Las franquicias, al ofrecer un "negocio llave en mano", siempre fueron una opción para quienes contaban con unos ahorros y querían invertirlos para tener su propio local y ser sus propios jefes.
Sin embargo, la pandemia provocó que los comercios que usaban esta modalidad –que en su mayoría se dedicaba a actividades presenciales– redujera su facturación como el resto de los rubros.
Con el pase del aislamiento (ASPO) al distanciamiento (DISPO) en noviembre, la industria comenzó a recuperarse. Según datos de la Cámara Argentina de Franquicias provistos a iProUP, el 70% de las franquicias aumentó su facturación desde diciembre.No solo eso, la Guía Argentina de Franquicias (GAF) comparte con iProUP las siguientes cifras:
- Más de 200 empresas operan bajo esta modalidad, con 17.272 locales franquiciados
- La cantidad de firmas participantes creció casi 12% el último año
- Argentina es líder de la región en exportación de este formato: 500 puntos de venta en el exterior
- El sector representa el 22% de las ventas minoristas (2 puntos del PBI)
Pero ¿cuál es la clave para que un sector tan golpeado no sólo se recupere, sino que además se expande en el país y el exterior?
Apoyo
Roberto Marcelo Russo, director de la GAF, afirma a iProUP que este sector funcionó mejor, en líneas generales, que los negocios independientes, por la contención de las empresas: "En algunos casos, sobre todo el año pasado, se flexibilizó el pago de regalías, se lograron mejores acuerdos o financiaciones. Los franquiciantes apoyaron mucho a sus franquiciados".
Carlos Canudas, director del Estudio Canudas, que se especializa en esta modalidad, remarca a iProUP que "las virtudes del sistema llevaron a que solo el 15% de las franquicias hayan cerrado sus puertas comparados con el 25% de los establecimientos independientes que dejaron de existir".
"Factores como la economía de escala, la asistencia continua por parte de los franquiciantes, la rápida adaptación a la virtualidad y a las ventas online llevaron a que se soportara mejor la pandemia", dice.
Las dark kitchnens fueron una de las franquicias que más crecieron durante la pandemia
Por su parte, Pablo Cappa, director de LEPUS Consultora en Franquicias, afirma a iProUP: "Todos los comercios que sufrieron restricciones para abrir sus puertas al público se vieron muy afectados. Si bien las alternativas de venta online, delivery o take away fueron de ayuda, en muchos casos no compensaron sus ventas habituales".
En este sentido, Cappa indica que "muchas empresas le han 'puesto cabeza' a la situación y reconvirtieron sus negocios a nuevos formatos para sobrevivir. Las dark kitchens, las ventas cruzadas con alianzas entre marcas, la inversión en tecnología para transformarse a la venta online e incorporación de nuevos productos, entre otras estrategias, permitieron que continúen operando".
Según la Guía Argentina de Franquicias, los rubros con mayor evolución fueron indumentaria (45%) y gastronomía (23%), gracias a la apertura de comercios. "Lo que creció mucho fueron las franquicias de dietéticas, producto de un cambio de consumo de los argentinos que tienden más a la comida saludable", revela Canudas.
El salto a la virtualidad
El coronavirus y la aceleración hacia lo digital dispararon la creación de lo que se conoce como franquicias virtuales, entre las que se destacan la cadena de heladerías Pérsico y la fábrica de chocolates artesanales La Pinocha.
"Al principio de la pandemia fue complicado, ya que no podía salir nadie. Luego de mucho análisis, rompimos el concepto de franquicia tradicional y desarrollamos las virtuales. Esto nos sirvió para crecer en territorialidad y llegar a lugares más lejanos", confía a iProUP Emiliano Baratz, Gerente Comercial de La Pinocha.
"Nuestra evolución fue de nueve franquicias físicas a 15, más siete zonas virtuales. A su vez, lo digital nos llevó a crecer también en la comunicación por Internet: pasamos de 22.000 seguidores en Instagram a los más de 96.000 actuales", completa.
Según el ejecutivo, "los consumidores adoptan cada vez más las redes sociales como un punto de contacto con la marca, teniendo en cuenta que, además, pueden completar su compra por Whatsapp sin necesidad de trasladarse a una tienda".
Las plataformas de educación también fueron una de las franquicias que más crecieron por su posibilidad de virtualziación
En el rubro indumentaria, Dinamarca decidió reinventarse y actualmente propone un nuevo modelo de negocio digital que se suma al tradicional. De esta forma, ofrece la licencia de la marca para venta online, que cuesta mucho menos: u$s15.000, contra los u$s50.000 del formato físico.
