El Banco Central y el Gobierno de Alberto Fernández están en una situación delicada. Luego de la salida del ahora ex ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, el Ministerio de Economía que precede Martín Guzmán quedó en una posición comprometida y se prepara para tomar una medida poco popular: endurecer el cepo cambiario.
Como explica iProfesional, desde los despachos oficiales intentan quitar dramatismo: aseguran que, a diferencia de años pasados, ahora las cerealeras distribuyen su oferta de dólares a lo largo del año. Y que no habrá una "seca" de divisas.
Desde la City, los economistas más consultados entre empresarios líderes y también por políticos tienen una mirada más conservadora del mismo asunto.
Sostienen que el escenario es muy complicado y que -de no cambiar 180 grados la dinámica con las reservas-, el Gobierno se verá obligado a tomar medidas adicionales.
Nuevo cepo al dólar
El número que está en la mira son los u$s1.200 millones a u$s1.300 millones que todos los meses salen del Banco Central para tres cosas: el dólar "ahorro"; los gastos con tarjetas en dólares (turismo y pagos de servicios dolarizados) y los pagos de deuda de las empresas.
Esto incluye el pago de servicios como Netflix, Spotify, Google, entre muchos otros. Además, según fuentes consultadas, estos servicios se podrán seguir pagando con los dólares almacenados en la caja de ahorro.
Algunos analistas están convencidos de que, a menos de que el BCRA logre dar vuelta la ecuación, estas medidas restrictivas llegarán más temprano que tarde.
Ya sea en lo que refiere al dólar ahorro, que por ahora continúa en los u$s200 mensuales. O novedades por el lado del dólar "turista". Los pagos con tarjetas hoy en día se hacen al dólar oficial y se les cargan los impuestos PAÍS y un adelanto de Ganancias.
¿De qué serviría un desdoblamiento cambiario? Muchos creen que el lado positivo vendría por el lado de los turistas extranjeros que visitan la Argentina -en su mayoría de países fronterizos- que llegan con dólares billetes en sus bolsillos, que venden en el mercado paralelo.
Con una segmentación del mercado, esos turistas de Uruguay, Chile y Brasil podrían pagar sus gastos directamente con la tarjeta de crédito, y esos dólares irían a las reservas del Banco Central.
El costado negativo de un desdoblamiento, está claro, es que existe un consenso en que "esas historias no terminan bien". Básicamente porque el mercado se empieza a preguntar -desde el minuto uno de su implementación- en qué momento sobrevendrá una devaluación del mercado "comercial".