Hace 30 años, un grupo de científicos de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), liderado por Tim Berners-Lee, publicaba la propuesta formal para la World Wide Web, un sistema para usar Internet mediante –entre otras cosas– tipear direcciones que arrancan con su sigla: www.
La propuesta fue un éxito y abrió a esa tecnología –que se usaba principalmente con fines científicos, académicos y gubernamentales– a todo el mundo, encendiendo la mecha de la revolución digital.
En una primera etapa, llamada Web1, ofrecía contenido estático y el usuario sólo podía visitar páginas, sin mucha otra interacción. Hacia mediados de la primera década de este milenio, llegó la Web2 o "social". En efecto, los blogs y plataformas como YouTube, Facebook y Twitter crearon la figura del prosumidor: los internautas no sólo consumen contenido, también lo generan.
Así, una red que se había pensado "descentralizada" (si uno de los nodos se caía la infraestructura no se afectaba en su totalidad), terminó centralizándose: grandes compañías de Internet o "bigtech" son las que ofrecen las plataformas y controlan gran parte del negocio online. De hecho, Google y Facebook acaparan el 90% de la publicidad digital global en base al control de datos de usuarios.
Paralelamente, en 2009 arrancó una nueva tendencia que impulsó Bitcoin y, a su vez fue continuada por varios expertos, como Vitalik Buterin y Gavin Wood, quienes cofundaron Ethereum en 2015.
De esta forma, lograron que en la blockchain se pudieran programar aplicaciones respetando los principios de la primera criptomoneda: sin autoridades ni intermediarios (los intercambios se dan directamente entre los usuarios), protegiendo el anonimato y 100% abierta. Así, retomaron la vieja promesa de Internet y dieron el puntapie para crear una nueva: la Web3.
La nueva internet
Ethereum dio el puntapié a las finanzas descentralizadas (DeFi) a partir de contratos inteligentes. Es decir, un software con reglas prefijadas que permite automatizar funciones, como las de recibir depósitos, invertirlos y repartir la renta proporcionalmente entre los usuarios.
Pero DeFi forma parte de un universo más amplio de aplicaciones descentralizadas (Dapps) donde todo se realiza persona a persona (P2P), sin empresas de por medio: redes sociales, comunicación, ecommerce, juegos y mucho más. Se trata de un fuerte cambio de paradigma que colisiona frontalmente con el modelo de negocio de las bigtech, como Google, Facebook, Microsoft y Amazon, entre otras.
"Al no existir una figura única que controle los datos de los usuarios de formas que solo esta ella conoce, obviamente logramos un sistema con mayor privacidad para los usuarios. Desaparece esa figura explotadora de datos que hemos visto en el surgimiento de las bigtech", remarca a iProUP Ezio Rojas, Social Media Manager de Parity Technologies.
Esa empresa es la pata técnica detrás de Polkadot, red que permite la interoperabilidad de blockchains y diseñada por Wood, el ingeniero que programó Ethereum y además creó la fundación Web3.
En el mismo sentido, Maximiliano Hinz, director de Binance, añade a iProUP :"Hasta ahora no había posibilidad de participar en el manejo de nuestros datos, debíamos cederlo a un tercero".
La Web3 promete mayor control y privacidad sobre los datos
"Con servicios descentralizados, no solo repartimos esa información en pedacitos más pequeños en mucha gente, sino que podemos formar parte y verificar que se mantenga privada", remarca. Pero, además de la privacidad de los datos, también se promueve la seguridad, que "dependía de una sola empresa cuando uno cedía su información o dinero", señala Rojas.
"En cambio, en un protocolo descentralizado, la única manera que haya un ataque es que ataquen a más de la mitad de los nodos de manera simultánea, lo que complica la logística y hace que sea más difícil de realizar este tipo de intervenciones", completa.
Nahuel Burbach, representante argentino de la plataforma Zerion, asegura a iProUP que "existe un espectro de descentralización: cuanto más descentralizada es una red, sin perder demasiada eficiencia, puede brindar mayores niveles de privacidad y seguridad a los usuarios a través de los diferentes protocolos y aplicaciones.
Asimismo, Rojas remarca que con "la Web3 se busca eliminar el Punto Único de Falla de la ecuación, buscando así evitar que la caída de un servidor de Facebook genere que WhatsApp deje de funcionar para 1.500 millones de personas".
En efecto, Hinz no duda que "el crecimiento de aplicaciones descentralizadas va a ser un desafío para las bigtech y dependerá de ellas apalancarse sobre esta tecnología. Hoy, tenemos protocolos como IPFS para tener un sistema de almacenamiento descentralizado". De esta forma, ya existen opciones de la Web3 que aportan soluciones similares a las de las bigtech, a saber:
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Redes sociales: Steemit y Sapiens son redes similares a Facebook
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Videos: DTube y Dlive se inspiran en YouTube y Twitch
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Nube: Zeronet provee almacenamiento (al estilo de Amazon Web Services)
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Comunicaciones: Nestree busca ser una alternativa a WhatsApp
Pero no son las únicas: el mapa de dapps cambia todo el tiempo y algunas hasta permiten ganar recompensas por ciertas acciones dentro de la plataforma. Para usar estas aplicaciones hay que tener una billetera sin custodia (como Trust, Math, Metamask, etc.) que funcione con Ethereum.