Las empresas de capacitación también lanzaron franquicias virtuales. Marcas como Eddis Educativa, Instituto Balcarce o IAP, son algunos de los muchos ejemplos. La modalidad de formación pasó a realizarse bajo formato online por las restricciones a la presencialidad, y resultó exitoso.
"Tuvieron que adaptar su sistema a franquicias virtuales, incorporando plataformas de elearning y desarrollando una actividad combinada", comenta Russo.
El modelo dark kitchen
En el rubro gastronómico, uno de los más golpeados, surgió la solución de las dark kitchens o cocinas ocultas, que permiten otorgar una franquicia, aunque no se posea una tienda física. Así, los restaurantes pueden vender desde sus cocinas, aunque el salón comedor esté cerrado, y hasta alquilarles sus instalaciones a otras marcas.
"De esta forma, varias firmas pudieron llegar a zonas en las que no tenían presencia, viéndose beneficiadas por las apps de delivery y entregando productos desde la cocina oculta", dice Canudas.
Uriel Krimer, cofundador de Markópolis, expresa a iProUP que su empresa ofrece "una franquicia tradicional por la cual se le da al franquiciado todo el know how y las herramientas necesarias para tener un negocio exitoso, evitando los errores de los que ya aprendimos".
"A diferencia de los modelos tradicionales, tiene muchos beneficios económicos, ya que la estructura de costos fijos tiene una incidencia muy baja", completa. Lo que hizo la pandemia fue acelerar este modelo disruptivo y permitirle a muchos jugadores gastronómicos animarse a probarlo. Según Krimer, cuya empresa tiene dark kitchens en la ciudad de Buenos Aires y su dark store Media Naranja Market, ofrecen dos modalidades:
- El que abre un local y opera desde cero: invierte, arma la cocina, gestiona la habilitación y otros trámites
- Gastronómicos con locales tradicionales y alta capacidad ociosa, que buscan inyectarle facturación
Actualmente la empresa trabaja, por ejemplo, con cervecerías con una superficie muy importante y equipo armado, pero cuando empezó la pandemia dejaron de operar en forma presencial. "Se vieron con una estructura de costos muy grande, muchos gastos fijos y variables que asumir cuando la facturación les había caído a cero", revela el ejecutivo.
Y añade: "Confiaron en nosotros para contratar la franquicia, utilizando su estructura existente, equipamiento y personal. Sin mucha inversión o, a lo sumo, para adquirir equipamiento específico, un costo marginal. Con esto lograron inyectarle volumen a una cocina y a un local totalmente ocioso sin grandes desembolsos".
Un caso interesante es el de Almacén de Pizzas, que sumó la franquicia del modelo dark kitchen. Esto le permitió llegar a nuevos lugares: abrió dos cocinas oscuras en Perú y proyecta hacer lo propio en Uruguay, Paraguay y ciudades de Argentina.
¿De qué inversión estamos hablando?
En general, las franquicias que tienen mayor movimiento son las llamadas low cost, que proponen una inversión promedio por debajo de los u$s35.000.
"Pizzas, empanadas, heladerías, sushi, hamburgueserías, casi todas concentradas en la venta por delivery y take away. Sin espacio para comer en el lugar, locales chicos y baja cantidad de personal", completa Canudas. Y añade que "en la mayoría el tiempo de recuperación de la inversión es de no más de 24 meses, aunque los contratos se firman por cinco años".
En el caso de La Pinocha, en su momento, la inversión para una sucursal virtual era de $600.000, su recupero estimado rondaba los tres meses y el contrato era anual. Por su parte, las franquicias físicas requieren de una inversión total de unos u$s23.000 con local llave en mano y el repago se ubica entre los 16 y 24 meses.
En el caso de las dark kitchen franquiciadas por Markópolis, Krimer señala que hay dos tipos de inversiones:
- Encontrar un local y equiparlo desde cero, más las habilitaciones y obras para armarlo, ronda los u$s30.000
- Para los gastronómicos que ya tienen el local armado, personal y equipamiento y sólo adaptarlo, la cifra es más baja: u$s14.000
Según Krimer, ambos modelos son modelos de franquicias low cost, ya que cobran "apenas u$s11.000 de ingreso, que si bien es mucho dinero, para ingresar a un negocio de este tipo es poco".
"Nuestro modelo tiene como particularidad que se recupera la inversión bastante rápido, el riesgo es bajo y está diversificado porque en una misma cocina operás comida japonesa, milanesas, pastas, postres, sándwiches. Es decir, está diversificado en temporadas, tipos de productos y segmentos de poder adquisitivo", detalla.
Finalmente, el gurú del fenómeno "dark" subraya que "quienes pudieron testear en este año y medio el modelo de delivery están contentos, se dieron cuenta de que son rentables y eficientes. Van a profundizar la inversión y ver cómo combinar lo virtual con lo presencial".