La agilidad es una de las cualidades más valoradas por las empresas que buscan adaptarse rápidamente a las nuevas demandas del mercado, optimizar procesos y mantenerse competitivas en un entorno empresarial en constante cambio.

En este contexto, las metodologías ágiles sobresalieron como una herramienta fundamental para gestionar proyectos de forma flexible, permitiendo a las compañías:

Pero la agilidad empresarial no es solamente una tendencia, sino un cambio profundo en la cultura organizacional. En lugar de seguir caminos tradicionales y lineales de gestión, promueven:

Este enfoque permite a las empresas responder rápidamente a los cambios del mercado y a las expectativas de los clientes, manteniendo la calidad y la eficiencia en cada fase del proyecto.

Qué son las metodologías ágiles

Las metodologías ágiles son definidas como aquellas que permiten adaptar la forma de trabajo a las condiciones del proyecto, consiguiendo flexibilidad e inmediatez en la respuesta para amoldar el proyecto y su desarrollo a las circunstancias específicas del entorno.

Las compañías que las utilizan consiguen gestionar sus proyectos de forma flexible, autónoma y eficaz, reduciendo los costos e incrementando su productividad.

En diálogo con iProUP, Rocío Fernández, Gerente de Transformación Digital en Movistar, asegura que "las metodologías ágiles son el marco de trabajo que vinieron para transformar cómo hacemos las cosas. Su aplicación se caracteriza por el trabajo en unidades multidisciplinarias y colaborativas, alineadas con la estrategia de la compañía, comprometidas en lograr los resultados y garantizar la mejor experiencia para nuestros clientes."

Pero lejos de ser simplemente herramientas, las metodologías ágiles se conciben como estrategias integrales que abarcan diversas áreas, como el marketing y la gestión de servicios.

Se basan en la creación de equipos de trabajo dinámicos y autónomos que, mediante ciclos cortos de desarrollo, aportan avances y mejoras continuas. A diferencia de los enfoques tradicionales, donde un proyecto se planifica por completo desde el principio, las metodologías ágiles permiten que el proyecto se vaya definiendo y ajustando a medida que avanza, promoviendo una entrega de valor constante.

Cuáles son las metodologías ágiles más utilizadas

Uno de los enfoques más conocidos dentro del ámbito de las metodologías ágiles es Scrum, un marco de trabajo que organiza el desarrollo en ciclos cortos llamados "sprints".

Estos ciclos, que suelen durar entre dos y cuatro semanas, permiten evaluar el progreso de manera continua y realizar ajustes basados en la retroalimentación del cliente o del equipo.

"En cada sprint, nos enfocamos en entregar un producto funcional que agregue valor, y al finalizar, revisamos lo que hemos hecho y cómo podemos mejorar para el siguiente ciclo. Esta flexibilidad es clave para mantener la calidad y adaptarnos a los cambios", agrega Fernández.

Otro marco ágil ampliamente utilizado es Kanban, que se centra en la visualización del flujo de trabajo y en la eliminación de cuellos de botella. A diferencia de Scrum, no impone un límite de tiempo para cada ciclo, sino que busca optimizar el proceso general mediante la mejora continua.

"Kanban nos ha ayudado a hacer visible el trabajo en curso, lo que facilita identificar problemas y ajustar rápidamente nuestras prioridades", subraya la especialista.

En diálogo con iProUP, Carolina Molinaro, Head of Marketing de Jobint, señala que una de las claves de las metodologías ágiles es la capacidad de adaptación rápida.

En ese sentido, la experta de la firma detrás de Bumeran pondera que, en lugar de seguir un plan rígido, se trabaja en ciclos cortos que permiten revisar el trabajo y hacer los ajustes necesarios de manera constante. 

Este enfoque iterativo no solo mejora la calidad del producto final, sino que también promueve una mejor comunicación dentro del equipo y una mayor alineación con los requerimientos del cliente.

"La ventaja de este enfoque es que el cliente se convierte en un participante activo del proceso, lo que nos permite ajustar nuestros productos o servicios en base a sus necesidades cambiantes de manera mucho más rápida y efectiva", destaca Molinaro.

