Las stablecoins tipo III ganaron protagonismo en el ecosistema cripto como una alternativa innovadora dentro del universo de las monedas estables, en especial los dólares cripto, es decir, las que mantienen su valor atado a la del billete estadounidense.
A diferencia de las tradicionales, estas no dependen de reservas en cuentas bancarias ni de colateral cripto. En su lugar, utilizan algoritmos y mecanismos de mercado para mantener su paridad con el dólar o cualquier otro activo de referencia.
Pero así como este modelo brinda ventajas, también presenta riesgos considerables.
Cómo funcionan las stablecoins tipo III
Julián Colombo, director general de Bitso Argentina, indica a iProUP que las stablecoins tipo III funcionan como un "banco central descentralizado" que ajusta la oferta y la demanda automáticamente para mantener su valor estable.
Al respecto, el experto subraya que estas monedas digitales "no están respaldadas por dinero en una cuenta bancaria ni por colateral cripto en forma tradicional, sino que se basan en reglas algorítmicas programadas en contratos inteligentes".
Mauro Liberman, especialista en criptomonedas, coincide con su colega y suma a iProUP que estos dólares cripto permiten generar rendimiento sin intervención humana.
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"El sistema ajusta automáticamente la emisión de tokens según la demanda, reduciendo o aumentando la oferta para estabilizar su precio", señala.
Además, el especialista añade que estos tokens suelen integrarse con plataformas de finanzas descentralizadas (DeFi) donde los usuarios pueden obtener ganancias a través de staking (similar a un fondo común) o préstamos.
Diferencias con otros tipos de stablecoins
Dentro del ecosistema existen tres grandes tipos de stablecoins:
- Tipo I: respaldadas por reservas en cuentas bancarias, como USDT o USDC. Las empresas que las emiten garantizan que cada token emitido tiene su equivalente en dólares u otros activos
- Tipo II: colateralizadas con criptomonedas, pero sobrecolateralizadas. Un ejemplo es DAI de MakerDAO, en el que los usuarios deben depositar más valor en cripto del que se emite en stablecoins para garantizar la estabilidad
- Tipo III: no dependen de reservas físicas ni colateral, sino que su estabilidad se mantiene mediante algoritmos y contratos inteligentes.
El especialista en criptomonedas Camilo Rodríguez destaca a iProUP que este modelo ofrece ventajas como mayor eficiencia, menores costos operativos y resistencia a la censura, pero también presenta riesgos considerables.
Stablecoins tipo III: casos emblemáticos y riesgos
El caso más conocido de una stablecoin tipo III fue TerraUSD (UST), que colapsó en 2022 tras perder su paridad con el dólar, generando pérdidas multimillonarias.
"UST funcionaba como la stablecoin del ecosistema Terra creada únicamente con la quema de LUNA que, a su vez, era el token de gobernanza que contenía la volatilidad del precio de UST y se utilizaba como moneda de pago de transacciones en la red", recuerdan a iProUP desde HeirloomDAO.
Al respecto, el economista Ignacio Carballo trazó un paralelismo entre el caso de la firma fundada por Lehmans Brothers y la compañía cocreada por el coreano Do Kwon: "LUNA llegó a capitalizar unos u$s50.000 millones y UST u$s20.000 millones. Para dar contexto, cuando cayó Lehman Brothers, la empresa capitalizaba u$s60.000 millones, iniciando la 'Crisis Financiera Internacional' del 2008".
Hoy, otras opciones buscan mejorar este modelo, como Frax (FRAX), que combina respaldo parcial con mecanismos algorítmicos, y USDe de Ethena, aunque este último presenta elementos híbridos.
Sin embargo, Sonic Labs, el equipo de desarrollo de la red Sonic (ex Fantom), aseguró que creó una stablecoin algorítmica con una tasa efectiva anual superior al 20%.
Axel Becker, especialista en criptomonedas, señala a iProUP que la mayor barrera para su adopción es la falta de confianza.
"Hasta ahora, ninguna stablecoin algorítmica ha demostrado funcionar en momentos de alta volatilidad", advierte el especialista. Los principales riesgos incluyen:
- Volatilidad estructural: al no tener respaldo tangible, dependen enteramente de la confianza del mercado
- Fallos en los algoritmos: si el mecanismo no logra balancear la oferta y la demanda, la stablecoin puede colapsar
- Ataques cibernéticos: pueden ser vulnerables a hackeos o errores en los contratos inteligentes
- Regulaciones inciertas: Al no estar respaldadas por activos tradicionales, pueden enfrentar restricciones en distintos países.
Si bien las stablecoins tipo III son una alternativa atractiva en teoría, pero su adopción masiva depende de que logren superar sus limitaciones técnicas y generar confianza en el mercado.
Para Axel Becker, estos activos deben demostrar que pueden sostenerse en escenarios de crisis antes de volverse masivos. "A nivel técnico son una idea interesante, pero en la práctica aún no han probado ser viables a gran escala", concluye.
En un contexto donde la descentralización es un valor clave, las stablecoins tipo III podrían convertirse en una solución eficiente para quienes buscan alternativas fuera del sistema financiero tradicional. Sin embargo, los inversores deben ser conscientes de sus riesgos antes de adoptarlas masivamente.