Según Hinz, estamos hasta un momento bisagra, en el que se "demostró que el paradigma clásico de concentrar el poder no sirve. Hoy, la industria cripto (no solo las criptomonedas) es una de las que más rápido está creciendo y se basa en la descentralización y democratización del poder".
De hecho, iniciativas como las argentinas Decentraland y CriptoCountry, también salieron antes que las bigtech en el metaverso, la próxima gran tendencia de Internet con promesa de un mercado de u$s800.000 millones. Para eso, se valen de otra herramienta del mundo cripto: los tokens no fungibles o NFT.
"El metaverso es una forma de cerrar una idea que se viene gestando y permite a las personas interactuar en un mundo que mezcla lo real y lo virtual a niveles inimaginados. Los NFT tienen muchísimo potencial no solo en términos de arte, sino que permitirán una forma de autenticación nunca vista", asegura Burbach.
Hiperfinancierización y empresas sin CEO
Mariano Di Pietrantonio, representante argentino de MakerDAO, afirma a iProUP que el nuevo concepto de "Web3 es netamente financiero, no sólo desde el punto de vista de mercados, sino de que todo puede ser transable".
"Podés hacer cosas que antes no podías hacer porque dependías de una entidad. Como lo que pasaba en la Web2 con PayPal en Argentina: estábamos muy afuera. Pero la Web3 permite la hiper financieralización de todas las actividades de internet", completa.
El experto remarca que en la nueva Internet también se habrá una "financierización de las tribus", es decir, comunidades virtuales, a través de las Organizaciones Autónomas Descentralizadas (DAO), equivalentes a "empresas" sin CEO ni casa matriz, en la que todos los usuarios que compren un token participarán de su gobernanza, al estilo de un accionista con derecho a voto.
"Una DAO es un montón de gente que se reúne para desarrollar un objetivo en común. Por ejemplo, los otakus que gusten del animé pueden formar una para comprar NFT o reliquias relacionadas con un dibujo animado japonés. Eso lo podés llevar a cualquier nicho, a nivel mundial y con productos financieros", completa Di Pietrantonio.
Según Hinz, además, "las DAO serán las que puedan competirle a las bigtech si se lo proponen. El gran beneficio es que los usuarios van a ser quienes decidan sobre el producto y no al revés".
Rojas coincide y agrega que "las DAO jugarán un papel 'democratizador' o hasta 'incluyente' dentro de los sectores corporativos. Con este sistema de gobernanza abrimos la posibilidad para que los propios usuarios tomen decisiones y formen parte de proyectos globales, sin ninguna limitación impuesta por su genero, nacionalidad o profesión".
Como ventaja adicional, Di Pietrantonio remarca que "la financiación de estas organizaciones será más fácil que en la Web2, ya que puede salir de la propia gente, como vimos en la época de las ICO", en referencia a la Oferta Pública de Monedas que varios proyectos lanzaron para recaudar fondos, al estilo de una salida a la Bolsa (IPO).
"Es otro cambio de paradigma: antes, el acceder a posibilidades de inversión estaba muy limitado, pero hoy está en manos de cualquier usuario. Es muy interesante: si lo combinamos con los nichos, qué mejor que un fanático de algo para evaluar un proyecto sobre ese tema", completa.
Burbach asegura que "las startups ya están accediendo a financiamiento de forma más rápida que de la manera tradicional debido a la agilidad de tecnología. Además, se abre la cancha a inversores más chicos que antes no lo podían hacer por limitaciones geográficas, regulatorias, etc. El ecosistema argentino, no es la excepción: hay muy buenos proyectos que nacieron desde cero valiéndose de esta oportunidad".
Por su parte, Hinz remarca que "hoy muchas empresas evitan realizar una IPO por el costo que tiene y hasta lanzar una acción en un mercado pequeño como el argentino no tiene sentido, ya que las posibilidades de una ronda positiva son bajas. Pero al pasar a un modelo ICO, las probabilidades de éxito son mucho mayores, porque el mercado potencial es 200 veces más grande".
"Esto se traduce en más chances de un lanzamiento efectivo y decanta en un crecimiento de las empresas con creación de puestos de trabajo y efecto positivo en la economía local. Sin duda, es algo muy interesante y que los emprendedores locales deberían ver de cerca", complementa.
La Web3 abre otra gran oportunidad para el país, según afirma Rojas, porque posee "personas con mucho talento, pero que lamentablemente se ha topado con muchas limitaciones burocráticas que han puesto un injusto techo". "Internet y las ventajas sin fronteras que ofrece desde un principio han servido para el gran surgimiento de proyectos, como Mercado Libre", ejemplifica.
Así, la Web3 promete cambiar todo. Un nuevo esquema en el que las grandes serán menos grandes. Pero lo mejor es que los usuarios serán menos usuarios y más "gerentes" de sus servicios online.