En la Ciudad de Buenos Aires, la clase media, históricamente considerada un pilar de la sociedad porteña, enfrenta un desafío cada vez mayor para mantenerse a flote en un contexto de alta inflación y aumento desmedido de los costos de vida.

Según los últimos datos del Instituto de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires (INDEC), la canasta básica para una familia tipo ya supera los $900.000, sin contar los costos de alquiler, que han experimentado una fuerte disparada en el último año.

Para no ser considerada pobre en julio de 2024, una familia debía contar con ingresos superiores a $929.845.

Sin embargo, para ser incluida en la clase media, los ingresos debían superar los $1.450.239.

Si a esto se le suma el alquiler, la barrera para no caer en la pobreza se eleva a más de $1.200.000, mientras que los ingresos para ser parte de la clase media deben superar los $1.900.000 mensuales.

En ese contexto, INDEC anunció la inflación de julio fue de 4%, 0,6 puntos porcentuales menos que lo registrado en junio (4,6%).

De esta manera, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) llegó hasta 263,4% interanual, un retroceso comparado al dato de 271,5% registrado durante el mes anterior.

En tanto, en los primeros siete meses del 2024, la inflación acumulada fue de 87%, mayor en comparación al 60,3% del mismo periodo en 2023.

Clase media en crisis: los ingresos necesarios para mantener el estatus

El impacto de la inflación es devastador para el bolsillo de los argentinos. La canasta familiar de pobreza experimentó una suba del 4,4% en julio, alcanzando los $929.845, lo que representó un aumento interanual del 272,46%.

La situación es aún más crítica para la canasta de indigencia, que subió de $496.898 en junio a $521.602 en julio, con un incremento del 4,97% y una alarmante alza interanual del 276,51%.

En el primer trimestre de 2024, los sectores medios, que antes representaban el 53,1% de los hogares, ahora abarcan solo el 41,4%.

Este descenso de 11,7 puntos en hogares y 11,8 puntos en población refleja una contracción alarmante, que deja en evidencia la creciente dificultad para sostener el nivel de vida necesario para ser considerado de clase media en la capital argentina.

Con un costo de vida cada vez más alto y una inflación que no muestra signos de desaceleración, la clase media porteña continúa achicándose, desafiando la estabilidad económica de miles de familias que luchan por no caer en la pobreza en un contexto cada vez más adverso.

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