El negocio de la carne vacuna está viviendo una época dorada en la Argentina, como la de los mejores momentos históricos. En septiembre, los embarques superaron las 80.000 toneladas y marcaron así el mayor registro mensual en 14 años.
Además, si se considera el monto acumulado de los últimos doce meses, los frigoríficos nacionales realizaron envíos al exterior por una cifra, también récord, de u$s2.450 millones.
Más allá de que en el Ministerio de Agricultura -que comanda Luis Basterra- hoy se analiza la posibilidad de incrementar las retenciones al sector, las perspectivas desde el punto de vista de la demanda internacional son muy alentadoras. La mayor parte de esta expansión está explicada por la voracidad de China, que ya representa más del 60% de las exportaciones de carne argentina.
¿La razón? Principalmente se apoya en el brote de peste porcina africana, que aniquiló buena parte de sus existencias de cerdos y obligó a incrementar las importaciones de todo tipo de proteínas animales.
En momentos en que las ventas al mundo del bife argentino explotan, Guillermo Villagra, director de la consultora OpenAgro y de la nueva unidad de negocios OpenBit, buscó la manera de que cualquier pequeño o mediano inversor pueda sumarse a este boom, de manera 100% digital y a través de una moneda virtual respaldada por activos reales: vacas.
La plataforma, que acaba de lanzarse, se llama BitCow. Según afirma Villagra, de larga experiencia en el mercado a través del armado de fideicomisos agrícolas y agropecuarios (llegó a gestionar más de 50.000 hectáreas y hoy maneja un rodeo de más de 8.000 cabezas), es la primera experiencia en su tipo a nivel global.
"Junto a un grupo de inversores nos llevó más de un año de trabajo realizar toda la puesta a punto a nivel tecnológico y ponernos en línea con las regulaciones de los órganos de contralor", explica Villagra, en diálogo con iProUP.
"Básicamente BitCow es un token digital respaldado en activos reales, es decir, en vacas. Y se ideó como una alternativa de inversión pensada para aquellos ahorristas que están pensando en ingresar en el negocio ganadero pero que no tienen el tiempo, el conocimiento o los recursos económicos para realizar algo por cuenta propia", grafica.
En cuanto a las razones que lo impulsaron a diseñar esta plataforma, señala que "desde el inicio nos planteamos hacer más amigable y tecnológica una alternativa de inversión súper tradicional como es la ganadería, en la que la Argentina ostenta una alta competitividad a nivel mundial".
Además, plantea como ventaja de que, sin llegar a replicar la evolución del tipo de cambio tan rápido como la soja, "el precio de la hacienda también va subiendo en función del dólar".
Cómo invertir en "vacas digitales"
Para poder ingresar al fideicomiso cada inversor puede destinar un mínimo de $9.000, que equivale al 10% de un BitCow. De este modo, con $90.000 se podrá adquirir una vaca preñada, que representa un BitCow.
"Este último valor equivale a dos animales. Se fijó ese número porque está todo incluido: desde el arrendamiento del campo, los insumos y vacunas, hasta los gastos de veterinario. Es accesible porque quien quiera lanzarse por su cuenta a invertir en hacienda debe tener mucha espalda financiera y conocimiento. No es un negocio para cualquiera", plantea Villagra.
El valor del BitCow, además, está respaldado en la realidad por el equivalente a 1,5 vacas. "En esta primera etapa, ya lanzamos 1.500 BitCow al mercado, que cuentan por detrás con el sustento de 2.250 animales", explica Villagra, quien asegura que es una forma de garantizar solvencia y respaldo ante cualquier eventualidad.
"En total tenemos un rodeo de 8.000 cabezas, lo que nos permitiría emitir los primeros 5.000 BitCows de acá a los próximos meses", agrega, si bien aclara que el objetivo que se plantea esta startup es alcanzar una emisión de 10.000, lo que implicaría llegar a un rodeo de 15.000 animales.
Entre las ventajas de este instrumento, Villagra hace hincapié especialmente en la rapidez con la que se podrá salir del negocio, en caso de que el inversor lo necesite.
