El Gobierno avanza para crear un sistema alternativo a SUBE para que los usuarios puedan abonar con otras formas de pago los viajes en colectivo, tren y subte, como tarjetas de crédito y débito, y billeteras digitales.
SUBE: cómo es el plan para pagar con tarjetas y QR
El subsecretario de Defensa del Consumidor, Fernando Blanco Muiño, se reunió en las últimas semanas con cámaras bancarias, fintech, empresas de tarjetas y de medios de pago, el Banco Central y las secretarías de Transporte y Simplificación del Estado para comunicar la iniciativa oficial.
La idea es que el usuario tenga la posibilidad de elegir cualquier medio de pago que acepte el sistema contactless de la SUBE, como todas las tarjetas, bancarias y fintech, además del QR interoperable
"El plan se ajusta a lo que viene diciendo el presidente Milei: no hay plata. Por eso, la inversión tecnológica la tendrán que hacer las empresas. Y si se acuerda una comisión razonable, puede ser un gran negocio para todas las empresas, un win-win ", aseguró Blanco Muiño a Infobae.
La iniciativa contempla que los beneficios, como la tarifa social o los descuentos para quienes realizan trasbordos, estén incluidos ya sea al abonar con la SUBE o con los nuevos medios de pago.
Las pruebas piloto se realizarán en los próximos 60 días en el subte porteño y los colectivos de la ciudad de Mendoza. Una vez delineado el mecanismo y detectado las necesidades tecnologías, se comenzará con la licitación de las terminales de pago. También debe determinarse si estos equipos requerirán o no conexión a Internet.
Hoy, el sistema SUBE es gestionado por Nación Servicios, una subsidiaria del Banco Nación. Desde ADEBA, la cámara que nuclea a los bancos nacionales, se había pedido el año pasado que se universalicen los medios de pago. También es una exigencia frecuente de las fintech, con el CEO de Ualá, Pierpaolo Barbieri, como principal abanderado en redes.
Sin embargo, el Gobierno ya tiene su propio plan. Según confirmó iProUP, Banco Nación incorporará la funcionalidad de "tarjeta SUBE" en los plásticos de débito de sus clientes, lo que permitirá que gran parte de sus 31 millones de usuarios no requieran la credencial de boleto electrónico.
¿Y la SUBE Débito?
Tal como adelantó iProUP, el Banco Nación avanzó para ofrecer la funcionalidad SUBE dentro de sus tarjetas de débito Mastercard. Se trató de una prueba piloto en la ciudad de Paraná, Entre Ríos, para aprovechar que ofrecen los chips contactless: incluir más de una función. Así:
- Una aplicación se encarga de todo lo referido a la operatoria bancaria (compras y operaciones en cajeros)
- Otra, que convivirá en el mismo chip, proveerá el servicio de una tarjeta SUBE convencional
"Los chips de las tarjetas sólo usan un octavo de su espacio para la funcionalidad bancaria. El resto se puede usar para otras aplicaciones. Por ejemplo, una universidad usaba los plásticos de débito como identificación", asegura un directivo del mercado de pagos a iProUP.
Esto imita el sistema utilizado en Córdoba, en donde opera la Cordobesa, tarjeta de débito del banco estatal BanCor:
- El usuario utiliza la tarjeta y al final del día se descuenta el valor de los viajes de la cuenta asociada a la tarjeta de débito
- Si no posee fondos para abonar los boletos, no podrá seguir pagando transporte hasta regularizar
- Tiene un tope de viajes "a cuenta", lo que se conoce como saldo negativo, antes de su bloqueo
Esta solución fue utilizada por, a diferencia del plan del Gobierno de Javier Milei, la aplicación SUBE no se conecta a la red bancaria de forma "directa" por tres cuestiones:
- Seguridad: para que no circulen datos bancarios en otros "rieles"
- Costos: no solo se utilizarán las tarjetas que ya existen en el mercado, sino que además no hará falta actualizar el equipamiento de los vehículos
- Agilidad: el clearing con el sistema de pagos demora varios segundos más que la operación automática, algo más tolerable en los trenes y subtes pero no tanto en los colectivos
El nuevo sistema que implementará el Gobierno seguramente se conectará a Internet para que los pagos se procesen en tiempo real, lo que impactará en costos no sólo de equipamiento, sino de infraestructura de comunicaciones.