Un nuevo aire recorre el ecosistema de la Economía del Conocimiento, que observa con renovado optimismo el horizonte trazado por las recientes medidas económicas.
La flexibilización cambiaria e implementación de un régimen de flotación entre bandas, pilares de la nueva etapa del programa económico, parecen haber tocado una fibra sensible en un sector ávido de estabilidad y previsibilidad.
La Economía del Conocimiento es un sector que ofrece empleo de calidad y aprovecha el talento argentino para vender servicios de alto valor al exterior. Aparte, es un fuerte productor de divisas, a tal punto que Pierpaolo Barbieri, CEO de Ualá, denomina a esta industria como la "soja digital".
Fin del cepo: cómo impacta en la industria del conocimiento
Los resultados de la última "Encuesta de Perspectivas 2025" de Argencon, publicada en marzo, ya anticipaban el anhelo del sector por un desmantelamiento del cepo cambiario y una normalización de las reglas de juego en el mercado de divisas.
Para las empresas de la Economía del Conocimiento, este era el factor clave para robustecer sus operaciones. Ahora, los pasos concretos dados por el Gobierno son recibidos con una expectativa palpable de impacto positivo en dos frentes cruciales:
- La generación de empleo de calidad
- El impulso de las exportaciones de servicios made in Argentina
"El 2024 fue particular. Empezamos con un salto inflacionario muy alto y en el segundo semestre terminamos con salarios altos en dólares", afirma a iProUP Sergio Candelo, empresario tecnológico y expresidente de la Cámara de Software (CESSI).
El fin del cepo en la Economía del Conocimiento
Para Candelo, quien también es economista, levantar las restricciones cambiarias implica empezar un camino de normalidad: "Tantos años de cepo llevaron a que muchas empresas opten por tener filiales en otros países y hacer comercio exterior desde allí".
Por el lado de los trabajadores, el escenario también se modificó. Hasta hace muy poco, ganar u$s1.000 al mes le permitía a muchos "vivir como un rey".
Ahora, eso se reconfiguró y no son pocos los profesionales que optan por el mercado argentino. En 2024, la Economía del Conocimiento reportó oficialmente unos u$s8.000 millones en exportaciones.
"Si ahora se ordenan las cosas y se avanzan con una reforma laboral e impositiva, estaremos en presencia de un volumen mayor", dice Candelo.
"Encontrar valores de equilibrio para el tipo de cambio hará que los servicios ofrecidos por las empresas sean más atractivos a nivel internacional, abriendo nuevas puertas para la expansión exportadora", comentan a iProUP desde Argencon.
Luis Galeazzi, Director Ejecutivo Institucional de la entidad que nuclea a empresas prestadoras de servicios de todos los verticales de la Economía Del Conocimiento, sentencia a iProUP: "La salida del cepo fue una solicitud, también de nuestro sector, para facilitar la internacionalización".
Para Argencon, la sostenibilidad y claridad de este nuevo esquema resulta crucial para que las empresas planifiquen inversiones a largo plazo y definan estrategias con una visión clara del futuro.
Fin del cepo: cómo puede crecer la economía 4.0
El levantamiento del cepo adquiere una dimensión aún mayor al considerar el peso específico de la Economía del Conocimiento en el tablero exportador nacional.
Con casi 10% del total de las exportaciones y más de u$s8.000 millones generados en 2024 (un impresionante crecimiento del 15,5%, según datos preliminares), el sector ya es el cuarto rubro exportador del país.
En el contexto latinoamericano, el protagonismo argentino se redujo, pasando del 17% al 13%. La normalización cambiaria puede ser el catalizador para revertir esta tendencia y aspirar a una meta ambiciosa de u$s30.000 millones en exportaciones en la próxima década, siempre y cuando el panorama económico acompañe.
Desde Argencon avizoran que la normalización del acceso al mercado de cambios promete traer estabilidad al empleo formal dentro del sector de software y fintech. Según la entidad, la posibilidad de ofrecer salarios competitivos en dólares puede ser la llave para frenar la fuga de talento que afectó a las empresas en los últimos años.
Tras la pandemia, la dificultad para igualar las ofertas salariales en divisas de mercados extranjeros impulsó a muchos profesionales a buscar oportunidades freelance con pagos directos desde el exterior, erosionando el capital intelectual de las empresas locales. Esta situación generó una presión al alza en los costos laborales, disminuyendo la capacidad de competir con países de la región como Colombia, Uruguay, Costa Rica y Brasil.