El modus operandi es muy similar en todos los casos: los estafadores buscan personas con urgencias económicas, en conflictos laborales o edad avanzada.
Lo más terrorífico es que saben todos sus datos, su número de celular, cuentan con nombres y apellidos, lugares de trabajo o categorías impositivas.
Así funciona la estafa
Cuando el estafador llama se hace pasar por empleados públicos y le hace creer a su interlocutor que fue "beneficiado por el bono de fin de año que el Ministerio de Desarrollo Social otorga en el marco de las políticas paliativas contra la pandemia" o por "pertenecer a una empresa con problemas financieros y retrasos a la hora de pagar sueldos".
En otros casos cuentan que es parte del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción. Algunas de estas son las cadenas de estafas que hacen ciertos hackers que buscan entrar en cuentas bancarias, usando para eso la necesidad de la gente.
Le piden a la víctima incauta que anote el nombre de la persona con la que está hablando, y una dirección de la oficina desde donde se comunica. Comentan "cómo funciona el subsidio".
Al lograr confianza con el "cliente" del otro lado del teléfono, no solicitan ningún número personal ("para su seguridad"): simplemente, el banco en el que está afiliado.
Luego de decir el monto correspondiente a la "ayuda" o "bono", explican que hay que operar con una clave que dan y que debe ser ingresada voluntariamente –pero de prisa porque ese día "termina el beneficio que su empleador evidentemente nunca le notificó"– a través de un cajero, para hacer el depósito en una cuenta (propia o no) en el marco de esa supuesta política pública. Una vez cumplidos los requisitos, toda la plata allí guardada desaparece.
De acuerdo con uno de los mayores especialistas argentinos en ciberseguridad y CEO de BTR Consulting, Gabriel Zurdo, el ciberdelito en la Argentina –constituido como "industria"– experimentó un alza exponencial en todos sus indicadores desde febrero de 2020 hasta la fecha. No solo en cantidad de ataques, sino en cuanto a eficacia en la concreción de la estafa, según informó La Nación.
Estafas con criptomonedas
Recientemente, el mundo cripto fue presa de un nuevo fraude, basado en la serie surcoreana El Juego del Calamar. Aprovechando la popularidad del producto de Netflix, un grupo de estafadores lanzó una nueva criptomoneda que, tras alcanzar un precio increíble, cayó a cero.
Squid Game (SQUID) se presentó como un videojuego para ganar divisas virtuales y llegó a valer u$s2.860 en pocas horas. Con la misma velocidad, esos estafadores abandonaron las cuentas de Twitter y Telegram, desconectaron la página web y se llevaron u$s3,4 millones.
"La alta volatilidad de los criptoactivos más conocidos reacciona solo por un posteo de alguien con influencia en las finanzas. De hecho, se han creado criptoactivos desde un meme", cuenta a iProUP Silvia Iglesias, del estudio ITSB, en alusión a DogeCoin y el rol de Elon Musk alterando su valuación a través de Twitter.
Según la experta, antes de comprar "es importante ver el respaldo que tiene cada uno de estos productos. Para la mayoría es la confianza: el Bitcoin posee el nivel más alto porque tiene una emisión limitada, retribuye a los que procesan las operaciones (mineros) y hasta se está probando para el pago de bienes o servicios".
Más allá de las divisas conocidas, Norberto Saraceni, socio de la consultora Baker Tilly, remarca a iProUP que "no hay garantía de que un proyecto de cifrado en el que se invierta tenga éxito", ya que "la competencia es feroz".
Por lo tanto, recomienda: "Para mitigar este riesgo, es importante hacer un análisis profundo de las características del proyecto, su viabilidad y la reputación de las personas involucradas. En un futuro muy cercano, estos proyectos deberán mostrar calificaciones de riego y auditorías externas independientes".
El especialista Cristian Borghello enumera a iProUP los tipos de fraude más utilizados en el mundo de las criptomonedas: