Cada vez hay más personas con ganas de emprender. La pandemia potenció los deseos de hacerlo e, inclusive, de encarar proyectos con impacto positivo en la sociedad.
Ahora bien, quien quiera avanzar en esa dirección debe adquirir conocimientos y experiencias pero sobre todo hacer un cambio de chip para llevar adelante su iniciativa.
Hacer negocios en la Argentina puede ser duro, pero enfocarse solo en los problemas es una estrategia paralizante con un destino anunciado y nada prometedor.
Cualquier persona que desee emprender debe tener perseverancia y tolerancia ante los posibles fracasos iniciales, así como fuerzas para comenzar de nuevo si no funciona en el primer intento.
El camino emprendedor se transita con autoconfianza y resiliencia.
Necesitamos cambiar la mirada y hablar de lo posible, apostar por el país y ser protagonistas del cambio. Debemos emprender para dar respuesta a los problemas estructurales en el sistema económico, en el desarrollo social, en la educación y tantos más.
Aprender a solucionar problemas
Ser emprendedor en Argentina significa mucho más que crear un negocio; también es buscar cómo solucionar problemas.
Por eso, para evaluar el potencial que tiene un emprendedor para escalar un negocio, uno de los primeros interrogantes tiene que ver con definir el tamaño del mercado al que se apunta.
Esto se relaciona intrínsecamente con a cuántas personas le puede resolver un problema una solución determinada. Este enfoque nos ayuda a esquivar la frustración del problema que paraliza y llama a la procrastinación. Nos aleja incluso del continuo círculo de queja y malestar.
Un problema es un conjunto de hechos o circunstancias que dificultan la consecución de un fin. Puede ser desde una dificultad diaria, como un retraso del transporte público, hasta un propósito desafiante, como por ejemplo cómo resolver la inclusión financiera de las personas que están fuera del sistema.
Todas esas dificultades, propias de la sociedad, son objeto de un emprendimiento y, en consecuencia, una forma de disminuir la incomodidad social.
Es posible cambiar el mindset y tomar acción. Emprender una solución para atravesar un problema tiene un correlato en la reducción de la ansiedad, de la incertidumbre. El emprendedor empieza a pensar así en cómo ser parte de lo posible. Este es el tipo de mentalidad que necesitamos.
Llegar a la mayor cantidad posible de personas
El desafío siempre es arriesgarse, más en un país tan cambiante como la Argentina. Sin embargo, de las crisis y dificultades surgen las mejores ideas. Si de esperar se tratase, nunca sería el momento ideal para emprender.
Hoy necesitamos emprendedores que resuelvan los pequeños y grandes desafíos de la humanidad. De nuevo, que enfoquen los esfuerzos en la solución, no en el problema.
El camino se hace más liviano cuando se sienten acompañados. Por eso, desde nuestro rol apoyamos a los emprendedores en su recorrido, compartimos aprendizajes y lecciones con ellos.
Como sentimos que podemos generar aún más impacto y llegar a más personas, hace muy poco tiempo lanzamos nuestro propio emprendimiento, Endeavor HUB, donde damos a conocer la experiencia de años de trabajo con startups y también con los unicornios del país.
Seguramente habrá muchos elementos que no podremos controlar, obstáculos contra los cuales tendremos que lidiar. Es inevitable desarrollar la capacidad de adaptarnos a la realidad y gestionar la incertidumbre.
Hoy, más que nunca en Argentina, hay que aprender a ser flexibles a los cambios internos y del entorno, tanto en las oportunidades como en los desafíos, para poder triunfar. Cambiar el chip trae sus recompensas.
*Por María Julia Bearzi, Directora Ejecutiva de Endeavor Argentina