Las criptomonedas fueron una de las herramientas de inversión que más crecieron en la Argentina en el último año y ya están presente en la cartera de uno de cada diez adultos en el país, según trascendió en un estudio realizado por Americas Market Intelligence (AMI). La cifra equivale al doble del promedio de otros países de América Latina como México, Perú o Brasil.
Pero también hay muchos ahorristas que no se decidieron por sumarlas a sus carteras de inversiones. Para todos ellos diferentes existen opciones para incorporarlas sin la necesidad de tenerlas.
A continuación te mencionamos las más destacadas:
Contratos por diferencia (CFD o contract for difference)
Es una de las herramientas más riesgosas y demandan una alta tolerancia al riesgo y conocimientos sobre cómo funcionan.
Es importante destacar que tiene el atractivo de ser potencialmente muy rentable por ser una inversión de derivados en la que se obtiene como beneficio la diferencia entre el precio de apertura y de cierre del contrato.
De esta manera, si el valor cae, se gana dinero. Pero si sube, ocurrirá lo contrario.
Al ser un mercado complejo, es clave conocer antes de poner un pie aquí para evitarte grandes dolores de cabeza y arriesgar dinero.
Acciones en empresas relacionadas con criptomonedas
Es posible apostar por estos las criptomonedas con herramientas que te permiten hacerlo de manera indirecta.
Al adquirir acciones en empresas relacionadas con el mundo cripto, la desarrolladora de tarjetas gráficas Nvidia, fundamentales para la minería de estos activos digitales, o sus competidores, como AMD o Intel.
Desde la Argentina se los puede incorporar comprando en pesos o dólares sus respectivos Cedears.
También se puede incluir en la cartera de inversiones a los títulos de plataformas dedicadas directamente al comercio de criptomonedas, como Binance y CoinBase.
Los fondos de inversión cotizados
Los fondos cotizados (ETF) son una alternativa de inversión que se puso de moda en los últimos meses.
Mediante esta alternativa no se estará apostando el dinero de manera directa al crecimiento de uno u otro activo, sino a un cúmulo de activos manejados por firmas especializadas.
Los ETF siguen el rendimiento de uno o varios grupos. Es decir, no se compra el activo, sino el valor que marca el precio. Por ejemplo, un ETF de Bitcoin se guía por el precio de ésta; si se compra, solo se obtiene ganancias si su valor asciende, o se pierde si baja, pero no se adquiere la criptomoneda como tal en ningún momento porque sólo apuesta por su valor.
Las plataformas tradicionales de bolsas permiten las operaciones con ETF, esto quiere decir que aunque no tengan integrado el protocolo de la criptomoneda, el valor de esta se puede sumar a múltiples mercados.
En resumen: es más fácil adentrarse a los mercados tradicionales con un ETF de Bitcoin y no con la criptodivisa directamente.
Por otro lado, si se adquiere un ETF de la moneda virtual, no hay que preocuparse por la seguridad -como hackeos o robos-, ya que técnicamente no se tiene ninguno.