La tarjeta SUBE (Sistema Único de Boleto Electrónico) fue lanzada en 2011 para ofrecer un sistema recargable que ayude a combatir la falta de monedas para pagar el transporte público. Y rápidamente fue incorporando innovaciones.

La mayoría de ellas fueron generadas en estos últimos dos años. Nación Servicios, la tecnológica perteneciente al Banco Nación (que opera la plataforma) desarrolló varios avances para digitalizar el sistema de colectivos.

Uno de ellos fue la reconversión de las máquinas validadoras –sobre las cuales se apoya la tarjeta al pagar el pasaje– para que emitan su posición geográfica en tiempo real a través de un GPS y así predecir cuánto tiempo falta para que llegue el próximo colectivo a una parada determinada.

 

La información recolectada beneficia a los 14 millones de usuarios que usan el sistema, ya que pueden efectuar sus consultas en apps -como Google Maps, Moovit o Cuando Subo-, a partir de datos que son abiertos a cualquier desarrollador de software que desee implementarlos.

Pero también favorece a las empresas de transporte, que pueden así mejorar la gestión de las unidades y prestar mejores servicios; y a los gobiernos municipales y provinciales, para que diseñen políticas que tornen más eficiente el tránsito.

Sin embargo, el lanzamiento que más impacto generó fue la app Carga SUBE, que convirtió a los celulares con tecnología NFC en validadoras: sólo apoyando la tarjeta puede acreditarse el saldo comprado en billeteras electrónicas o por Home Banking. Dejó de hacer falta ir a los molinetes o a las terminales de autogestión.

Con todo, el sistema irá más allá: próximamente se podrá usar el teléfono como tarjeta, posándolo sobre la validadora. Y permitirá que Argentina sea el primer país de América Latina (y uno de los pocos en el mundo) en proveer esta tecnología al transporte público.

Plan SUBE Digital

A pocos metros del shopping Abasto, en el "cuartel general" de Nación Servicios, festejan el rápido éxito que registró la app Carga Sube, que ya cuenta con más de 500.000 usuarios que la instalaron en sus móviles.

Allí, entre "boleteras electrónicas" de varias generaciones y servicios de transporte (colectivos, trenes, subtes), el equipo de profesionales ultima los ajustes de la SUBE Digital, que inicialmente funcionará en teléfonos Android. El iPhone, por el momento, queda descartado, por no permitir usar este componente en aplicaciones que no sean de Apple.

"Ya estamos en plena etapa de producción", confía a iProUP Juan Carlos Ferreyra, gerente de SUBE en Nación Servicios, quien anticipa que están trabajando en dos aspectos:

- "La prueba del uso y de la carga. En una primera etapa, la probamos internamente y comprobamos que el circuito de negocios funciona bien"

- "La integración al mundo SUBE actual. Debemos convivir con distintas capas de tecnología y lograr que se integren sin perder la funcionalidad"

El tercer aspecto será la puesta en marcha, que dependerá de las prioridades que fije el próximo Gobierno. El roadmap prevé que unos 20 técnicos prueben "en calle" la app para que luego se libere al público.

La SUBE Digital tendrá un precio similar o equivalente al plástico (hoy se vende por $90). "Será una especie de licencia que vas a pagar", señala Ferreyra.

La app no requerirá conexión a Internet para pagar el pasaje y no reemplazará al plástico, sino que funcionará como si fueran dos tarjetas distintas. Además, en caso de que se extravíe el teléfono o el usuario cambie de modelo, la SUBE digital no se perderá: bastará con loguearse con usuario y contraseña en el nuevo celular.

En la última actualización de Carga Sube, la aplicación incluyó botones para acceder rápidamente a billeteras virtuales como Mercado Pago, Ualá, ValePEI o PIM, entre otras.

Pero en la app de SUBE Digital se avanzará en esta integración: podrán asociarse esos medios de pago electrónicos a una cuenta bancaria para que automáticamente se debite una carga cuando el saldo esté debajo de un umbral definido por el usuario. "Así, nunca se quedará sin crédito", remarca Ferreyra.

¿Futuro fintech?

Tal como adelantó iProUP, con la llegada de las tarjetas contactless –que también funcionan apoyándolas sobre el lector–, las principales marcas estaban negociando con Nación Servicios para "embeber" el sistema dentro de los plásticos de crédito y débito para que se utilicen como si fuera la SUBE.

"Estamos trabajando en un proyecto para permitir que se pueda pagar con la tarjeta. Hay algunos aspectos técnicos que no son un gran desafío, pero hay que avanzar en acuerdos comerciales", revela Ferreyra a iProUP.

El reto, en este caso, consiste en que la plataforma abona diariamente a las empresas de transporte lo que se recauda de los 13 millones de viajes por día, lo que generaría cierta fricción con las tarjetas de crédito que –a diferencia de las de débito– su acreditación no es en el día.

"Por el momento, no podemos porque puede descalzarse el sistema. Aunque estamos viendo cómo se equilibra y resuelven los niveles de seguridad", dice Ferreyra. Sin embargo, remarca que "ya con el celular estaría todo resuelto". Y agrega: "No sé qué tecnología será la que va a funcionar. Pero nos interesa todo lo que podamos habilitar".

