De cara a las elecciones de este año en Brasil, y con un clima muy caliente en contra de Bolsonaro, Lula Da Silva, candidato de la oposición y favorito en las encuestas, propuso la creación de la moneda comunitaria SUR para que Latinoamérica no dependa del dólar.
La idea de una moneda común es recurrente en Brasil. El ministro de Economía de Bolsonaro Paulo Guedes propuso recientemente la creación del "peso-real", una moneda común entre Argentina y Brasil que rápidamente fue desmentida por los Bancos Centrales de ambos países debido a las grandes críticas por la imposibilidad del proyecto.
Ahora, Lula aseguró durante un discurso que una de sus banderas es volver a integrarse con Latinoamérica, y que "si Dios quiere, crearán una moneda en América Latina, porque no tiene que depender del dólar".
Cómo sería la moneda SUR, el "euro latinoamericano"
La moneda SUR buscaría incrementar la integración regional y fortalecer la soberanía monetaria de la región al igual que el euro. Sin embargo, sería una moneda digital emitida por un Banco Central Sudamericano, "con una capitalización inicial realizada por los países miembros, proporcional a sus respectivas participaciones en el comercio regional", según detallaron Gabriel Galípolo, expresidente del Banco Fator, y el economista Fernando Haddad en un artículo en Folha.
Lula Da Silva, candidato a presidente en Brasil
La capitalización de SUR "se haría con las reservas internacionales de los países y/o con un impuesto sobre las exportaciones de los países fuera de la región". Además, los países miembros "recibirían una dotación inicial de SUR, según reglas claras acordadas, y serían libres de adoptarlo a nivel nacional o mantener sus monedas. Los tipos de cambio entre las monedas nacionales y SUR serían flotantes".
Según los autores, "la creación de una moneda sudamericana puede impulsar el proceso de integración regional, marcado por un ritmo lento y momentos de retroceso, y fortalecer la soberanía monetaria de los países sudamericanos, que enfrentan limitaciones económicas derivadas de la fragilidad internacional de sus monedas".
El proyecto se sustenta en que cada vez más países del continente dependen fuertemente del dólar tales como El Salvador y Ecuador que debieron abandonar sus propias monedas. Por el lado de Panamá, Argentina y Venezuela, la moneda estadounidense tiene una fuerte influencia en las economías locales.
Los antecedentes del euro y otras monedas comunes
El euro es el ejemplo de una moneda común exitosa que, a pesar de varias crisis, logró mantenerse desde 1999 en 19 países del continente. Además, las monedas de Bulgaria, Croacia y Dinamarca están ligadas al euro.
Sin embargo, no fue la primera. El primer gran plan europeo de unidad económica fue la Unión Monetaria Latina, impulsada por Francia en 1865 junto con Bélgica, Italia, Suiza y posteriormente Grecia. La unión consistió estrictamente en fijar un tipo de cambio de sus respectivas monedas con un patrón de oro y de plata. No hubo una moneda común, pero el tipo de cambio era de uno a uno: una lira valía un franco.
El euro es una de las pocas monedas "comunes" exitosas
Sin embargo, mantener su valor fue imposible por las fluctuaciones de la plata y el oro. Además, la falta de una política común de los países llevó a la moneda directo a su fracaso. Otro caso fallido es el de la Unión Monetaria Escandinava, proyecto que nació en 1873 en Suecia, Dinamarca y Noruega y en el que cada país mantuvo su moneda, pero la corona sueca y el Banco de Estocolmo se erigieron como referencia. La cercanía geográfica, la igualdad económica y una ambición de unidad política eran claves para su éxito, sin embargo la Primera Guerra Mundial hizo fracasar la idea.
En la otra vereda está, por ejemplo, Irlanda, que logró adherirse a la libra británica desde 1826 hasta 1979, cuando comenzó su camino al proyecto de la unión monetaria europea. Por su parte, Bélgica y Luxemburgo mantuvieron una unidad monetaria desde 1922 hasta el euro.
¿Una moneda común en África?
África planea la construcción de la moneda común ECO, planeada para el 2027 después de que la pandemia del coronavirus obligara a posponerlo. Para participar en la utilización del ECO, los países de África occidental acordaron unos criterios de convergencia, entre los que destacan un déficit de menos del 3%, una inflación inferior al 10% y una deuda que no supere el 70% del producto interior bruto (PIB). En 2018 ningún país cumplió todos los criterios, y en 2017, lo hicieron tres, según datos de la Comisión de la CEDEAO.
Uno de los retos para el lanzamiento de una divisa única fue el hecho de que ocho países de la región utilizan el franco CFA, una moneda creada en 1945 por Francia, otro es el de la actual paridad con el Euro de esa moneda, pactada con el país galo. Y otro las enormes diferencias entre los países de la región, entre los que se cuentan Nigeria, país exportador de petróleo que representa dos tercios del PIB regional, o Níger, uno de los más empobrecidos del mundo, según informó el sitio Baenegocios.