En los últimos dos meses, el atraso cambiario en Argentina ha sido un tema de intenso debate entre economistas y el Gobierno de Javier Milei.

El término "atraso cambiario" se refiere a la situación en la que el valor de la moneda local, en este caso el peso argentino, se encuentra artificialmente alto en comparación con otras monedas.

Esto provoca que los precios internos de bienes y servicios se mantengan relativamente bajos frente a los precios internacionales.

El gobierno argentino negó la existencia de un atraso cambiario, argumentando que las políticas económicas actuales están alineadas con los objetivos de estabilidad y crecimiento.

Sin embargo, diversos economistas alertaron sobre los riesgos de mantener un tipo de cambio artificialmente bajo.

Las consecuencias del atraso cambiario pueden ser variadas y complejas. Entre los efectos más destacados se encuentran la pérdida de competitividad de los productos argentinos en el mercado internacional y una potencial presión sobre las reservas de divisas del Banco Central, ya que se necesitaría más moneda extranjera para mantener el tipo de cambio oficial.

El economista Matías Surt

Argentina encarecida

"Es para preocuparse. Argentina se está encareciendo en dólares", advierte Matías Surt, economista y director de la unidad de Economía de la consultora Invecq.

El año pasado, uno de los fenómenos económicos más destacados fue el turismo de compras: "Uruguayos, chilenos, brasileños, paraguayos, todos los que estaban cerca de una frontera argentina cruzaban con dólares, los cambiaban en el mercado libre y arrasaban con las góndolas. Argentina estaba baratísima", recuerda Surt.

La Universidad Católica de Uruguay reflejó este boom económico en su informe de precios fronterizos que elabora desde finales de 2015. Argentina generaba un flujo permanente de uruguayos viajando casi a diario a Concordia para hacer las compras del supermercado, ir a la farmacia, al médico, a la peluquería, comer y hasta dormir. El efecto alcanzó su pico en los meses de brecha récord de 2023, cuando Concordia era más de un 60% más barata que Salto.

Desde el cambio de gobierno, la dirección del efecto se revirtió repentinamente. "En noviembre de 2023, Concordia era 61% más barata que Salto; en enero de este año bajó a 49% y en marzo pasado a 33%. Lo que preocupa no es el nivel de marzo, sino la tendencia. Lo rápido que pasamos de 60% a 30%", detalla el economista.

Por último, comenta: "Las profundas reformas estructurales, que generarían un salto en la productividad de Argentina y harían compatible el nivel del tipo de cambio real, por el momento son más promesas que certezas".

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