Según un estudio realizado por el IESE y Savills Aguirre Newman apenas un 4% de los trabajadores desea volver a trabajar todos los días en la oficina, aunque también son pocos, un 14%, los que quieren quedarse solo teletrabajando. "Los empleados no quieren volver a trabajar como antes -resume Rodolphe Spina, director financiero y responsable de la transformación de los inmuebles de Bayer en España–. Y si trabajamos de otra manera, nuestros edificios también habrán de ser diferentes".
"Las empresas están en un momento de reflexión: pensando cómo se organizarán, si fijarán turnos para ir a la oficina o permitirán plena flexibilidad, si obligarán o no a una presencialidad mínima y de qué nivel", señala Xavier Güell, director de la oficina de CBRE en Barcelona. "Y están pensando también qué van a hacer con sus oficinas, para adaptarse a eso. En un año, vamos a ver muchos cambios", reconoce.
Las oficinas conservan su papel institucional, de espacio de relación con el cliente y escaparate de la marca y la cultura corporativa
La pandemia ha demostrado que el teletrabajo es plenamente productivo. Además, la demanda de flexibilidad es tan unánime que "ofrecerla será clave para retener a los empleados o para captar otros nuevos", asegura Paco León, director de recursos humanos de Bayer, firma que ha llevado a cabo en España una transformación cultural y de espacios pionera en todo el grupo.
La interacción física, sin embargo, es importante para aumentar la creatividad, transmitir la cultura corporativa, formar a los más jóvenes o crear lazos entre los trabajadores. "Antes los empleados iban a la oficina porque la empresa les obligaba. Con la nueva flexibilidad, las empresas hemos de atraer a los trabajadores para que vayan a la oficina, aunque estén muy bien trabajando en casa", señala Vanessa Gelado, directora general de Hines en España. La firma, explica, ha abierto un concurso de ideas para diseñar las oficinas del futuro en su nueva promoción, en el 22@.
La oficina ha de ofrecer una experiencia que atraiga a los trabajadores
Las nuevas oficinas, además, han de aportar un valor añadido a la empresa ante sus trabajadores. "Las oficinas han de ser un factor de motivación, generar orgullo de trabajar en Bayer y permitir ser más eficientes, por supuesto", señala León. Las oficinas han de reflejar además unos valores compartidos con los trabajadores "porque sobre todo los más jóvenes eligen una empresa o la dejan en función de que se ajuste o no a sus valores", señala Miquel Àngel Julià, arquitecto especialista en workplace y miembro de la junta del colegio de Barcelona. La oficina ha de ofrecer una experiencia que atraiga a los trabajadores, y es un factor que decide a un joven ingeniero a incorporarse a una start-up antes que a una consultora, aunque el sueldo sea más alto.
"A la oficina no iremos ya a enviar e-mails o hacer llamadas, sino a hacer tareas colaborativas y creativas y a socializar, y eso obliga a cambiar los espacios", señala Spina. Así, Bayer dedicará el 40% de sus oficinas a espacio de trabajo personal, un 30%-40% a espacios colaborativos y otro 20%-30% a espacios informales.
"La nueva oficina será híbrida: para integrar a las personas que estén fuera, teletrabajando, en las actividades presenciales; y para integrar el trabajo y la socialización", explica Julià. Así, se parecerán más a los centros comerciales o a los hoteles, con zonas lúdicas y de descanso, comedores informales, como los de una casa, e incluso zonas donde puedan echar una siesta quienes teletrabajan en otra ciudad y vienen ocasionalmente a las reuniones.El nuevo concepto de oficinas requiere más espacio
El aumento del teletrabajo puede reducir el número de mesas que necesitan las empresas, pero el nuevo concepto de oficinas requiere más espacio, por lo que finalmente se reducirá solo en un 15% o 20% los metros de oficinas. Así, Bayer prevé tener mesas solo para un tercio de sus trabajadores, que no tendrán un sitio fijo asignado. "Inicialmente no hay ahorro, porque haremos una gran inversión en transformar nuestras oficinas. Y en cualquier caso no lo hacemos por motivos económicos", señala Spina.
