El metaverso suena cada vez con más fuerza. Si bien parece un término del futuro, ya aparecen las primeras experiencias en plataformas que mezclan lo virtual y lo real, en el que las personas son avatares y las acciones cotidianas tienen lugar en la "tierra prometida 4.0".
La innovación promete experiencias inmersivas, con escasa distinción entre lo digital y lo físico. La gente, además, no sólo juega o se divierte: puede comprar, trabajar, aprender e interactuar con otros que son parte de ese mundo virtual. Y promete ser la próxima gran tendencia según dos informes a los que accedió iProUP:
- Significará negocios por cerca de u$s800.000 millones, según Bloomberg Intelligence
- Será una de las 14 tecnologías que revolucionarán la vida en los próximos años, de acuerdo con Bank of America
Las primeras plataformas inspiradas en el metaverso ya son una realidad: se pueden adquirir lotes (en la forma de tokens no fungibles o NFT) en universos virtuales y hasta construir casas en ellos.
¿Dónde se pueden comprar inmuebles en el metaverso?
The Sandbox, Decentraland, CryptoVoxels y Somnium Space son algunos de los desarrollos más exitosos de lotes virtuales en NFT. En noviembre marcaron un récord: registraron un volumen de compraventa combinado de u$s106 millones por parte de más de 6.000 traders durante una semana.
Estas cuatro plataformas se basan en la blockchain de Ethereum, aunque las iniciativas de otras cadenas, como Solana, también pisan fuerte en ese nuevo mundo. Pero el gran interrogante es si los "ladrillos virtuales" son realmente una inversión interesante.
En Argentina, la compra de tierras dentro de este universo digital ya existe: la firma local CriptoCountry es la primera en Latinoamérica en ofrecer este servicio. Recaudó más de u$s3 millones en inversiones y permite adquirir terrenos desde u$s10.
Giovanni Caroglio, CEO de CriptoCountry, indica a iProUP que la idea nació ante un problema del mundo inmobiliario real: en la región se debe hacer un gran desembolso y el recupero es muy a largo plazo.
"Alquilar también conlleva ciertos riesgos. No tiene sentido invertir tanto para ganar tan poco mes a mes, por eso creamos una solución, en el marco de un juego 3D inmobiliario", expresa.
Atención: las plataformas se reservan ciertos derechos (como bloquear las operaciones) si lo consideran necesario
En este desarrollo, realizado bajo tecnología blockchain, se opera con el uso de NFT, únicos e irrepetibles, que representan los inmuebles ubicados en un "continente" que pertenece al metaverso del mundo Thron y aloja un juego 3D en el que interactúan jugadores e inversores.
CryptoCountry posibilita la adquisición de un terreno en 30 ciudades, cada una de ellas con diferentes características de capitalización:
- Bitcoin City: u$s10
- Ethereum City: u$s25
- Torren City: u$s50
- Thron City: u$s100
- Trezzor City: u$s150
Los inversores son parte de la comunidad y tienen acceso a la compra de paquetes NFT con muebles, árboles, animales y muchos elementos más. El objetivo es que cada propiedad aumente su valor y posición en el marketplace de la plataforma, por lo que se convierte en una opción para resguardar ahorros y lograr rentabilidad, similar a lo que ocurre con el mercado inmobiliario tradicional.
No obstante, según el ejecutivo, CriptoCountry es una mejor alternativa porque el monto para ingresar es mucho menor y el retorno más rápido en el tiempo. La demanda hoy en día es altísima.
"Son tierras que no tienen mantenimiento y sus transferencias solo cuestan lo que demande la red blockchain que se utilice. Teniendo en cuenta todos los impuestos que influyen sobre un inmueble físico, la propuesta de terrenos en el metaverso resulta competitiva", enfatiza el CEO.
¿Es legal comprar inmuebles en el metaverso?
Más allá de sus ventajas, antes de invertir en instrumentos 4.0 hay que estar seguros sobre los aspectos legales. En diálogo con iProUP, el contador público y docente Marcos Zocaro resalta que se debe tener cuidado con este tipo de "inversiones" debido al riesgo que representan.
