Los ejecutivos de Wall Street observan como una amenaza la posibilidad de que el gobierno del flamante presidente estadounidense, Joe Biden, aplique regulaciones más estrictas, pero también consideran la chance como una vía positiva para neutralizar a una nueva generación de competidores de alta tecnología.
Los grupos de lobby y los ejecutivos de entidades bancarias sostienen que una de las prioridades será convencer a la administración entrante de que los gigantes tecnológicos como Facebook y Google, y también las fintech, no deberían estar autorizados a prestar servicios que compitan con los bancos sin antes estar sujetos a las mismas normas.
Normas parejas
"Las compañías que quieren estar en el negocio bancario sin someterse a la fuerte regulación aplicada a los bancos son una preocupación para todos nosotros", reconoció Bill Daley, vicepresidente de relaciones públicas de Wells Fargo y exjefe de personal de la Casa Blanca durante la presidencia de Barack Obama.
Un área de preocupación es la propuesta de un estatuto fintech simplificado para aquellas instituciones financieras que no aceptan depósitos tradicionales, elaborada por la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC, por su sigla en inglés), uno de los tres principales reguladores bancarios de los Estados Unidos.
El CEO de JPMorgan Chase lleva tiempo alertando sobre la amenaza competitiva de las empresas tecnológicas.
El concepto de estatuto "versión light" que equivale a una forma de licencia bancaria, se propuso durante el gobierno de Obama, y el hasta hace poco comisionado de la OCC Brian Brooks reflotó la idea durante los últimos meses de la presidencia de Donald Trump. En ese sentido, varios estados promueven actualmente también cartas bancarias de baja regulación.
"Estas cartas bancarias artificiales no contemplan protección para los consumidores estadounidenses y son un riesgo para la estabilidad financiera", resaltó Greg Baer, presidente del Bank Policy Institute, un grupo de lobby bancario. "Permitirían a las empresas tecnológicas operar sin brindar protección a los consumidores ni ofrecer la seguridad y solidez que debe tener cualquier banco hecho y derecho", añadió.
Jamie Dimon, CEO de JPMorgan Chase, el banco más grande de EE.UU., alerta desde hace un tiempo sobre la amenaza competitiva de las empresas tecnológicas y el riesgo de arbitraje regulatorio por parte de las compañías financieras no bancarias
En enero durante un encuentro con analistas, destacó "ejemplos de competencia desleal" en el ámbito de los pagos, donde algunas fintech pueden cobrar comisiones sobre las transacciones con tarjetas de débito mayores a las permitidas a los bancos, mientras al mismo tiempo escatiman las verificaciones para la prevención del lavado de activos conocidas como "conozca a su cliente".
La sensación de que una regulación más estricta, si se aplica universalmente, podría brindar a las instituciones financieras consolidadas una ventaja sobre los nuevos competidores se extiende más allá de la tecnología.
¿Los bancos en problemas?
Los bancos también podrían reforzar su posición competitiva si se aplicaran medidas regulatorias más estrictas para los préstamos no bancarios, lo cual podría enfrentar a los lobbistas de los bancos con los grupos de presión de las grandes gestoras de activos alternativos.
"Todo el sector bancario no regulado será examinado y estará bajo la lupa", remarcó un ejecutivo de una firma de private equity que controla miles de millones de dólares en fondos Direct Lending que, para muchas empresas medianas, pasó a ser la fuente de financiación alternativa a la bancaria.
Los progresistas celebraron que Biden empezara a nombrar a críticos acérrimos de la industria financiera para cubrir puestos importantes.
"La banca en la sombra suena terrible, no regulada, oscura, misteriosa. Suena a todo lo que no te gusta", agregó el ejecutivo. "Y creo que esas opiniones prevalecerán", añadió.
Otro alto ejecutivo de un banco importante de Wall Street coincidió en que los políticos y los reguladores llegarán a la conclusión de que "los bancos no son el problema en este momento, nadie cree que los bancos estén poco capitalizados o que hayan tenido un mal comportamiento".
El foco puesto en cómo los reguladores podrían lidiar con las vulnerabilidades financieras fuera del sistema bancario muestra en qué medida la agenda política de la industria financiera se ha alejado de preocupaciones recientes como los impuestos y los requisitos de capital.
Los progresistas celebraron que Biden empezara a nombrar a críticos acérrimos de la industria financiera para cubrir puestos importantes. Entre ellos está Rohit Chopra, un viejo aliado de la incendiaria senadora demócrata Elizabeth Warren, que quedó a cargo de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor.
"Quizá el más alarmante sea Gary Gensler", destacó un alto ejecutivo del sector financiero, refiriéndose a la persona que eligió Biden para dirigir la Securities and Exchange Commission (SEC). Gensler se ganó la reputación de firme regulador financiero cuando supervisó los mercados de derivados durante la presidencia de Obama.
Aún así, muchos grandes bancos y grupos de inversión creen que su experiencia después de lo vivido en 2008 los dejó mejor preparados para cualquier embestida regulatoria que se avecine, publicó El Cronista.