A casi un año del inicio de la presidencia de Javier Milei, los indicadores económicos presentan un panorama complejo, marcado por avances marginales, persistentes desafíos estructurales y un escenario internacional poco favorable.

En este contexto, el gobierno enfrenta una delicada encrucijada entre implementar reformas que sostengan el programa económico y gestionar la presión de una economía que parece atrapada en un ciclo de recuperación débil y vulnerable.

Una Economía Atada a Factores Externos

El desempeño de la economía argentina no se puede aislar del entorno global. La desaceleración en el crecimiento de las principales economías, como Estados Unidos, China y la Unión Europea, limita la tracción de los mercados internacionales.

Esto, combinado con la caída de los precios de los commodities y tasas de interés internacionales persistentemente altas, deja a Argentina con un margen de maniobra restringido.

La depreciación de monedas emergentes, incluida la brasileña, añade presión sobre la estabilidad cambiaria y la desinflación, pilares fundamentales de la estrategia oficial.

Los Desafíos del Modelo Cambiario y el Riesgo País

El tipo de cambio paralelo ha mostrado una relativa estabilidad reciente, atribuida más a factores transitorios que a fundamentos sólidos.

Sin embargo, el riesgo país sigue siendo elevado, lo que encarece el financiamiento externo y complica la renovación de vencimientos de deuda.

La expectativa de apertura del cepo cambiario se enfrenta a las limitaciones de reservas y al temor de repetir errores pasados, como los experimentados durante el gobierno de Mauricio Macri.

Consumo, Inversión y Sector Productivo: Tres Talones de Aquiles

El consumo masivo continúa en niveles históricamente bajos, afectado por la erosión del poder adquisitivo y el impacto de las tarifas en los ingresos familiares. Si bien hubo un repunte puntual en algunos indicadores de consumo en octubre, el contexto general sigue siendo de contracción.

En el ámbito de la inversión, los números son desalentadores: la caída en la construcción y en bienes de capital refleja la incertidumbre macroeconómica y la falta de incentivos para proyectos de largo plazo.

Por su parte, la industria manufacturera muestra signos de recuperación, aunque débiles y desiguales. Sectores vinculados a la construcción, como la industria PYME, continúan en retroceso debido a costos elevados y problemas de ventas.

El desempeño de la actividad industrial recuerda los ciclos de breve auge seguidos de estancamiento que han caracterizado la última década.

Ajuste Fiscal: ¿Sustentabilidad o Ilusión Contable?

El ajuste fiscal del gobierno de Milei es de una magnitud sin precedentes, con una reducción drástica en el gasto de capital que ha afectado a la obra pública y, por ende, a la construcción.

Aunque las cuentas fiscales muestran signos de superávit, la inclusión de partidas por intereses y mecanismos contables cuestionan la transparencia de estos resultados.

En este contexto, las opciones futuras para el manejo de la deuda son limitadas y potencialmente disruptivas: default, reperfilamiento o emisión monetaria con consecuencias inflacionarias.

Proyecciones 2025-2026: Entre el Estancamiento y la Incertidumbre

El panorama para los próximos años no es alentador. La expectativa de crecimiento global sigue siendo baja, lo que reduce las oportunidades de exportación.

Además, los precios de los commodities continuarían en tendencia bajista, limitando la capacidad de generación de divisas. La inversión, clave para cualquier recuperación sostenible, sigue rezagada y no muestra señales de revertir su comportamiento estructuralmente débil.

Balance y Futuro: Una Gestión Polarizada

A 11 meses de su inicio, la administración Milei divide opiniones casi en partes iguales. La estabilidad alcanzada en algunos indicadores contrasta con la profundidad de los desafíos pendientes.

La falta de un proceso de recuperación virtuoso y sostenible evidencia los límites de un modelo que, si bien busca correcciones profundas, enfrenta resistencias internas y externas que podrían frenar sus objetivos.

El camino por delante requerirá no solo ajustes económicos, sino también consensos políticos que permitan una implementación efectiva de las reformas estructurales.

Sin estos elementos, el riesgo de caer en un nuevo ciclo de ajuste perpetuo y volatilidad macroeconómica seguirá siendo alto, hipotecando las posibilidades de un crecimiento genuino y sostenido.

*Por Marcelo Trovato 

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