Vanessa Gelado explica que en España las oficinas dedican de media 10 m2 por trabajador (aunque los coworkings habían bajado ese ratio, hasta solo 5 m2). "Con la necesidad de distancia social que impone la pandemia y la demanda de más espacio colaborativo nos vamos a ir a 10 o 12 m2 por trabajador", asegura.
El principal factor que impulsa el teletrabajo es evitar los desplazamientos. Por ello resisten mejor las oficinas situadas en el centro, tienen mejor conexión de transporte y pueden ofrecer a los trabajadores la experiencia de su entorno, lleno de comercio y de servicios, además del atractivo del propio inmueble. Muchas empresas optan también por la "fractalidad", explica Güell: acercarse adonde viven los trabajadores, con espacios satélite, como coworkings, para tener reuniones.
Empresas, promotores y arquitectos viven en un hervidero de ideas. "La pandemia ha sido un gran laboratorio de nuevas formas de trabajar, de más de un año. Y estamos aún en un área desconocida, experimentando", reconoce Spina.
Híbrida: Forma de trabajo presencial y remota
La oficina ha de integrar en las reuniones presenciales a quienes trabajan en remoto. Google, en su nuevo espacio piloto, ha puesto pantallas integradas en las salas que ponen a todos en el mismo nivel. El software para compartir pantallas permite a todos escribir a mano, como en una pizarra blanca. "Las reuniones para compartir información pueden realizarse en remoto, mientras que las más creativas serán presenciales", señala Spina (Bayer).
Abierta: Permite trabajar en exteriores
Las zonas exteriores, que habían sido de ocio, se convierten en espacio de trabajo al aire libre, para frenar el contagio de la covid. Se equipan con red wifi, tomas de corriente y equipos móviles de videoconferencia. En la zona mediterránea se pueden usar todo el año, pero se han generalizado también en ciudades frías como Londres o Nueva York.
Flexible: Sin sitio fijo para los empleados
Equipos en los que puede haber 2 o 10 personas en la oficina, en función del día y la opción del teletrabajo, obligan a diseñar salas flexibles, con mamparas y mobiliario con ruedas. Los empleados no tendrán un sitio fijo ni estarán en el mismo lugar toda la jornada: hay zonas de colaboración y otras de concentración, para el trabajo individual.
Lúdica: Espacios informales y para socializar
La nueva oficina quiere ayudar a reforzar los vínculos entre personas que pasan poco tiempo juntas, la transferencia de conocimientos y la cocreación. Los despachos y las salas de reuniones pierden sentido, y se diseñan espacios para socializar, flexibles, informales, que hagan que el trabajador se sienta a gusto y parte de una comunidad.
Sostenible: El teletrabajo, clave para reducir emisiones
La sostenibilidad es cada vez es más importante en el gobierno de las empresas, y las oficinas son el lugar donde demostrarlo. Para reducir la huella de carbono, el edificio prima la madera, usa energía verde, recicla aguas pluviales o crea cubiertas vegetales. El teletrabajo, precisamente, es clave por la reducción de emisiones de los desplazamientos.
Saludable: Políticas de bienestar corporativo
Las oficinas buscan la Certificación Well, que acredita que son un entorno saludable para sus trabajadores, con sistemas de purificación de aire, filtrado del agua, iluminación, confort acústico y en la climatización. Tienen gimnasio, parking para bicicletas, duchas y vestuarios y políticas de bienestar corporativo, como sesiones de yoga o de zumba.
Servicial: Comida y bebida gratis o a precio reducido
La oficina se convierte en un centro de servicios para los empleados, a los que ofrece comida y bebida gratis o a precio reducido para socializar tomando un aperitivo o a la hora de comer; formación como cursos de inglés, actualizaciones tecnológicas, sesiones de yoga o de gimnasia o un servicio para recoger los envíos de las compras online.
Fuente: La Vanguardia