"Alguien puede comprar un 'terreno' en el metaverso y mañana ver duplicado su precio, pero también puede perder valor. Incluso, el dueño puede 'construir' y 'alquilar' ese inmueble o hasta desarrollar algún negocio, como galerías de arte", expresa.
Para el contador, "hay mucho FOMO (miedo de quedarse afuera), similares a los de la plataforma Second Life, con más de 20 años". Sin embargo, para Zocaro, la diferencia fundamental es que hoy mejoró la tecnología y se le incorporó blockchain.
Asegura que este tipo de desembolso no tiene valor como un inmueble en sí, no se registra en el Registro de inmuebles. Sin embargo, se puede calificar como un activo digital.
Guillermo Navarro, abogado especializado en derecho tecnológico y Propiedad Intelectual, señala a iProUP que la comercialización de terrenos en el metaverso tiene valor jurídico y legal.
"La compra de este tipo de bienes es como la de cualquier otro activo digital: lo que adquirimos en realidad es una licencia de uso. La compra de tierras en el metaverso no posee un desarrollo necesario para conocer sus implicancias, pero seguramente aplicaremos principios jurídicos conocidos", enfatiza.
Según el letrado, "obtendremos una licencia de uso de ese espacio como obtenemos la licencia para ver una película en formato digital, pero no la propiedad del elemento. Si se utiliza la tecnología para acuñar los NFT, sería una propiedad en formato de token, pero tendremos que ver si este tipo de activos puede usarse fuera de la plataforma", explica Navarro.
En sintonía con su colega, el abogado Ismael Lofeudo remarca a iProUP que "la adquisición de derechos sobre un activo virtual tiene efectos legales como en el caso de un activo intangible".
"En el caso de metaversos, como Descentraland, que usan blockchain para registrar información, los 'terrenos' son representados por 'tokens' únicos que identifican los distintos activos como lotes de tierra y se registran en una base de datos pública", explica.
Asimismo, el abogado comenta que estos inmuebles pueden ser transferidos entre los usuarios sin necesidad de intervención de un tercero y la plataforma sabe quién puede disponer de ellos.
"Para saber qué derechos nos va a conceder ese activo virtual dentro de la plataforma, habrá que leer con atención los Términos y Condiciones", aconseja Lofeudo.
En tanto, Navarro comenta que ante una división de bienes o sucesión, debe indagarse en los términos y condiciones del metaverso para aplicar el concepto tradicional.
"Al momento del divorcio, los activos digitales siguen la suerte de las cuentas de quien figura como titular con acceso de clave y usuario. Queda analizar si hay forma de transferir el acceso al recurso digital y si entra en el proceso como un bien con valor determinado o en el concepto de tenencias digitales", asevera.
Lofeudo añade que también hay que ver los términos de la plataforma para saber si los derechos se extinguen con la muerte del causante por el cierre de la cuenta personal.
¿Se pueden "robar" los inmuebles virtuales?
Si bien no se pueden "robar" en el sentido clásico del término, las plataformas pueden hackearse y los usuarios perder la propiedad del inmueble. En estos casos, Navarro explica que la reglamentación seguramente indique formas de control ante estos casos. Siempre se pueden plantear acciones judiciales ante hackeo o problemas en la programación.
"La plataforma debe considerar formas de moderar la conducta de los usuarios, sancionando a los que incumplan los Términos y Condiciones, y será responsable si por su deficiente moderación se perjudica a uno en particular. No olvidemos que presta un servicio y debe garantizarlo", comenta Lofeudo.
Asimismo, el letrado señala que los Términos y Condiciones de Decentraland específicamente expresan que "en caso de incumplimiento por su parte de estos Términos", la plataforma puede limitar, suspender y bloquear el uso de contenidos, además de adoptar cualquier otra acción para evitar futuros incumplimientos.
"Por ejemplo, si alguien mediante un error en la programación puede quedarse con algo y controlarlo. También hay que pensar qué pasa si uno compra y luego el proveedor decide no continuar el proyecto: ¿Devuelve lo pagado? ¿Hasta cuándo prestara él servicio? Son preguntas para un sistema que aún no conocemos del todo", concluye Navarro.