La especialista de Jobint también señala que el uso de metodologías ágiles requiere cambios internos en la estructura de la empresa, como la creación de equipos multifuncionales y la implementación de herramientas de gestión de proyectos ágiles.

"Existen diversas metodologías que se pueden combinar según las características del proyecto. Algunas se enfocan en la visualización del flujo de trabajo, mejorando la eficiencia y eliminando cuellos de botella, mientras que otras organizan el trabajo en sprints, facilitando la entrega continua de valor", agrega a este medio.

Beneficios de la agilidad en las empresas

Uno de los principales beneficios de las metodologías ágiles es el empoderamiento de los equipos. Fernández destaca que "aunque usamos principalmente Scrum y Kanban, no es la metodología en sí lo más importante, sino el propósito. Lo que buscamos es acelerar la entrega de valor a través de productos mínimos viables".

Además, la colaboración entre equipos y la retroalimentación constante permiten que los proyectos avancen con mayor fluidez, ajustándose continuamente a las necesidades del cliente.

Delfina Fernández, Líder de la División Technology de Adecco Argentina, también resalta la importancia de las metodologías ágiles en la actualidad: "Se originaron en el desarrollo de software, pero han demostrado ser útiles en una amplia gama de industrias. Son fundamentales para que las empresas mantengan su competitividad y reaccionen rápidamente a los desafíos".

"Las compañías que integran metodologías ágiles no solo son más eficientes, sino que también son más atractivas para los profesionales. En un entorno laboral tan dinámico, el talento busca entornos donde pueda trabajar de manera autónoma y colaborativa", explica la especialista de Adecco.

Desafíos de la implementación

Si bien los beneficios son claros, la implementación de metodologías ágiles no está exenta de desafíos. Tanto Fernández como Molinaro coinciden en que uno de los mayores obstáculos es el cambio de mentalidad dentro de las organizaciones. "El principal desafío es desaprender lo que aprendimos en los últimos 50 años, transformando el mindset y los roles", señalan.

En el mismo sentido, Molinaro subraya que la resistencia al cambio puede ser un factor crítico: "Para adoptar metodologías ágiles de manera efectiva, es crucial que todos los miembros del equipo reciban una formación adecuada y que se fomente una cultura organizacional que valore la adaptabilidad y la colaboración."

La capacitación en estas metodologías no siempre requiere formación académica formal. Según Delfina Fernández, "la experiencia es clave para aprender a trabajar en entornos ágiles, y es fundamental que las empresas inviertan en programas de formación interna para preparar a sus empleados". En Movistar, por ejemplo, cuentan con el programa Padawan, que permite a los empleados adquirir los conocimientos necesarios para aplicar metodologías ágiles en su día a día.

La importancia del talento y la tecnología

Además de la formación, la tecnología juega un papel fundamental en la implementación exitosa de metodologías ágiles. La transparencia, el uso de herramientas adecuadas y la medición constante de resultados son factores clave para lograr que los equipos trabajen de manera eficiente.

Fernández agrega que Recursos Humanos tiene un rol crucial en este proceso, ya que se encarga de "fidelizar al talento y asegurarse de que los equipos estén preparados para trabajar en un entorno ágil".

Las compañías que logran integrar las metodologías ágiles en sus procesos ven un impacto significativo en su productividad y la calidad de sus productos. Al final del día, se trata de equilibrar la estabilidad con el dinamismo, lo que les permite reaccionar ante los cambios del mercado y aprovechar las oportunidades de crecimiento.

Es por ello que las metodologías ágiles están revolucionando la forma en que las empresas gestionan sus proyectos, ofreciendo una alternativa flexible, adaptable y enfocada en la entrega continua de valor.

Sin embargo, su implementación requiere una transformación cultural, formación constante y el uso de herramientas tecnológicas que faciliten la colaboración y la transparencia en el equipo. Con estas metodologías, las empresas pueden enfrentar mejor los desafíos del entorno actual y mantenerse competitivas en un mercado cada vez más exigente.

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