"Al adquirir este activo digital -que representa el valor de una vaca con todos los gastos pagos para que se reproduzca y se multiplique la inversión- el ahorrista está haciéndose de un bien demandado en el mercado. Con lo cual, si por alguna razón en unos pocos meses necesita salir, podrá vender rápido su BitCow en la misma plataforma", detalla.
Este esquema, afirma, es mucho más flexible que un fideicomiso ganadero tradicional, atado a plazos más rígidos y que puede obligar a una persona a tener que esperar hasta un año para poner una orden de venta y salir del esquema.
En cuanto a las perspectivas de crecimiento, los organizadores plantean que al tratarse de un esquema de recría, es una herramienta que debe pensarse para el largo plazo. "Si tomamos un rodeo, por ejemplo, de cien vacas y se logra un buen porcentaje de preñez, al año siguiente obtendremos un 50% de machos y otro 50% de hembras. Los machos luego se venden para pagar los costos operativos", revela el emprendedor.
Y continúa: "Las hembras continúan con el ciclo reproductivo. El objetivo al que apuntamos es que al cabo de siete años, quien compró un BitCow, al finalizar ese ciclo, obtenga 6 a 7 veces lo que invirtió, siempre hablando en número de cabezas, no en valores, ya que el precio de hacienda no se puede prever".
Villagra recalca que "tal vez suceda que alguien que entró y salió en seis meses pudo hacer un gran negocio porque el precio del ganado en dólares se disparó en ese momento puntual. Pero claramente no es un negocio diseñado para entrar hoy y salir mañana. La idea es apuntarle al largo plazo".
En cuanto al perfil potencial de los inversores, los impulsores de la plataforma plantean que, dada la simplificación para sumarse a este fideicomiso digital, habrá un nuevo público que hasta ahora no había evaluado poner parte de sus ahorros en activos ganaderos.
Hacia la moneda virtual
En OpenBit también están delineando la segunda etapa del negocio: la emisión de BitCows por terceros.
"Para diversificar el riesgo, la idea será franquiciar el negocio y abrir el juego a productores grandes, de primera línea y súper solventes, para que puedan financiarse a través de esta herramienta", explica Villagra.
¿De qué manera? Básicamente, un productor podrá obtener una certificación para emitir BitCows (siempre respaldados por hacienda), de modo que funcione como un instrumento de crédito, una variable crítica en el negocio en momentos en que las altas tasas hacen difícil recurrir a los bancos.
"Para los productores será muy útil, porque estarán devolviendo la plata de los inversores y los intereses en la misma moneda en la que ellos producen: vacas", acota.
El objetivo a mediano plazo es más ambicioso: crear un instrumento que traspase las fronteras de la plataforma y sea utilizado por los diferentes integrantes de la cadena agroganadera, convirtiéndolo así en una verdadera criptomoneda del agro. ¿Su nombre? BitSoil.
"Los silobolsas, que fueron una revolución para el campo, hoy lo vemos como algo obsoleto. Por eso, el objetivo que buscamos con estas herramientas digitales es lograr que los productores no tenga más soja guardada en el campo, sino que la tengan digitalizada en una billetera virtual y con eso puedan adquirir todo tipo de insumos", plantea.
Perspectivas
El campo en su conjunto está transitando un momento de expectativas por las potenciales medidas que podría tomar el Gobierno en materia de retenciones. Pese a esta incógnita, en el sector se aferran a una variable que promete seguir traccionando: la demanda china.
Desde el Consorcio ABC, que nuclea a grandes exportadores, destacaron las proyecciones que trazó el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) sobre el mercado mundial de carnes para 2020.
"La demanda global continuará siendo propulsada por el gigante asiático. El año próximo, la cuarta parte de las exportaciones globales de carnes bovinas será absorbida por el mercado chino", apuntan desde la cámara.
En este contexto, anticipan que la "Argentina continuará ascendiendo en el ranking mundial de exportadores". De acuerdo con el USDA, el país finalizó el 2018 en el sexto puesto, con unas 507.000 toneladas y un market share del 5%.
Sin embargo, para 2020 se espera que los despachos al exterior crezcan hasta las 775.000 toneladas y que la participación se eleve al 7%. Esto, de no mediar sacudones políticos, le garantizaría al país consolidarse en el top 5 de los principales jugadores del negocio a nivel global, como hacía más de una década no sucedía.