Ser emprendedor en la Argentina no es una tarea fácil; y mi caso no fue una excepción. Comencé a trabajar en una empresa familiar a los 21 años mientras estudiaba agronomía en la UBA.
En 2003 me abrí por mi cuenta y comencé a sembrar en la Argentina y después también en Uruguay. Tuve unos años de crecimiento, pero en 2008 sufrí pérdidas y quedé bastante endeudado.
Llegué a manejar entre agrícolas y ganaderas unas 25.000 has en Argentina y 8000 en Uruguay. En Uruguay, del 2015 al 2017, por efectos del mal clima perdí toda la soja que era el principal cultivo, y fui liquidando todo el negocio hacia 2018.
En la Argentina tenía mi principal foco en la zona de General Villegas donde se inundó en 90% de los campos. La inundación duró 2 años aproximadamente.
Empecé a tener cheques rechazados, después pasé a los embargos, y no me quedo otra solución que presentar un concurso preventivo con la idea de tener un tiempo de recuperación para seguir sosteniendo la empresa.
Pero finalmente presenté la quiebra con la idea de arrancar de 0 después de algún tiempo.
No desistir, la clave del éxito
Muchas empresas y personas seguramente pasaron por lo mismo que yo, con los consiguientes problemas tanto económicos como emocionales que eso genera, y que en la desesperación llevan a tomar decisiones equivocadas.
En muchos casos de empresas familiares, la familia misma y muchos de sus empleados dependen exclusivamente de los ingresos generados por el campo o la empresa de agro, y no hay demasiado para cortar sin provocar sufrimiento a las personas.
A partir de mi experiencia es que me atrevo a compartir una serie de consejos y recomendaciones que pueden servir para minimizar este tipo de problemas, sobre todo si se quiere emprender en el sector del agro:
No decidir solo; consultar con personas de confianza que tengan criterio (asesores, amigos, vecinos, etc.), tambíen es fundamental elaborar un presupuesto realista con futuros ingresos y gastos con sus prioridades.
Privilegiar la familia y salvar el dinero para vivir hasta los próximos ingresos probables. Otro punto fundamental es hacer una lista de los acreedores con sus montos y plazos y empezar negociando con los que se puede estirar los pagos (bancos, proveedores de insumos, Sgrs, etc)
Asimismo, es vital evitar cheques rechazados y los embargos a toda costa; queda manchado el CUIT y la posibilidad de financiarse en el futuro.
Ser realistas
También es fundamental, prorrogar los contratos forwards que no se puedan cumplir, y refinanciar en caso que estén atados a créditos de dinero o insumos.
Y descartar planes de crecimiento si no hay cómo financiarlos, y ser muy realistas en cuanto a la cantidad de empleados y la posibilidad de mantenerlos.
Solo mantener los campos alquilados en los casos que se pueda negociar razonablemente con los propietarios para seguir adelante de manera asociativa y con buen espíritu de diálogo y comprensión de las necesidades de ambas partes.
En el caso de hacienda se puede vender a término los destetes, si es posible mantener el rodeo de cría; vender todo lo vacío aunque tenga posibilidad de preñarse más tarde (no tendría que quedar hacienda que no esté produciendo), tratar de conseguir reservas o adecuar la carga a la situación del campo.
En campo propio se puede pasar de sembrarlo a arrendarlo hasta resolver la situación. Si hay financiamiento con garantía real y hay intenciones de seguir en el negocio es una opción siempre que no se comprometa más del 15-20% del patrimonio del campo.
Asimismo si la situación es muy desesperante y finalmente hay que concursarse, no esperar hasta el último día, cuanto antes se haga, más posibilidades de salir bien existen, pero en ese caso, hay que tener la cabeza muy fría y asesorarse bien, no es fácil de sobrellevar el proceso ni las consecuencias.
Hace un año armé una plataforma digital de Marketplace para el sector del agro y empezamos a trabajarla muy a pulmón.
Es un proyecto en el que encontré un potencial inmenso, ligado al campo que es lo que yo conozco y viví durante toda mi vida, y donde se podía crear muchísimo valor.
*Por Vicente Leo Martín, fundador y director de FlashAgro