Imaginemos una superapp, pero bancaria. En ella, estarían todos los datos actualizados en tiempo de todas nuestros productos financieros: cuentas, tarjetas, límites, saldos, operaciones y otros detalles de todos los bancos en los cuales se opera.
Algo que parece revolucionario, en el mundo desarrollado ya no lo es. La tendencia se conoce como Open Banking y consiste en que los usuarios se "adueñen" de sus datos bancarios y los compartan con aplicaciones para acceder a productos y servicios, hasta ahora, desconocidos.
Para ello se utilizan API (Interfaz de Programación de Aplicaciones) que, en términos simples, se trata de una conexión segura a través de software entre dos aplicaciones para que puedan "hablar": una le pide información a la otra, la cual responde en tiempo real y con la máxima seguridad.
Si bien el Banco Central avanzó en la materia durante la gestión de Federico Sturzenegger, con especial atención del vice de la entidad, Lucas Llach, desde entonces el proyecto está en pausa. Aunque las entidades privadas ejecutaron sus desarrollos por su cuenta.
Así, el BIND fue el primero en proveer sus API para ofrecer gestión de pagos a Plataforma 10 y manejo de fondos de inversión a Mercado Pago. Prisma y Red Link también abrieron su servicio para distintos tipos de información a bancos, fintech y comercios.
Además, una treintena de entidades también está desarrollando sus API para subirse a MODO, la billetera que lleva adelante un consorcio de bancos, en la cual compartirán información para que los clientes tengan todos sus servicios en una plataforma única como forma de competir contra las fintech.
Pero una startup fue un paso más allá: está desarrollando sus propias API para que las entidades puedan compartir con otros bancos, fintech y aplicaciones y ofrecer más servicios a sus clientes.
El proyecto
En las últimas semanas, se lanzó Plunzo, un de "hub" el que los usuarios podían seguir los movimientos de sus cuentas y tarjetas en un sólo lugar. Sin embargo, la firma desplegó la segunda fase: una "red de acceso a datos" para ayudar a las entidades a su transformación digital.
"Se nos ocurrió armar un API as a Service", destaca a iProUP Federico Goldberg, CEO de Tienda Dólar, la firma que está detrás de Plunzo. De esta forma, ofrece a las entidades la posibilidad de diseñar estos "conectores" con otras plataformas.
"La idea es que los bancos las usen no sólo con Plunzo, sino con terceros. El mercado es amplio y el banco le puede sacar rédito económico, sin tener que invertir fortuna en su desarrollo", remarca el ejecutivo.
Goldberg asegura que muchas entidades suelen tener sistemas antiguos, por lo que este servicio le permitiría "desarrollar API de la manera correcta, normalizada y con los máximos niveles de seguridad".
De esta forma, los bancos podrán contar de manera veloz -tres semanas, en promedio- sin alterar sus equipos de sistemas. En las últimas horas, el equipo de Plunzo difundió entre algunas entidades el documento técnico sobre lo que denomina "una red segura de API".
Con respeto a la monetización, Goldberg asegura que todavía no está definido el modelo de negocio, pero manejan las siguientes alternativas:
- Como servicio: en el que se podrá abonar una membresía mensual o por la cantidad de llamadas que se realicen a cada API
- Ganancias compartidas: al estilo de las tiendas de aplicaciones, en el que por cada venta que el banco reciba de un tercero en concepto de uso de esa API Plunzo retenga un porcentaje
Seguridad y transformación
Goldberg remarca que las entidades que utilicen esta API allanarán el camino para estar más preparados en caso de que el BCRA lance el Open Banking.
"Nuestra propuesta es que el banco no tenga que desarrollar mucho y puedan ofrecer una conexión segura devolviendo los mismos datos que ofrecen en su home banking. Nosotros nos encargamos de que sea información usable y normalizada, y se transmita de manera segura", confía a iProUP Martín Nagelberg, CTO de Plunzo.
Según el ejecutivo, "la autenticación será vía Auth2.0, en la que no tenemos que guardar contraseñas". Se trata de la misma tecnología que, por ejemplo, usa Gmail cuando el usuario se ingresa en el servicio de un tercero usando sus credenciales de Google.
Además, Nagelberg afirma que de esta forma el usuario puede decir qué datos quiere usar y cuáles no en la aplicación de un tercero. Por ejemplo, que pueda leer saldos, pero no movimientos. Algo que se denomina permissions layers o capas de permisos, similar a cuando el usuario da acceso (o no) a la cámara a una aplicación recién instalada.
"Está destinado a bancos que quizás no tengan un fuerte área técnica y no pueden costear una API para conectarse a una fintech", indica Golberg, quien agrega que buscan aportar "un pequeño granito de arena para la transformación digital de la banca argentina".
Con estas API, además, una entidad puede ofrecer sus plazos fijos o créditos a los usuarios de una fintech y llegar a clientes que de otra forma no hubiera alcanzado. Una tendencia conocida como banca invisible.
De esta forma, el Open Banking se abre camino en la Argentina para avanzar en la transformación digital del sector, ofreciendo a los bancos la posibilidad de rentabilizar más sus servicios y que una mayor base de usuarios acceda a más productos financieros.