Al igual que muchas startups tecnológicas globales, PedidosYa combinó en sus orígenes una idea de jóvenes estudiantes, apoyo estatal y el ingreso de capital privado que aceleró el crecimiento. Todo comenzó en la universidad ORT, en Montevideo. "Fue a fines de 2007. Estudiábamos Ingeniería en Sistemas y en la materia Actitud Emprendedora tuvimos como consigna plantear y resolver una idea de negocios en diez minutos", cuenta Ariel Burschtin, actual CEO de la empresa, junto Álvaro García, cofundador y actual CPO -Chief Product Officer-.
Ambos estudiantes querían resolver las órdenes de comida en una chivitería, que habitualmente mezclaba las comandas y no entregaba el plato solicitado. "Lo primero que pensamos era un sitio web donde uno pudiera poner todos los ingredientes de un chivito y que al restaurante le llegara la indicación directamente, en vez de tener que hablar por teléfono, porque siempre te hacían una tormenta de preguntas, pero al final mandaba todo diferente a lo pedido", explica Burschtin, que tenía 21 años en ese momento y trabajaba como desarrollador de software en Java.
Su compañero, en tanto, tenía un rol dentro de la universidad. "Trabajaba en una oficina que se dedicaba a complementar proyectos de estudiantes, conectando empresas, el gobierno y la universidad, empezando a entender cómo armar proyectos de financiación, y eso nos sirvió para el siguiente paso, porque nosotros nos metimos de lleno en esto. En vez de salir al mercado laboral, empezamos a trabajar directamente en nuestra idea", relata García.
La consigna de aquella clase, recuerdan, fue el primer paso de PedidosYa, que empezó a tomar forma unos días después. "Álvaro propuso hacerlo para todos los restaurantes, que fuera como un Mercado Libre de la comida, y esa fue la concepción del proyecto. Ahí renunciamos a nuestros trabajos y arrancó toda esta aventura. A los cuatro días estábamos en la cantina de la universidad armando los primeros prototipos de cómo nos imaginábamos ese sitio web". Poco después se sumaría Rubén Sosenke -actual CTO de la firma- para conformar el trío de cofundadores de la plataforma, que ya tiene 11 millones de descargas.
Luego de un año de trabajo y prototipos lanzaron PedidosYa formalmente en 2009, con un primer paso en Uruguay y la idea de desembarcar en la Argentina y Chile. En ese proceso, consiguieron apoyo de su universidad, el fondo de capital semilla Emprender y de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación uruguaya (ANII). Así fue que lograron sus primeros US$70.000 de capital. "Eso nos dio el empuje para pasar de tres a ocho personas. Armamos un equipo de customer services y logramos empezar a viajar a algunos mercados para expandir la operación", dice Burschtin a La Nación.
En aquella primera etapa, gestionaban pedidos de comida a restaurantes, asumiendo la intermediación entre ellos y el cliente y recorrían personalmente establecimientos para dar a conocer su servicio. Contactaron empleados para un equipo de ventas local a través de LinkedIn y se instalaron temporalmente en Buenos Aires.
"Alquilamos unas oficinas y salimos a recorrer. Nos dividimos la ciudad en barrios y salimos a mostrar nuestra propuesta. Muchos se sumaban, pero no sabían cómo funcionaba el servicio y los pedidos les quedaban pendientes, entonces teníamos que llamar por teléfono para insistir. Con el tiempo, cada restaurante fue sumando volumen por este canal y se acostumbró, porque era un flujo cada vez más grande. Después llegaron las cajas electrónicas, donde sale impreso el pedido, y el siguiente paso fue integrarnos directamente con las cadenas para que cada orden desde nuestra plataforma les llegue directamente al sistema que usan para su operación", relata el empresario, nacido en 1986.
Desde entonces, trabajaron en expandirse por América Latina, y en el proceso tejieron redes dentro del ecosistema emprendedor regional, y recibieron inversiones de varios fondos.
El siguiente paso fue en 2014, cuando la alemana Delivery Hero compró PedidosYa y quedó como su controlante. Hoy la gestión central de la compañía se complementa entre Uruguay, donde trabajan alrededor de 1000 personas en diferentes áreas, y la Argentina, que tiene su propio management local. En total, PedidosYa cuenta con un equipo de 2000 empleados de forma directa, sin considerar a sus repartidores.
Durante años, la compañía basó su negocio en la intermediación entre clientes y restaurante y luego migró de un sitio web a una app. Hoy, el 90% de las transacciones de la compañía se realizan a través de dispositivos móviles.
La mayor innovación ocurrió hace tres años, cuando PedidosYa amplió su rol e ingresó en el segmento de la logística. Mientras las calles de cada ciudad donde opera la empresa comenzaron a poblarse de mensajeros en motos y bicicletas con camperas y mochilas rojas, también mutó su modelo de negocio. Hoy, la facturación de la compañía se basa en la comisión que cobran por cada venta de los establecimientos y el costo del delivery, que se le cobra al usuario por cada transacción.
Ese avance del negocio, en el que también participan competidores como la colombiana Rappi y la española Glovo, implica un cambio de paradigma en el mundo laboral, que pedalea entre la precarización del empleo, la búsqueda de eficiencia, la baja de costos y la apertura de posibilidades para trabajadores de un sector que antes de las apps se exponían a condiciones aún más frágiles.
La empresa uruguaya sintió el impacto y en febrero de 2018, PedidosYa despidió a 400 mensajeros. El modelo de trabajadores asalariados en el sector de logística dejó paso al de "asociados" y colaboradores, esquema más redituable con el que también trabajan sus competidores.
La empresa supera los 15.000 repartidores en toda la región y ronda los 7000 en la Argentina. "Son asociados que reparten y tienen su propio régimen. No dependen de nosotros. Si quieren toman pedidos y pueden trabajar con otra plataforma. Es un modelo colaborativo. Así funciona en el mundo", insiste el CEO.
"Van apareciendo nuevos esquemas, se anuncian condiciones, salen regulaciones o requisitos que se le piden a los asociados, y lo tenés que hacer mandatorio. Nos vamos adaptando en conjunto el Estado, las empresas y los propios asociados", concluye Burschtin, sobre un tema que promete nuevos capítulos en el futuro.
La apuesta actual es la "multiverticalidad", para sumar ocasiones de consumo más allá de las comidas. "Hay un mercado gigante en la región, y la demanda empieza también a regular este mercado. Antes pensábamos solo en restaurantes, y ahora también son pet foods, supermercados y otros rubros, que puedan ampliar sus oportunidades de negocio", dice el CEO.
Según Burschtin, en los últimos 12 meses registraron un 233% de crecimiento en la cantidad de pedidos procesados en Chile y un 60% en la Argentina, país que representa casi la mitad del negocio de la empresa en términos de facturación. "No tuvimos impacto de la recesión, sino al contrario. Nos aumentó la actividad, adquirimos nuevos usuarios y los ya existentes aumentaron el promedio de uso. Incluso desde que entraron Uber Eats, Glovo y Rappi, se catapultó el negocio, porque así se asentó el proceso de pedir como algo más cotidiano", plantea el CEO.