Ante las trabas para adquirir dólares y comprar pasajes al extranjero en cuotas, los argentinos ven cada vez más acotadas sus chances de viajar a otros países y ahorrar en moneda dura.
Pero existe una forma de hacer turismo y trabajar gracias a las visas working holiday, que son muy valoradas cada vez por más argentinos que planean "conocer el mundo", buscar opciones para su futuro y hacerse de un dinero en el mientras tanto.
Visas working holiday: qué son y cómo funcionan
Se trata de un tipo de visa que permite viajar a otro país con el fin de recorrerlo y trabajar durante un año. Las posibilidades de obtenerlas varía según la nacionalidad del postulante y el destino elegido, aunque por lo general se tramitan fácilmente y online.
En líneas generales para aplicar se exige:
- Tener entre 18 y 35 años, aunque algunos destinos amplían esa franja
- No se puede repetir el mismo país
- Tener un pasaje de regreso
- Acreditar fondos: u$s1.000 y u$s3.000, según el destino
- Seguro médico
- Certificado de antecedentes penales
- No viajar con un familiar a cargo
- Pueden requerirse estudios universitarios y hablar el idioma
Los beneficios de viajar con visas working holiday son:
- No hay agencias ni gestores: cada uno arma el viaje a su medida,
- Se puede ahorrar hasta u$s1.500 por mes
- Estas visas son fáciles de obtener y algunas, como las de Nueva Zelanda o Australia, pueden extenderse por más de un año
- Los destinos son países con una buena calidad de vida
- -Es posible trabajar como profesional o probar nuevos empleos
- Es un punto de partida para quedarse a vivir en otro país
En YoMeAnimo! existe información actualizada con todo lo que hay que saber: requisitos para cada país, paso a paso para completar la postulación, dinero necesario, cómo conseguir trabajo, etcétera.
Visas working holiday: ¿cuáles son los mejores destinos?
"Australia y Nueva Zelanda encabezan los destinos más seductores: son países establecidos, seguros, con buen nivel de vida y que pagan buenos sueldos", explica a iProUP Bernardo Carignano, de YoMeAnimo! En Europa, Suecia y Dinamarca eran los preferidos antes de la pandemia, pero no restablecieron las visas, seguidos de Francia y Alemania.
Según Carignano, el nivel de idioma permite acceder a trabajos más calificados, aunque ser profesional no siempre significa que se ganarán mejores sueldos. Algunos de los empleos que más se consiguen son: barista, ayudante de cocina y chef, aunque el rubro construcción es muy bien pago: el valor promedio de la hora se ubica en 20 a 24 dólares estadounidenses.
Argentinos, chilenos y uruguayos son quienes tienen más posibilidades de acceder a visas, porque hay más oferta para sus países y, además, con pasaporte italiano los requisitos se reducen.
"Es sencillo tramitarlas, lo difícil es conseguirlas porque hay mucha gente que las quiere. En @yomeanimo tenemos asesorías, si bien los chicos de 18 a 35 años no quieren pagar extra", señala Carignano.
En el sitio, además, se publican vacantes laborales en varias naciones. Solo en el primer semestre derivaron unas 200 personas a Alemania. "Es tan fácil conseguir trabajo que, aún yendo con empleo desde acá, la gente obtiene algo mejor en otro lado. Es un cambio de paradigma: no estamos acostumbrados a pensar en un país donde sobran oportunidades laborales", completa el directivo.
Aunque las visas en principio son por 12 meses, Carignano explica que algunos lugares como Australia dan la posibilidad de extenderla tres años y luego el empleador ofrece una visa de trabajo, lo que abre el camino hacia la residencia.
"Hace cinco años, todos se iban por un año con la idea de volver y ahora es mucho más común que los viajeros busquen la forma de quedarse más tiempo o a vivir", indica.
Vacaciones permanentes en Australia y Canadá
Tomás nació en Noetinger, un pueblo de Córdoba con 5.000 habitantes. A los 25 se recibió de ingeniero agrónomo, pero antes de trabajar como profesional prefería conocer otros destinos, gente nueva y mejorar su inglés. Sus padres lo ayudaron con el pasaje y se fue a Sidney cuatro años con u$s1.300 en el bolsillo. Allí vivió cinco meses, para luego armar la mochila y seguir viajando por el país.
Tomás viajó Australia y trabajó en granjas solares, donde puede ganar u$s1.300 a la semana, con jornadas de hasta 12 horas diarias
Trabajó en bares, restaurantes, cafés, el campo, construcción y en granjas de paneles solares. Estos empleos son un paso obligado para extender la visa por tres años (Tomás lo hizo), pero además pagan hasta A$2.000 (u$s1.360) semanales.
Tomás revela a iProUP que una de las ocupaciones "más locas y mejor pagas" que tuvo fue en las minas de Australia, en lo que llaman empleos FIFO (Fly in, Fly out): los trabajadores son trasladados en avión a otra ciudad, trabajan dos semanas y vuelven a donde vivían a descansar una semana.