El otro proyecto que pronto dará a luz es que el ecosistema SUBE, al manejar fondos, también se vaya convirtiendo en una billetera virtual para saldar pequeñas compras en rubros distintos al transporte.

"Estamos en etapa de definiciones con nuestros técnicos", admite Ferreyra a iProUP. Y añade que el principal escollo es que se requiere de "una red de aplicación", ya que "para usar la SUBE en comercios tiene que haber lectores compatibles con esta tecnología".

Hacia el colectivo inteligente

Hace poco más de dos años, el equipo de Nación Servicios se propuso llevar el SUBE "al siguiente nivel". Es decir, conectar el colectivo a Internet, algo que la tecnología de las ticketeadoras no ofrecía.

"La máquina demora 800 milisegundos, escribe en el validador y en la tarjeta el saldo. Ese proceso es offline durante todo el recorrido. Al final del día, cuando llega a la cabecera, descarga las transacciones y las envía a nuestro datacenter", explica a iProUP Gustavo Devito, responsable de Producto SUBE.

Las validadoras ya contaban con GPS pero no con enlace a Internet. Las soluciones usadas en otras partes del mundo generaron la necesidad de crear una alternativa propia, ya que podían costar hasta u$s15.000 por cada colectivo.

"Aprovechamos la infraestructura. Los validadores tenían GPS y un módem que no se había actualizado. En vez de pedir miles y miles de dólares, elegimos adaptar la tecnología SUBE", asegura a iProUP Leandro Gatti, responsable de desarrollos tecnológicos de SUBE.

Así, se diseñó un programa que:

- Contemple la posibilidad de adquirir una solución para la gestión de toda la flota y que sea capaz de consolidar la información

- Que posea "inteligencia" para detectar si el colectivo está adelantado, atrasado, si se desvió de la ruta o el tiempo que le falta para llegar a la próxima parada

Más de 30 oferentes se presentaron a la licitación, pero sólo seis quedaron en carrera. El resto se "bajó" luego de conocer la complejidad que requería la solución, ya que en la Región Metropolitana de Buenos Aires (Capital Federal y Conurbano) circula el triple de colectivos que en otras ciudades, como Nueva York o Chicago.

Además, el sistema SUBE tiene otra particularidad: existen cinco modelos de máquinas funcionando, por lo que el equipo que comanda Gatti diseñó un software que corre en todos los validadores y transmite en tiempo real la ubicación de los vehículos.

"Para que todo esto funcionara, no alcanzaba con la tecnología. Tuvimos que alimentar al sistema con el estático de los colectivos, es decir, el recorrido, paradas y frecuencias. Sin esto, sólo se obtiene un punto en el mapa moviéndose sin ninguna lógica", explica Devito.

La información que emiten los colectivos en tiempo real utiliza el protocolo General Feed Transit Specification (GFTS), creado por Google y convertido en estándar por su carácter abierto. Es decir, cualquiera puede usarlo libremente.

El próximo paso fue buscar los recorridos en las distintas jurisdicciones: nacional, para los vehículos que transitan sólo la Capital Federal; provincia de Buenos Aires, para los que realizan trayectos en el Conurbano; e intendencias, para los que circulan dentro de un partido.

"Armamos toda una estructura de procesos. Fue un trabajo incluso mayor que el tecnológico, ya que hubo que ir a buscar toda esa información. De hecho, obligó a varias empresas a regularizar su situación, ya que estaban realizando alguna traza que no les correspondía", revela Devito.

Una vez reunidos esos datos, se logró que cada vez que un chofer se sube al colectivo y enciende su consola, la validadora SUBE "transmita que esa unidad comenzó su turno y empiece a transmitir los puntos GPS cada 10 segundos", según Devito.

Esta información se muestra a:

- El operador (SUBE)

- La empresa de transporte

- El Ministerio de Transporte

- Las jurisdicciones

Además, estos datos hoy alimentan dos iniciativas de Nación Servicios: la app Cuando Subo, que posee 300.000 usuarios; y las 395 pantallas ubicadas en la vía pública, incluyendo las estaciones de Metrobus.

Además, Gatti asegura que la nueva generación de validadoras "tiene una consola más grande, con conexión, micrófono y parlantes, por lo que se puede enviar y recibir datos del colectivo hacia y desde la central". Esto abre el camino a futuras implementaciones.

Los directivos señalan que ese equipo soporta la conexión de otros dispositivos, como uno que emitir una señal en caso de que haya una emergencia. "Una especie de botón de pánico", aseguran.

Además, se le añadirá al vehículo un medidor de combustible y un contador de pasajeros. Así, un algoritmo calculará cuántos kilómetros le queda por recorrer con el gasoil que lleva en el tanque.

También planean que el sistema pueda establecer los desvíos de manera automática a través de la inteligencia artificial, ya que podrá detectarlos si un gran porcentaje de unidades cambian su recorrido, en lugar de hacerlo de manera manual.

De este modo, SUBE arrancó el camino de la transformación, con la digitalización de los recorridos y una serie de apps para mejorar el día a día de los pasajeros. Y así, el sistema que creó una tarjeta para no usar más monedas, podría prescindir del propio plástico.

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