Corría el año 2008 y la crisis financiera que llevó a la quiebra al banco de inversión norteamericano Lehman Brothers generó una oleada de miedo y desconfianza en las instituciones financieras "tradicionales". Este panorama de incertidumbre fue el disparador para que la primera y quizá la más popular de las aplicaciones de blockchain, viera la luz: el Bitcoin.
Sus creadores proponían un sistema donde las transacciones fueran controladas y validadas por los usuarios, de manera descentralizada. Gracias al uso de algoritmos, funciones matemáticas y la tecnología existente, Bitcoin permitiría el envío de dinero entre personas de manera segura y comprobable.
Sin embargo, la complejidad del sistema financiero –que no se limita simplemente al envío de divisas entre personas e incluye operaciones como préstamos y hasta la compraventa de contratos por futuros de soja, por mencionar algunas– generó una creciente intersección entre el mundo fintech y el de los criptoactivos.
Luego de 15 años, la adopción de las cripto monedas está más cerca de lo que creemos. Los bancos comerciales y otras instituciones financieras como JP Morgan, Mastercard y Societe Generale avanzan sobre la adopción de esta nueva tecnología.
El primer préstamo en cripto
Y noticias como el anuncio que el "Huntingdon Valley Bank en EE.UU. realizó el primer préstamo comercial en cripto" o que "Visa incorporó el uso de crypto para pagar transacciones y alcanzó los u$s2.500 millones de volumen en el primer trimestre del producto", son cada vez más frecuentes.
El impacto que la tecnología blockchain genera en el mundo de las finanzas es una realidad y con cierta decepción comprobamos que en otros ámbitos de la sociedad es limitado, desconocido o se habla muy poco.
Algunos proyectos buscan la creación de un criptoactivo que represente un ingreso universal básico que asegure una mínima calidad de vida a las personas en situaciones vulnerables.
Otros ejemplos incluyen HerStory, que apoya a artistas de comunidades subrepresentadas y Mucho Love, una iniciativa de LilNounsDAO, que quiere generar impacto social desde comunidades pequeñas.
Toucan busca resolver el mercado de los créditos de carbono y asegurarse que los fondos recolectados por la compra de estos créditos alcancen a proyectos verificados para reducir el impacto al medioambiente.
Endaoment redefine la infraestructura de donaciones a organizaciones sin fines de lucro y acerca a los donantes con las causas que apoyan.
Expertos en blockchain
Como vemos, los casos son limitados y las comparaciones sostienen este argumento. Según la agencia Reuters, el volumen transaccional en exchanges de criptoactivos superaron los u$s5 trillones por año (¡equivalente a tener esta cifra seguida por 12 ceros!).
Mientras que The Giving Block, uno de los proyectos de impacto social que mayor volumen de donaciones lograron, llegó a los 9.000 millones de dólares.
Uno de los fenómenos más interesantes que se popularizaron gracias a esta tecnología es el de las Organizaciones Autónomas Descentralizadas (DAO, por sus siglas en inglés), que facilitan la canalización de esfuerzos individuales por un interés común, lo cual resulta prometedor para organizaciones que buscan generar impacto social.
El uso de esta tecnología en el tercer sector es, por el momento, poco significativo en comparación con las aplicaciones financieras del ecosistema.
Las intenciones existen, pero el camino hacia el impacto social efectivo es poco claro y requiere de exploración, experimentación y refinamiento.
Para reducir esta brecha es necesario conectar a quienes trabajan para generar cambios sociales con los expertos en blockchain para pensar soluciones de manera conjunta.
Los invito a compartir sus desafíos, ideas y expectativas para facilitar la conexión entre los dos ecosistemas con el fin de pensar y cocrear soluciones nuevas para mejorar nuestra sociedad.
*Por Tomás Soracco, cofundador de POAP y profesor del ITBA especializado en blockchain