El Internet de las Cosas (IoT) está revolucionando el campo de la tecnología, tanto para usuarios como para empresas por sus infinitas posibilidades. Las previsiones de inversión global en despliegues IoT se sitúa en los 726.000 millones de dólares para finales de 2019 según IDC.

Se estima que para 2023, este mercado ya podría alcanzar los 1.100 millones de dólares, y durante los próximos 4 años experimentará un crecimiento sostenido del 12,6%. Este crecimiento implica un gran desafío debido a las implicaciones que tendrá el sector con respecto a la privacidad y la seguridad informática.

Seguridad de personas y empresas

La seguridad física es uno de los cinco sectores en los que el Internet de las Cosas despuntará los próximo años, según Matooma. "En el sector profesional vemos un enfoque muy claro en la idea de la seguridad conectada", señala Frédéric Salles, CEO de Matooma, poniendo como ejemplo los dispositivos de seguridad conectados (PTA) para advertir de situaciones de urgencia.

Como ejemplos de esta tecnología podemos mencionar las alarmas contra incendios directamente conectadas al centro de atención telefónica de los bomberos o botones de alarma en los ascensores. Otros son los dispositivos de protección y prevención como dispositivos alerta de caída, teleasistencia, o desfibriladores cardíacos conectados.

La salud conectada

El sector de la salud, y en particular el mercado de sensores médicos alcanzará un volumen de negocio de 27.700 millones de dólares en 2026 con un crecimiento sostenido estimado de un 9,9% según Transparency Market Research.

El crecimiento del mercado mundial de los wearables alcanzará según IDC los 198,5 millones de unidades vendidas a finales de 2019, lo que representa un aumento del 15,3%. Ejemplos de estos dispositivos son los relojes deportivos, podómetros o balanzas, a los que se irán sumando los equipos médicos de los hospitales que están conectados permanentemente.

El transporte conectado

El Internet de las Cosas tiene un importante papel que desempeñar para mejorar la seguridad de los conductores y pasajeros en el transporte, indispensable en los autos conectados, que puede considerarse a sí mismo como un dispositivo más del IoT.

Las redes inteligentes

Otro sector es el de las denominadas Smart Grids o redes inteligentes, capaces de optimizar el consumo de energía en dos niveles diferentes, según explican desde Matooma.

Por un lado, los proveedores de gas y electricidad pueden adaptar su producción estudiando los datos proporcionados por los sensores, midiendo factores como la temperatura, la presión y la humedad. Por otro lado, estos datos también pueden ser útiles para que los consumidores puedan controlar su consumo de energía.

Las Smart Cities

Las Smart Cities se han convertido en un reto para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. El IoT puede usarse, por ejemplo, para combatir la contaminación o regular el tráfico de automóviles.

La ciudad de Santander, España ha instalado más de 20.000 sensores para conectar su territorio urbano y facilitar el movimiento de las personas, controlar el consumo de energía y protegerlas con una red de cámaras y enlaces a servicios de emergencia.

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