A través de un informe, el medio de comunicación especializado en economía y finanzas Bloomberg, brindó un panorama sombrío para la Argentina, que va de la mano con la situación financiera actual.
Aún teniendo en cuenta la histórica convivencia del país con la devaluación, el artículo expresa que la disminución del valor del peso es casi inevitable debido a la escasa cantidad de efectivo.
El principal involucrado en esta situación es el Banco Central de la República Argentina. Según Bloomberg, la constante venta de dólares por parte de los operadores del organismo ha mantenido hasta el momento equilibrado al peso. Pero igualmente, surge en un intento desesperado para evitar la devaluación.
Con un análisis más profundo, el artículo expresa una sospecha por la conducta del Banco Central. Con relación a los componentes de las reservas de dinero, plantea que ni el banco o sus funcionarios dan indicios de cómo es realmente que se utilizan las mismas.
Con un gasto diario de aproximadamente u$s60 millones, resulta llamativa la cantidad de u$s38.000 millones dentro de las reservas brutas.
Los operadores locales se preparan para la devaluación
En el mes de julio, el valor del dólar alcanzó los 350 pesos en el mercado paralelo no oficial. La inminente devaluación podría generar una suba inmediata del 30% en los precios de bienes esenciales, como los alimentos.
Esto no es más que una profundización de las dificultades financieras para los argentinos, ya acostumbrados a soportarlas durante años.
Ante el reciente reemplazo de Sergio Massa por Silvina Batakis en el cargo de Ministro de Economía, Bloomberg anticipó divisiones políticas, que repercutirán directamente en las acciones de los inversionistas. Sin embargo, Massa recibió mayor respaldo para cumplir con sus funciones en la posición.
Los ahorristas argentinos se apuran para retirar su dinero
Las decisiones del Gobierno, sus disputas internas y su constante reestructuración no les dan la confianza a los ahorristas para mantener sus dólares en sus cuentas bancarias.
Por lo contrario, deciden retirarlos lo antes posible, lo que lleva a una baja en los depósitos, que recientemente alcanzó su nivel más bajo desde 2016, luego de haberse retirado un total de u$s750 millones.
En este contexto, es muy improbable la ayuda financiera externa para controlar la situación. Los inversionistas, por un lado, temen que vuelvan a producirse defaults, por lo que no prestan su dinero. Tampoco se puede contar con el Fondo Monetario Internacional, que no tendría interés en seguir comprometiendo capital.