La consultora estadounidense Civic Science hizo la siguiente pregunta: «¿cuál es, o sería, su principal razón para invertir en criptomonedas (como bitcoin o ether)?».
La pregunta tenía seis posibles respuestas: inversión a corto plazo; inversión a largo plazo; transacciones rápidas, baratas y seguras; cobertura frente a condiciones económicas adversas; independencia de la intromisión del gobierno; y «otras».
Un gráfico de la firma analítica divide las respuestas por edad. Se observa allí que la tenencia de bitcoin (BTC) como inversión a largo plazo lidera los sectores más jóvenes de la población encuestada. El porcentaje llega al 36% en el caso de los individuos de entre 18 y 24 años.
Por un lado, esto podría considerarse como algo obvio, si se tiene en cuenta la esperanza de vida. Pensar en guardar algunos bitcoins o, aunque sea, algunos satoshis, durante unos 5, 10 o 20 años, con la esperanza de que se incremente su precio, no parece algo tan descabellado cuando –de acuerdo con las estadísticas– a uno le queda todavía un buen tramo de su vida para disfrutar de los bienes y servicios que podrán adquirirse con ellos.
Pero, por otra parte (y sabiendo que es el sector joven de la población el que más conoce sobre bitcoin), es un indicador, quizás, de que la criptomoneda promueve en sus usuarios preferencias temporales bajas y una mentalidad a largo plazo con relación a las finanzas, indicó Criptonoticias.
Estas preferencias temporales bajas refieren al hecho de reducir gastos presentes para beneficiarse de la valoración futura del activo. Esto es algo que ocurre con bitcoin, pero no con las monedas de los Estados pues todas ellas son inflacionarias.
El reconocido bitcoiner coreano-estadounidense Jimmy Song está convencido de que BTC –a diferencia del dinero fíat– promueve la virtud de la prudencia. Así lo dijo durante su participación en una conferencia en la que detalló: «el dinero fíat es lo opuesto y puede verse en las enormes deudas que todo el mundo tiene»
El estudio de Civic Science indica que, dentro de los encuestados mayores de 55 años, se destacan numéricamente (28%) quienes ven a bitcoin como una inversión a corto plazo. «Muestran mucha más tolerancia al riesgo financiero», detalla el informe.
Podría suponerse –pues el estudio no indaga en los motivos– que esto ocurre porque el porcentaje de su patrimonio que están dispuestos a invertir en BTC es menor que el que pondrían las personas más jóvenes. De este modo, la volatilidad de la criptomoneda no les afectaría tanto por tener una cartera más diversificada.
Otra posibilidad que explicaría esta respuesta es que este sector etario tenga un menor conocimiento sobre bitcoin y sus ciclos de mercado. Pues –a menos que se posea una gran habilidad para el trading– es menos probable que alguien pueda obtener una rentabilidad importante con BTC en períodos cortos, a que la obtenga por hodlear el criptoactivo unos años.
¿Cuántos dejaron de trabajar gracias a bitcoin? Y otros datos curiosos
Civic Science en su informe da otros datos interesantes y curiosos. Por ejemplo, una de las preguntas delata que 4 de cada 100 encuestados dice haber dejado de trabajar, gracias a las ganancias obtenidas por inversiones en criptomonedas.
Vale aclarar que esta pregunta fue respondida por 6.741 estadounidenses. Esto es el 0,02% de una población de 329,5 millones de personas, por lo que no puede considerarse una muestra significativa.
Otra de las preguntas fue: «¿las inversiones en criptomonedas han incrementado tu riqueza personal?». El 54% de las 1.764 personas que respondieron, dijo que sí. Téngase en cuenta que la encuesta fue realizada entre el 21 y el 28 de octubre pasado. Por esos días, BTC acababa de alcanzar su último precio máximo histórico, y muchas altcoins también incrementaron considerablemente su precio.
La última pregunta del estudio de Civic Science deja un resultado curioso, si se tienen en cuenta las respuestas anteriores. «¿Espera ser más rico que sus padres como resultado de sus inversiones en criptomonedas?» fue el interrogante, y el 72% de los encuestados respondió que no. El 17% dijo «tal vez» y solo el 12% está convencido de que así será.