Alcanzado el objetivo de la segunda versión del "dólar soja 2", el ministro de Economía, Sergio Massa, apura las negociaciones con las próximas autoridades económicas de Brasil para fortalecer las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Equipos técnicos de ambos países trabajan para llegar a un acuerdo en el lanzamiento del "Sur", la moneda común a los dos países, que servirá para financiar el comercio exterior entre Brasil y la Argentina.
El objetivo del ministro de Economía es que el lanzamiento se haga el próximo 24 de enero, cuando Inácio Lula da Silva -quien asume como Presidente este domingo en Brasilia- visite Buenos Aires para participar de la cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).
El acuerdo que busca Massa ya fue abordado en la reciente visita que el ministro argentino realizó al país vecino junto a su asesor diplomático Gustavo Martínez Pandiani y a Marco Lavagna, titular del INDEC.
El planteo fue presentado a Fernando Haddad, futuro ministro de Hacienda del próximo gobierno de Lula, y a Geraldo Alckmin, futuro vicepresidente y ministro de Industria y Comercio. Alckim tendrá bajo su órbita el estratégico Banco de Desarrollo (BNDS), entidad que financiará una parte del gasoducto Néstor Kirchner.
La importancia del "Sur" para decirle chau al dólar
Un miembro del equipo económico expresó que la idea es que la nueva moneda -Sur- sirva para evitar el uso de dólares en el intercambio comercial entre ambos países.
Sergio Massa apura la moneda común con Brasil
"Será una moneda común -no una moneda única-, ya que cada país mantendrá su propia moneda (el peso y el real). Tendrá como único objetivo el ahorro de divisas. En lugar de utilizar dólares, se usaría la moneda común", indicó el funcionario a Iprofesional.
La Argentina registra importaciones por unos u$s13.000 millones anuales. El objetivo es utilizar la nueva moneda en lugar de divisas, que es lo que escasea en el BCRA. El déficit comercial de este año sería de entre u$s2.400 a u$s2.500 millones.
De hecho, recién reapareció el superávit comercial -pequeño, por cierto, de apenas u$s57.000.000- en octubre último.
Los técnicos de ambas administraciones trabajan sobre la forma de implementar el mecanismo. Desde el equipo de Massa explicaron que sería de "rápida instrumentación" en ambos países, ya que "no se trata de una moneda de libre circulación sino que será exclusivamente para el comercio exterior".
En el equipo económico destacan la relevancia que el propio Alckim le dio a la iniciativa. De todos modos, está claro que la puesta en marcha de la moneda en común dependerá, finalmente, de una decisión política de Lula. "El futuro presidente brasileño está muy interesado en que esto avance rápido", destacaron en el Palacio de Hacienda.
¿Brasil ayudará con los DEGs?
Semanas atrás había trascendido que Massa haría un intento por conseguir los u$s8.500 millones en DEGs que Brasil recibió el año pasado de parte del FMI, cuando se hizo la capitalización del organismo.
El objetivo de Massa es que el lanzamiento del "Sur" se realice cuando Lula esté en Buenos Aires
Aquella transacción le permitió a la Argentina percibir u$s4.300 millones, pero Martín Guzmán utilizó ese dinero para pagar un vencimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI), ya que todavía no estaba cerrado el acuerdo con el organismo.
Ahora, desde Economía le ponen paños fríos a esa posibilidad. Al menos para que tenga una definición rápida, como son las necesidades de la Argentina por mostrar que las reservas del BCRA se fortalecen (o, cuanto menos, que no caen).
Distinto es el caso de la relación con China. A mediados de noviembre, durante la cumbre presidencial que tuvo con Xi Jinping, Alberto Fernández acordó ampliar el swap en u$s5.000 millones para poder utilizar en el comercio entre ambos países.
Así, ya se activaron u$s500 millones adicionales a los u$s500 millones que ya estaban siendo utilizados.
Se trata de yuanes que están en las reservas del BCRA y que la Argentina utiliza para hacer frente al déficit comercial con China. De esa forma, evita utilizar los escasos dólares y le paga a China con los mismos yuanes que ese país nos presta.