Hasta no hace mucho la idea del robot estaba estrictamente asociada a la ciencia ficción. Pero la robótica aplicada a la industria tiene poco de ficción, pero sobre todo tiene una presencia cada vez más extendida en los procesos productivos, logísticos y de comercialización en un número creciente de sectores manufactureros.
Aunque no lo percibamos en forma observable cada vez son más los productos que consumimos en cuya fabricación intervinieron robots.
En la actualidad y en una perspectiva aceleradamente creciente para los próximos 10 años, el robot está convirtiéndose cada vez más en un commoditie, en definitiva una herramienta para la automatización, que lo que más aporta es su flexibilidad para adaptarse a los cambios de tarea y/o producto.
Tecnologías como la de los robots, pero también como, por ejemplo, los AGV, o vehículos de guiado automático (‘Automatic Guided Vehicle’) para uso industrial o la misma Inteligencia Artificial (IA), los sistemas de visión, son herramientas clave para la automatización, pero no una de cualquier tipo, sino la de una generación.
Ya no se trata de la automatización rígida típica de los años sesenta, donde se imponían las tareas repetitivas, y en tiempos y cantidades relativamente invariables, sino que ahora se usan preferentemente para realizar "short run productions", una expresión en inglés que, sin embargo, usan mucho los japoneses, para indicar la necesidad de muchas plantas de realizar producciones a corto plazo, como se denomina a un ciclo de producción en el que se fija al menos un factor como base para que los demás sean fluctuantes.
Según una encuesta global realizada por Accenture, el 60% de las compañías líderes aumentó en el último año sus inversiones en robótica y automatización robótica.
El mismo estudio mostró porcentajes similares para la inversión en cloud security; internet de las cosas (IoT); e Inteligencia Artificial, lo que lo lleva a concluir que desde ahora en adelante las firmas que aspiren a ampliar su misión necesitarán tecnología en todos sus procesos.
La tendencia por la automatización de la industria va en aumento y seguirá creciendo, pues con estas soluciones las tareas pueden hacerse en menor tiempo, con mayor seguridad y eficientizando costos, además de que se generan menores pérdidas por defectos de fabricación.
Todo esto es largamente conocido por los especialistas de la industria, desde hace tiempo, pero la pandemia marcó un antes y un después para la robotización industrial.
Según datos de la Federación Internacional de Robótica (IFR), con sede en Fráncfort, Alemania, las compras estadounidenses de robots industriales alcanzaron un récord histórico en 2020. El informe llevó al analista internacional Andrés Openhaimer a afirmar que la actual pandemia de coronavirus puede estar marcando el comienzo oficial de la era de la automatización.
Despejado el prejuicio sobre la verdadera impronta, presente y futura, que la robotización tiene en la realidad productiva contemporánea, se impone desactivar otro preconcepto, en este caso el que señala que estas tecnologías son una posibilidad sólo accesible para empresas de gran porte, preferentemente multinacionales.
Les tengo noticias: las pymes no tienen vedada la robotización.
Para ser concretos: una pyme puede robotizar aspectos medulares de su producción con menos de u$s5.000.
No hay un problema de costos, sino de difusión de estas soluciones dentro del ecosistema industrial y también de estrategia, de visión por parte de las compañías.
Los más recientes estudios demuestran que el recupero de la inversión para colocar una célula robotizada en una pyme tarda menos de dos años, netamente por debajo de los plazos que demandan otras inversiones en infraestructura.
La realidad es incluso más contundente: no solo que la automatización es ´pymefriendly´ sino que las firmas de este sector la deben incorporar en forma imperiosa para potenciar su alta capacidad de generación de empleo, atributo que las lleva a ser las responsables del 70% de los puestos de trabajo en Latinoamérica, porcentaje que en la Argentina llega al 80%.
Una noticia más y otro prejuicio menos: la robotización no genera pérdida de empleo.
En nuestra experiencia no sabemos de ningún caso donde se hayan perdido puestos de trabajo por robots. Si sabemos, en cambio, que sin robotización, una empresa puede cerrar.
La automatización, en cambio, potencia la creación de empleo por una doble vía:
- Reperfila posiciones suprimiendo en muchos casos los aspectos más penosos y repetitivos de un proceso habilitando a sus colaboradores responsables a que se desplacen hasta nuevas actividades con mayor involucramiento subjetivo y más gratificantes
- La capacidad de la robotización de ampliar la escala de la producción abre un círculo virtuoso de reforzamiento de puestos para atender internamente esa expansión, pero además impulsa puestos indirectos por su efecto expansivo en la economía concebida en su conjunto
De acuerdo al último estudio "Future of Jobs 2020" (Octubre 2020), el 34% de las empresas tiene previsto ampliar su nómina debido a la integración de la tecnología.
El estudio calcula que pueden surgir a mediano plazo 97 millones de nuevas funciones más adaptadas a la nueva división del trabajo entre humanos, máquinas y algoritmos.
Hay claramente un gran campo de desarrollo para las pymes en la robótica.
Las empresas de robótica, en tanto, tenemos tareas indelegables que afrontar.
Entre otras, debemos acompañar a las pymes con servicio, tanto de pre venta y post venta, como también con interacciones con los clientes basadas en la más alta y fluía experiencia de usuario y con capacitación, para que las empresas se puedan independizar y seguir aumentando la robotización en forma autónoma.
* Por Guido Trenti, socio fundador de Suru representante oficial de Epson Robots Argentina