Mientras reina la incertidumbre en el plano económico argentino, acentuado por una alta inflación y desabastecimiento por los problemas para importar, ya hay entidades financieras que comenzaron a limitar la colocación de plazos fijos ajustados por UVA.
Varios analistas afirman que el INDEC informará un índice inflacionario del 5% para el mes de junio. Sin embargo, aseguran que en julio el incremento de los precios fue superior. Muchos especialistas estiman que puede alcanzar un nivel de dos dígitos
En este duro contexto, algunas entidades privadas están aplicando un tope de $100.000 por DNI para la colocación de este tipo de plazos fijos que le permiten a los clientes salir empatados frente a la inflación, y ganar un punto más de sobretasa.
Según reportó la agencia Noticias Argentinas, algunos bancos incluso han trabado la operatoria de plazos fijos UVA precancelables, y fuerzan a los clientes a comunicarse con la entidad para realizar la operación.
Hay otros casos en los que incluso la opción plazo fijo UVA no precancelable ya desapareció del homebanking.
Además, según informó una fuente de un banco privado chico al sitio de iProfesional: "Sé que muchos bancos chicos no están ofreciendo plazo fijo UVA, ya que automáticamente hay que colocarlo en bonos, y muchos no quieren correr ese riesgo. Todos los bancos chicos estamos perdiendo plata, esto es una locura".
Los plazos fijos tradicionales son un problema
Las colocaciones en plazos fijos despiertan atención entre los ahorristas por los ingresos extras en pesos que otorgan por mes, pese a que su rendimiento es negativo frente a la inflación. En cambio, para los bancos se están convirtiendo en un gran problema, debido al desequilibrio que producen en su propia ecuación financiera.
Según fuentes del sector consultadas por el sitio de iProfesional, hoy los plazos fijos estarían generando una "pérdida" para los bancos en torno a 3 puntos porcentuales.
Además, el concepto clásico del sistema financiero es que los bancos buscan balancear sus ingresos entre los préstamos ofrecidos y los depósitos recibidos.
Esto significa que captan fondos por medio de pagar una tasa de interés menor a la que cobran en los créditos y, luego de restar los gastos administrativos involucrados, obtienen una ganancia por su servicio, como ocurre en cualquier otro negocio.
El problema es que en el último tiempo existe una desbalance en la ecuación mencionada, donde los préstamos al sector privado cayeron de forma notable. A fines de 2019, estos representaban el 55% de los depósitos bancarios en pesos, y ahora se achicaron al 41% de los depósitos.
Pero además, también se suman las diversas regulaciones en el sector financiero y una inflación en ascenso que supera a las tasas.
La inflación complica a los plazos fijos
El incremento constante de la inflación fue el factor que comenzó a complicar la ecuación, sobre todo desde mediados de junio, cuando se anunció una suba mayor de las tasas de interés para los plazos fijos respecto de otros instrumentos financieros.
Por un lado, Banco Central aumentó en 300 puntos básicos la tasa nominal anual (TNA) de las Letras de Liquidez (Leliq) a 28 días, que es la que adquieren los bancos como instrumento para ganar dinero, pasando de 49% a 52% anual.
Pero además, subió a un nivel mucho mayor a los mínimos de pago exigidos para las tasas de interés de los plazos fijos de personas humanas de menos de $10 millones, al incrementarlos unos 5 puntos porcentuales. Por lo que pasaron del previo 48% a un piso de 53% anual, para los depósitos a 30 días.
Como resultado se revirtieron los resultados, y ahora las colocaciones minoristas se ubican un punto porcentual por encima de lo que reciben los bancos por las Letras Líquidas del BCRA.
No obstante, la buena noticia para las entidades es que el alza de tasas anunciada no afecta la ecuación respecto a las constituciones efectuadas por empresas y a colocaciones por montos mayores a los $10 millones, ya que el BCRA estableció que para el resto de los depósitos a plazo fijo del sector privado la tasa mínima anual garantizada sea de 50%.
"Como consecuencia de estas diferencias en los rendimientos, el margen financiero de las entidades tenderá a reducirse en el segundo semestre. Además, los bancos tradicionales están sufriendo el aumento de la competencia a través de las Fintech, que han surgido en los últimos años como una amenaza importante para el sector", apuntó al medio de iProfesional Lucas Caldi, líder del equipo de crédito corporativo de PPI.