El año 2023 pasará a ser un año de recesión mundial, a pesar de que habrán oportunidades de inversión por la continua falta de timing entre los tres mayores bloques económicos: Estados Unidos, la zona euro y China.
Ahora bien, para aprovechar estas oportunidades se necesitará ser flexibles y selectivos.
Perspectivas económicas: Estados Unidos
Estados Unidos, un país de 50 estados donde existen casi dos puestos de trabajo vacantes por cada estadounidense desempleado, el mercado laboral sigue al rojo vivo.
Esto ayudó al crecimiento de los salarios de los trabajadores estadounidenses, lo que a su vez nutrió la inflación en el país.
El país liderado por su presidente Joe Biden, podría constatar un descenso de la actividad más acusado de lo previsto el año que viene, debido a que la Reserva Federal (Fed) hizo de la lucha contra la inflación su principal caballo de batalla.
Raphaël Gallardo, economista jefe en Carmignac comentó: "No creemos que se vaya a producir un escenario en el que EE.UU. sufra una recesión poco profunda y de corta duración a principios del próximo año".
El mercado laboral de Estados Unidos está al rojo vivo.
Y agregó: "Prevemos que la economía estadounidense entre en recesión a finales de este año, pero con un descenso de la actividad mucho más acusado y prolongado de lo previsto por el consenso del mercado".
"Para combatir la inflación, la Fed tendrá que crear las condiciones para una verdadera recesión con una tasa de paro muy superior al 5%, frente al 3,5% actual, lo que no está previsto por el consenso".
Perspectivas económicas: Europa
Por otro lado, en Europa la previsión es que los altos precios de la energía impactan tanto a los márgenes de las empresas como al poder adquisitivo de los hogares, lo que desencadenará una recesión durante este trimestre y el próximo.
Dicha recesión debería ser insignificante, debido a que el alto nivel de almacenamiento de gas tendría que evitar la escasez de energía.
Aun así, se estima una débil recuperación económica a partir del segundo trimestre, con resistencia por parte de las empresas a contratar personal e invertir a causa de una persistente incertidumbre sobre el suministro de energía y los costes de financiación.
Gallardo resaltó que: "El Banco Central Europeo (BCE) se enfrentará a un entorno cuasi-estanflacionario debido a la debilidad de la recuperación y a la continuación de la inflación energética".
El 2023 impactará tanto a los márgenes de las empresas como al poder adquisitivo de los hogares.
Y agregó: "Asimismo, un renovado activismo en el ámbito presupuestario podría intensificar la presión sobre el BCE y forzar un arduo debate sobre el dominio presupuestario."
Perspectivas económicas: China
En cambio, en China la economía se basa actualmente solo del sector público, que apoya al crecimiento gracias al gasto en proyectos de infraestructuras.
Sin embargo, el sector privado se encuentra en plena recesión.
Gallardo expresó: "Con el sistema sanitario chino incapaz de soportar una «ola de salida» de la política de covid cero durante el invierno, las autoridades se vieron obligadas a estimular el crecimiento del PIB adoptando un doble eje monetario y diplomático".
Y agregó: "Aceptaron flexibilizar las condiciones de liquidez e iniciaron una relajación de las tensiones con Estados Unidos".
Nuestras estrategias de inversión para 2023
El manual típico de la recesión vinculado con el entorno descrito anteriormente impone que la cartera tenga un sesgo defensivo.
El 2023 será un año de recesión mundial
En renta fija, se favorecen los bonos de vencimientos largos de emisores con buena calificación.
Mientras que en la renta variable la preferencia es por empresas y sectores que muestran mayor resistencia, y en los mercados de divisas, se priorizan las monedas que tienden a sacar partido de su estatus de refugio seguro.
Si bien el entorno es pesimista, no quiere decir que no existirán oportunidades de inversión.
Luego de un año 2022 caracterizado por el rápido y por el endurecimiento de las políticas monetarias de los bancos centrales de todo el mundo, el 2023 vendrá con las siguientes medidas monetarias:
- Evaluar el impacto de una subida tan rápida de los tipos de interés.
- Ser conscientes del riesgo de que se materialice un aterrizaje brusco.
Estos cambios, junto con el regreso a territorio positivos de la rentabilidad real de los bonos, consistió en que los mercados de renta recuperaron en gran medida su condición defensiva.
Además, la inclinación desinflacionista de la primera parte del año favorecería a los títulos de renta variable de crecimiento visible.
Los inversores tienen puesta la mirada en la inflación.
En los mercados de renta variable, pese a que la caída de las valoraciones parece en líneas generales coherente con un contexto de recesión, existe gran disparidad entre las regiones, y sobre todo en lo que respecta a los beneficios.
Estados Unidos y Europa cuentan con altas expectativas de beneficios, lo que no pasa en China, ni tampoco en Japón, debido a la depreciación del yen.
Las miradas de los inversores internacionales están puestas en las dinámicas de inflación y crecimiento del mundo occidental.
Una mirada hacia Oriente debería resultar saludable y aportar una diversificación más que bienvenida.
Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de Carmignac comentó: "A diferencia del mercado de renta fija, las cotizaciones de la renta variable no incorporan la hipótesis de una grave recesión, por lo que los inversores deben ser cautos".
Y añadió: "La renta variable japonesa podría sacar partido de la renovada competitividad de la economía nacional, impulsada por la caída del yen frente al dólar, pero también de la demanda interna".
Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de Carmignac
"China será una de las pocas zonas en las que el crecimiento económico en 2023 será mejor que en 2022 y, si el resto de variables se mantienen, la economía tendrá impacto en los beneficios de las empresas".
Con respecto a los mercados de renta fija, los bonos corporativos brindan posibilidades interesantes, puesto que, por el lado del riesgo, el aumento establecido de las tasas de impago está ampliamente descontado en los precios actuales.
Mientras que en el apartado de la remuneración, los rendimientos implícitos se los observan en niveles razonables con las perspectivas a largo plazo de la renta variable.
En cuanto a la deuda pública, un incremento económico más tenue generalmente se vincula con una menor rentabilidad de los bonos.
A pesar de todo, el contexto inflacionista, si bien el ritmo de endurecimiento monetario baje o aun se frene del todo, hay muy poca probabilidad que se produzca un cambio de tendencia.
"En semejante entorno, son preferibles los vencimientos más largos (de 5 a 10 años). En el mercado de renta fija, cuando los rendimientos suben, los inversores pueden permitirse esperar hasta ver cómo evolucionan las cosas", comentó Thozet.
Y añadió: "El paso del tiempo corre a favor de los inversores. Sin embargo, debemos ser conscientes de que el abandono de la represión financiera conlleva que algunos se quedarán en el camino, sobre todo cuando golpee la recesión".
Ya casi con los pies en el 2023, continuamos ante una "montaña de preocupaciones". La mirada de los inversores se centró en la inflación y en el riesgo de recesión, que se estima que no afecte a las tres principales economías de la misma manera ni al mismo tiempo.
Sin embargo, esta asincronía lleva aparejados los beneficios de la diversificación.
Por el lado de la volatilidad de los mercados financieros trae consigo posibilidades para las que habrá que ser selectivo y extremadamente ágil con objeto de aprovecharlas, lo cual no es sino la definición de un gestor activo.