A la hora de entablar una conversación con un maximalista de Bitcoin (BTC), alguien que sostiene que es el único activo digital con valor intrínseco, es muy probable que diga que la criptomoneda más antigua del mundo, en realidad, "no es una cripto" en absoluto.
El argumento resulta confuso: sin duda, Bitcoin fue el precursor en el uso de la criptografía, una forma de cifrado altamente seguro, para crear una moneda digital. De hecho, Bitcoin es el paradigma de la criptografía.
A pesar de esto, y si se considera cómo transformó el mercado de activos digitales desde que fue creado en 2009, es comprensible por qué los maximalistas se alejan del término más genérico.
En la actualidad, existen miles de criptomonedas que intentan imitarla. Aunque es cierto que algunas exploran tecnologías innovadoras (algunos algoritmos que, potencialmente, Bitcoin podría incorporar en su código en el futuro), la gran mayoría puede ser descartada como estafas y esquemas destinados a enriquecerse rápidamente.
Para muchos dentro de la comunidad, las criptomonedas adquirieron una connotación negativa, asociada con el fraude y la explotación, en contraposición a la visión original de Satoshi Nakamoto de crear un sistema de efectivo digital autónomo.
Mundo Cripto: la SEC confirmó que Bitcoin no es criptográfico
La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) compartió esta inquietud y trató de preservar a los consumidores de actores sin escrúpulos que operan en el ámbito de las criptomonedas.
La SEC confirmó que el Bitcoin no es criptográfico.
La estrategia principal que empleó la SEC fue una defensa ofensiva: reducir el impacto de las criptomonedas sospechosas mediante ataques dirigidos a las casas de cambio o mercados digitales donde se negocian.
Es por ello que el regulador presentó demandas contra Binance y Coinbase el mes pasado. La expectativa de la SEC fue que al dificultar la compra y venta de estos instrumentos especulativos, menos consumidores se verían afectados financieramente.
El enfoque de la SEC se basa en la aseveración de que la gran mayoría de las criptomonedas pueden ser clasificadas como "valores" o instrumentos financieros que confieren al titular una participación negociable en una empresa con fines de lucro.
Por lo tanto, cualquier entidad que facilite el comercio de estas criptomonedas debe superar ciertos obstáculos para cumplir con las leyes de valores de los Estados Unidos. Aquellas que no lo hagan se arriesgan a enfrentar juicios, multas y la posibilidad de ser disueltas.
El personal de los intercambios de criptomonedas es plenamente consciente de que se enfrentan a un terreno regulatorio lleno de desafíos.
Según evidencia publicada por la SEC, el director de cumplimiento de Binance expresó su preocupación en un mensaje interno en 2018, al resaltar que operaban como una bolsa de valores no autorizada.
Para muchos dentro de la comunidad, las criptomonedas adquirieron una connotación negativa, asociada con el fraude.
Sin embargo, aquí es donde la situación se torna interesante para los maximalistas: para determinar si una criptomoneda es considerada un valor, la SEC se fundamenta en el precedente establecido por la Corte Suprema de Estados Unidos en 1946, específicamente en el caso SEC v. WJ Howey Co.
El dilema suele girar en torno a si la promoción y el desarrollo de una criptomoneda por parte de sus fundadores son considerados "esfuerzos de otros".
Si el token se encuentra relativamente centralizado o tiene una capitalización de mercado reducida, y si el equipo detrás del token ha expresado la posibilidad de aumentar su valor, es probable que pase la prueba de Howey.
Es esencial destacar que ninguno de esos aspectos se aplica a Bitcoin, la criptomoneda más descentralizada del mundo, con una capitalización de mercado que casi iguala a todas las demás criptomonedas combinadas.
Su fundador no extrajo previamente ninguna moneda y no mantiene una participación activa en el proyecto, y la SEC es consciente de esta realidad.
Según una declaración del director ejecutivo de Coinbase, Brian Armstrong, la SEC supuestamente expresó que creen que todos los activos criptográficos que no sean Bitcoin son considerados valores antes de presentar su litigio.
La SEC presentó una demanda ante Coinbase por ofrecer servicios sin registrarse como corredor de bolsa.
En una entrevista en The Financial Times, Armstrong recordó plantear su objeción al regulador debido a su interpretación radical de la ley de valores, la cual, de ser confirmada por los tribunales, podría efectivamente paralizar la industria de las criptomonedas en Estados Unidos.
Según afirmó la SEC en respuesta, declararon: "No te lo vamos a explicar. Debe eliminar de la lista todos los activos que no sean bitcoin".
La SEC trató a Bitcoin como un caso especial en más de una ocasión.
En febrero pasado, Gary Gensler, presidente de la SEC, mencionó a la revista New York que "[Para] todo lo que no sea bitcoin, puedes encontrar un sitio web, puedes encontrar un grupo de empresarios… Estos [otros] tokens son valores porque hay un grupo en el medio y el público está anticipando ganancias basadas en ese grupo".
Su antecesor, Jay Clayton, adoptó un enfoque similar en 2018 y declaró a CNBC que Bitcoin "no es un valor" debido a que está destinado a ser un "reemplazo de las monedas soberanas".
Es evidente que los reguladores se adaptan a la criptosfera. Por ejemplo, la Comisión de Comercio de Futuros de Productos Básicos (CFTC), otro organismo financiero regulador de los Estados Unidos, subrayó en una presentación de 2021 que Ether, Litecoin y Tether también deben clasificarse como "productos básicos", no como valores.
Gary Gensler, presidente de la SEC.
A pesar de todo, podemos suponer con seguridad que los abogados de la SEC realizaron una exhaustiva investigación sobre el diseño y la distribución de las criptomonedas antes de llevar el caso a la corte.
Por el momento, parece que argumentan que solo Bitcoin alcanzó el estatus de efectivo digital descentralizado, siendo una moneda autónoma fuera del control de intereses creados.