"Hice todos los empleos posibles. La oferta laboral es enorme y hoy es un momento muy interesante para venir a vivir y trabajar, porque falta mucha mano de obra, ya que muchos se fueron durante la pandemia. Acá viene gente de todas partes del mundo, la economía es muy fuerte y los sueldos son muy altos. Se puede ahorrar muchísima plata", asegura.
Trabajando en Australia 40 horas semanales, se puede ganar desde A$900 (u$s613) por semana. "Los mejores sueldos se ganan en las minas, granjas solares o el campo: A$2.000 a la semana, con jornadas de 10 o 12 horas diarias", cuenta Tomás.
También asegura que es es bastante sencillo conseguir vivienda, porque hay bastante recambio de gente y existen páginas y grupos de Whatsapp de compatriotas donde circula esta información.
Paulina es chilena y también vivió en Australia en 2017 con visado working holiday. Tuvo que rendir uns prueba de inglés para aplicar. Si bien aclara que los papeles requeridos se consiguen fácilmente, se necesita plata porque los exámenes de idioma y la visa son caras.
Paulina fue a Canadá y la empresa que la contrató le tramitó una visa de trabajo
Al igual que Tomás, al principio tuvo experiencias laborales en gastronomía y limpieza con un sueldo como mínimo de A$18 (u$s12,20) por hora. "Cada provincia tiene sus reglas, pero es muy importante llegar con un nivel mínimo de inglés para conseguir mejores trabajos. Si sos más aguerrido, podés probar en la construcción, pero necesitas plata porque hay que sacar licencias y hacer cursos", revela.
Luego decidió postularse para una visa working holiday en Canadá. Si bien saber idioma no es un requisito, todo depende de la suerte: los candidatos se eligen por sorteo.
En 2019 salieron sorteados ella y su pareja y partieron con trabajo y casa a Saint Damien de Buckland (Quebec), donde la empresa que la contrató le tramitó una visa de trabajo. La hora se abona a partir de un mínimo $15 dólares canadienses (u$s11,40), aunque el promedio es 19 (u$s14,50) y puede llegar a C$22 (u$s16,75).
Paulina aclara que la vida en Québec es más cara y el alquiler de un monoambiente ronda los C$1.200 (u$s915) mientras que, en las afueras se consiguen casas por C$650 (495).
En Québec, donde se habla francés, el Gobierno habilita la posibilidad de estudiar el idioma gratis y si se concurre a clase más de una vez por semana además se le paga.
"Yo amo viajar, porque te abre el mundo. En Australia conocí gente de países impensados. El intercambio cultural es hermoso. Yo pude ahorrar y me fui a la India a estudiar yoga. Conocí el sudeste asiático y viajé a Indonesia con un pasaje de C$300 (u$s230)", afirma..
Trabajar y vivir en Europa
A los 25 años, Valentín se fue de su Mendoza natal a trabajar a Estocolmo (Suecia) con una visa working holiday. A los 20 días consiguió trabajo por u$s1.500 full time sin impuestos.
Valentín viajó a Suecia y consiguió trabajo como Motion Designer. Más tarde llegó su novia y a las pocas semanas consiguió trabajo de diseñadora UX
Esa experiencia fue breve, porque al poco tiempo fue contratado como Motion Designer: su salario calculado en pesos es 197 veces más alto que su sueldo anterior en Argentina.
"En Suecia está mal visto que una empresa pague menos de u$s2.500 por un trabajo full time a un profesional. En promedio, es de entre u$s3.000 y u$s4.000", confía.
Valentín cuenta que creció muy metido en Internet, con amigos de muchos países, por lo que veía cómo se vivía en otras partes del mundo y soñaba con poder mudarse a alguno de ellos.
"En 2017 me recibí de diseñador, empecé a trabajar y no estaba muy contento con mi vida. Veía que era imposible irme a vivir solo y se me hacía muy difícil crecer profesionalmente", recuerda.
En 2019 tramitó su visa y se fue. Llegó con la plata justa, vivió semanas muy estresantes buscando trabajos de servicio todos los días. Entonces se preguntó qué pasaría si aplicaba a un puesto de su profesión: envió muchos CV y consiguió sus primeras entrevistas.
Cuando se cumplió el año, su empresa le patrocinó un permiso de trabajo para que quedara. Una vez instalado, también se mudó su novia y él le tramitó otro permiso laboral: demostraron su relación de hace años a través de redes sociales.
Ella llegó en 2021 y a los tres meses encontró un puesto relacionado con su carrera. Recientemente se incorporó a una multinacional a través de LinkedIn.
"Recién recibida en Diseño UX/UI, con solo 24 años y menor nivel de inglés, cobra más que yo en su nuevo trabajo. Pudimos mudarnos a nuestro propio departamento en una zona tranquila y estamos muy contentos acá", confía Valentín.
Las visas working holiday son una gran alternativa para quienes quieren conocer el mundo. Los argentinos son muy valorados por su formación y aquellos con pasaporte europeo la tienen aún más fácil.