Open Banking o banca abierta consiste en el intercambio de datos bancarios entre empresas (con aval del usuario) para crear mejores servicios para utilizar el dinero.
Es, según especialistas en la materia, un nuevo paradigma en relación a la información que le puede permitir a las entidades -tanto las tradicionales como fintech- contar con la posibilidad de ofrecer productos acordes a cada cliente de manera más ágil y segura.
Estos datos se comparten a través de lo que se denominan Interfaz de Programación de Aplicaciones (API), utilizada para "conectar" dos sistemas de organizaciones distintas
En la Argentina aún no contamos con una normativa de Open Banking, no obstante, una de las iniciativas que surge y ejemplifica este modelo es MODO, la billetera electrónica en la que se conglomeran la mayoría de los bancos tradicionales".
"Es una revolución completa frente a modelos anteriores en el sector. Impulsa la colaboración y el desarrollo, no sólo en términos de productos y servicios, sino también en la evolución e incorporación de tecnología, particularmente de interfaces de programación de aplicaciones que hacen que el flujo de información sea más seguro y eficiente", explica Nick Grassi, Co-CEO de Finerio Connect.
Y añade: "La banca abierta busca que las empresas ofrezcan soluciones específicas e individuales a los clientes. La idea, al final del día, es que el uso de estos servicios sea de una experiencia agradable y adecuada para los usuarios".
Cómo pega en tu bolsillo la pelea "Open Banking"
La propuesta es más que atractiva. Así sintetizan los expertos al open banking, un sistema obligatorio en Europa, Australia, México y Brasil, que busca abrirse camino en la Argentina.
"En el Open Banking, los bancos deben abrir la información financiera que poseen sobre sus clientes si éstos así lo consienten, para que terceros desarrollen aplicaciones y ofrezcan servicios mediante el uso de esos datos", explican a iProUP desde el Estudio Beccar Varela.
Según el experto, esta modalidad permite "desarrollar aplicaciones para agregar cuentas, iniciar pagos bancarios desde billeteras no bancarias, enriquecer scorings crediticios, comparar precios y comisiones de productos financieros y fomentar el cross-selling, entre otras soluciones".
"Imaginemos a un individuo que durante 15 años operó con cierto banco y quiere que esa entidad le brinde su historial a una fintech o segundo banco para que puedan hacerle una oferta competitiva. Hoy, eso es imposible: el cliente no sabe qué información está siendo recopilada sobre su comportamiento, vínculo y operación con su banco, no tiene acceso a ell y, por ende, no la puede compartir con otros jugadores del mercado", advierten a iProUP desde Wenance.
Eugenio Bruno, abogado especialista en temas financieros, agrega a iProUP que "esta práctica parte del supuesto de que los datos son propiedad de los clientes y no de las entidades financieras. En consecuencia, pueden disponer de los mismos mediante una instrucción a los bancos".
En Europa, la legislación que convierte en obligatorio al Open Banking se conoce como PSD2
El usuario, en el centro
La magia de la banca abierta se basa en las Interfaces de Programación de Aplicaciones (API), que no son más que "conectores" entre los sistemas de los bancos para que terceros puedan realizar acciones. Así, por ejemplo, la billetera de una fintech podría disparar el pago de una factura usando el saldo en una cuenta bancaria.
"En Europa, la legislación que convierte en obligatorio al Open Banking se conoce como PSD2 y se apoya en que no cualquiera puede compartir datos ni de cualquier forma, y el que los recibe necesita una certificación", explica Mariano Flores, gerente general de Banco VOII, en diálogo con iProUP.
Desde Mercado Pago comentan que "se trata de una tecnología que permite conectarse con las necesidades financieras de los clientes basadas en múltiples datos en tiempo real".
"Hoy es usada por varios bancos para dar servicios. También empresas, como pago a proveedores o cobro a clientes", agregan. Por ejemplo, las dos principales redes de cajeros (Link y Prisma) ofrecen esto a sus usuarios.
Schiuma resalta que "el intercambio de información siempre ocurre con total seguridad: los datos están accesibles sólo para aquellas entidades a quienes las personas autoricen".
Hanna Schiuma, VP of Community & Wealth de ank, remarca a iProUP "otra ventaja, tanto para bancos como fintech: tener mayor información financiera de las personas, como historial crediticio, deudas y hábitos de consumo, para optimizar los sistemas de evaluación y administrar los riesgos asociados".
Sin embargo, el Open Banking tiene detractores que ponen paños fríos porque piensan que atenta contra la seguridad de los datos personales.
Julieta De Ruggiero, partner de Tavarone, Rovelli, Salim & Miani, subraya a iProUP que "en la Argentina rige una Ley de Protección de Datos Personales con standards internacionales. Está muy regulado por el Banco Central y la Unidad de Información Financiera, por lo que los bancos quedarían muy expuestos a sanciones y daños ocasionados a sus clientes al compartir esta información con terceros".
Pero desde Ualá insisten en que "cambia el paradigma respecto de quién es dueño de los datos, dándole el poder a los usuarios en lugar de a las empresas".