pago diferido avalados con plazo a diciembre están en 52%, mientras que los que no están garantizados se encuentran en torno al 57%-60%.

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