En su viaje por Estados Unidos, el presidente Javier Milei se reunió con los principales referentes de la industria tecnológica, Tim Cook, Mark Zuckerberg y Sam Altman, entre otras empresarios e inversores ligados a la Inteligencia Artificial (IA).
Esta gira se alinea con las declaraciones de Miel durante una entrevista televisiva que dio hace unos días en la cual dijo "quiero que Argentina sea el cuarto polo de inteligencia artificial del mundo".
Ante este contexto, vale preguntarnos qué posibilidades reales tiene la Argentina para establecerse como un nuevo polo de inteligencia artificial a nivel mundial.
Los avances tecnológicos de la última década han cambiado enormemente la forma de comerciar, invertir, vivir, e incluso interactuar con nuestra vida. Definitivamente estamos viviendo una revolución sumamente expansiva, a nivel global y en una aceleración jamás vista.
También es cierto que los argentinos en términos generales capitalizamos gran parte del uso de las nuevas tecnologías en nuestro día a día. A su vez, el empresariado tecnológico local, es muy requerido a nivel internacional, por su forma de pensar y encarar nuevas soluciones globales.
En los próximos años los países con un buen desarrollo de ECONOMIA DEL CONOCIMIENTO van a tener un peso importante en el PBI global, y la política no escapa de su influencia. De hecho, en la última semana hemos visto como Donald Trump cambió de opinión acerca de las criptomonedas y se manifestó abiertamente a favor. Esto no es casual, Trump es consciente de que el 30% del electorado norteamericano es capaz de negarle su voto, si se manifiesta en contra de esta tecnología.
A este avance significativo que han tenido las criptomonedas, acelerado con la crisis del coronavirus, le sigue con cada vez más fuerza, la adopción de la Inteligencia Artificial. Una revolución tecnológica que ha logrado una tremenda aceptación en un período muy corto de tiempo si comparamos con anteriores revoluciones tecnológicas.
Vale destacar que una nueva tecnología siempre se expande cuando a un usuario final le resulta simple o incluso ni se entera que la está usando de fondo. La experiencia del usuario lo es todo en las nuevas tecnologías, y la IA se destaca por eso.
Hoy, desde los inicios, tenemos un lugar donde le podemos pedir con un lenguaje humano y natural lo que necesitamos, lo que queremos hacer o lo que nos sugiera en base a una infinita base de datos global. Nunca antes en la historia se lanzó una nueva tecnología con una interacción tan simple con el usuario final .
Hoy tenemos en marcha dos revoluciones tecnológicas: La de los activos virtuales y la del conocimiento inteligente, divididas en dos etapas bien marcadas.
La primera corresponde a la oportunidad de desarrollo, dado que, con esta nueva tecnología, vamos hacia un desarrollo de aplicaciones para mejorar la productividad empresarial, hacernos la vida más fácil e incluso potenciar la productividad global y los salarios reales, estancados desde hace varias décadas.
Argentina en este punto tiene todo el capital humano para hacerlo. Tenemos el talento para hacer de la Inteligencia artificial nuevas aplicaciones en sectores de toda la economía e incluso mejorar el rol del Estado para ser más eficiente a menor costo, que se reduce en baja de impuestos o mejores inversiones. Por lo tanto, Javier Milei lo que propone es desarrollar grandes centros de inversión para desarrollo de software que son las aplicaciones concretas de las nuevas tecnologías y es donde veo personalmente un potencial muy grande a nuestro país. Así como antes se mencionaba al turismo como la "industria sin chimeneas", el desarrollo de software global, es una super industria que tenemos y que se puede desarrollar localmente para poder crear empleo de calidad y bien remunerado. Esta industria no pide ayuda del Estado y no necesita subsidios. Solo requiere reglas claras y de largo plazo, porque se capitaliza con inversiones privadas directas que se concentran en la innovación y en la inversión más que en la política .
Por otro lado, tenemos la segunda revolución tecnológica, la del conocimiento inteligente, los centros de datos.
La escala es global por lo cual los centros de datos también lo son, y en este punto, es donde Argentina hoy no tiene la seguridad jurídica e impositiva para competir. Para dar un ejemplo, se invirtieron más de 30 mil millones de dólares para crear OpenAI, y gasta por día entre 700.000 y 1 millón de dólares para funcionar. Crear un datacenter de datos globales no es una inversión de corto plazo, Google Cloud o AWS de Amazon tienen disponibles zonas seguras donde les respetan las inversiones, al igual que el desarrollo de software no necesitas ayuda de los Estados. Solo piden claridad en las reglas e infraestructura acorde para dar servicios.
En resumen, ¿podemos afirmar que Argentina se convertirá en el 4to polo tecnológico de Inteligencia Artificial? Milei, al igual que todo el ecosistema local tecnológico, ve que tenemos una oportunidad que no se da todos los días. Estará en nosotros saber aprovechar las ventajas que tenemos como país para poder desarrollar economía del conocimiento, con el sello de industria Argentina y que sea competitiva por la calidad de sus soluciones.
Por José Luis del Palacio, Cofundador de Decrypto. Referente IA y Blockchain